- Satisfacción y emoción a partes iguales le brotaban a Miguel Ángel Vera Ayanz (Monreal, 1941) al pisar el verde del campo de Salesianos donde el pasado sábado jugaban los equipos Unciti y Zaldua la final del Trofeo 50 Aniversario Torneo Higa de Monreal, que él fundó. El trofeo era parte de la celebración de la efémeride que se conmemorará el próximo 10 de junio en Monreal. “Me han llamado para que entregue la copa, y aquí estoy. ¡Me hace muchísima ilusión! ¡Me parece mentira haber llegado hasta aquí!”, expresaba.

Echaba después la vista 50 años atrás. Corría el año 1970 y vivía en Monreal. Acababa de regresar de Madrid en donde había prosperado con su trabajo de perito mercantil.

Un accidente de coche en el que murieron dos jóvenes de su pueblo cuando volvían de fiestas de Ororbia le hizo reflexionar. “Yo era de temperamento inquieto y llegué a la conclusión de que era preciso organizar algo para que los jóvenes de Monreal estuvieran contentos y en el pueblo. Así monté el campeonato”, recordaba sin aspavientos.

Comenzó a recorrer los pueblos en busca de equipos. Consiguió los primeros 8 y la temporada 1971-72 fue la primera del hoy Torneo Higa de Monreal -Fútbol Txapelketa. Poco a poco, narra, la fama del campeonato se fue extendiendo y llegaron a contar con 24 equipos en un año, con clasificación A y B. “Los primeros años fueron gloriosos”, rememoraba al tiempo que refería al fútbol de esa época. “Nada que ver con esto. ¡Qué campos, qué hierba!; ¡qué balones!. Los nuestros pesaban más que nosotros. No había móviles. Para coger los resultados, llamaba a las centrales de los pueblos y me los daban. Yo mismo los llevaba con el coche al periódico escritos en un papel para que los publicaran. 50 años dan para muchas anécdotas. ¡Las hemos pasau canutas!, exclamó.

Entre sus apuros, señalaba el problema que era encontrar árbitros. Reconocía que en este cometido tuvo la gran suerte de contar con su amigo, Jesús Goñi Imirizaldu, de Noaín, árbitro del Boscos. “Fue todo para mí”. Transcurrida la primera década, consideró Miguel Ángel que “ya había creado escuela”. Su responsabilidad y sus obligaciones laborales no le permitían dedicarle más tiempo al torneo y pasó el testigo , que fue de mano en mano, hasta hoy.

En esta trayectoria, destacan, entre otros, tres nombres propios: Pello García (Zaldua) Enrique García (árbitro) y Alberto Ribera (Bidezarra). Son los que tienen mérito. según Vera.

El relato sigue con ellos. Entre los tres se reparten la tarea: Alberto, fichas, sanciones... Enrique, exclusivamente árbitros, Pello, clasificaciones, horarios, señalamientos. resultados... Cuentan que, al principio, la organización se hacía a turnos por equipos: Elomendi (Monreal), Izalsa (Iza) Beriáin, Rajatabla (Izurdiaga), Zaldua (Arakil)... Después, recayó en las personas.

Atribuyen el mérito a los jugadores y, fundamentalmente, al delegado de cada equipo. “Es una figura clave, la persona que organiza a su grupo; hace lo posible porque todo funcione y salva las dificultades”, explica Pello. Añaden que el número de equipos participantes ha sido de 14 a 15 por temporada, llegando a 22 en un momento clave. Fue en 2013, un hito, con la absorción del desaparecido Torneo Valizarbe. Los equipos proceden del entorno de Monreal, Pamplona, Unzué y Arakil. En total, han pasado más de 70 y suman alrededor de 1.500 jugadores. En la actualidad cuenta con 12 equipos que han sobrevivido al largo parón de la pandemia. Su franja de edad es muy amplia (de 18 a 50 años). Y el compromiso difícil de mantener “porque no es un torneo oficial”, dicen.

“A diferencia del Torneo de Boscos, (zona de Pamplona), el de la Higa de Monreal es “el torneo de los pueblos”. Se juega en sus localidades y respetando su campo siempre que es posible. También hay alguno de la comarca de Pamplona. “El torneo ha favorecido las relaciones entre los pueblos. Son muchos años”, recalca Pello.

50 años después de aquella realidad que construyó Miguel Ángel, el torneo se mantiene y tiene futuro ya que esperan nuevas incorporaciones. Ha sabido adaptarse a los tiempos y, aunque estos cambian, ilusión, pasión, rivalidad y amistad permanecen. Así es el fútbol. Torneo Higa de Monreal, la historia continua.