Por primera vez en la historia, la selección argentina, con Leo Messi a la cabeza, disputará un partido en El Sadar. Recién proclamados campeones de la Finalissima ante Italia (3-0), llegan a tierras navarras para jugar un amistoso contra Estonia. Un acontecimiento único que ningún argentino se quiere perder. "Es increíble, no me lo hubiese imaginado nunca", menciona Felipe Burset, un joven de 22 años de Buenos Aires que lleva cinco meses en Pamplona vistiendo la camiseta del Burladés. Junto a él, Marcelo Sánchez, rosarino asentado en Navarra desde hace treinta y tres años, concuerda con sus palabras. "Es una oportunidad única, el que se lo pierda€ no creo que vuelva a jugar Argentina acá".

Marcelo irá el domingo a la cancha con sus dos primos, Lucho y Federico Pognante, y unos cuantos amigos más que, como no podía ser de otra forma, iniciarán la jornada con un asado. "Somos veintidós y vamos a hacer un asado. Hemos quedado a las 12.00 horas, imaginate como vamos a llegar" señala Federico mientras su hermano sonríe. "Va a ser un domingo largo, pero más largo se nos va a hacer el lunes, pero vale la pena", añade Lucho. Estos dos hermanos llegaron a Pamplona hace veintitrés años para conocer a su familia navarra. Junto a Marcelo, se criaron visitando el Centro Navarro de Rosario. Una vez que pisaron Pamplona, no quisieron regresar.

La estampa de camisetas y banderas argentinas en los aledaños de El Sadar llamó la atención de Edgardo Barreto, miembro del consulado de Boca Juniors en el País Vasco y originario de la Zona Sur de Quilmes, que se encontraba comprando las entradas. "Estuve en el entrenamiento en Bilbao. Estoy ansioso. He visto a la selección en Argentina, pero hace años", comenta, reafirmándose en la expectación por la Albiceleste. "Olvidate, estamos nerviosos por las expectativas con el triunfo de este miércoles. Me parece que este año es nuestro para salir campeón. Este es el año de Messi, se lo merece el pibito con todo el esfuerzo que hizo".

Al grupo se les unió Federico Accursi, Colo, también rosarino que está realizando un doctorado en Economía, y Luis Firpo, fanático de Tigre y en Pamplona desde hace dieciséis años. "Tengo muchas ganas de venir al partido porque siempre salgo a correr y suelo pasar por acá. Es muy lindo y que mejor que verlo con Argentina", dice Colo, previa respuesta de Luis. "Yo he estado viendo partidos de Osasuna y está frío, a pesar de que me gusta, están todos correctitos y al que dice una mala palabra, cogen, lo agarran y se lo llevan. Allá es una cosa distinta", señala Luis, que cumplía 76 años en el día de ayer.

La mística del fútbol argentino es algo único. Los días de partido se convierten en un ritual que comienza cuando sales de la cama y tiene su punto álgido en el momento que pisas el estadio, algo que asegura Felipe. "Este partido va a ser lo más parecido de volver a allá al fútbol argentino. Va a haber buen ambiente, esperemos que se escuche cantar. Un clima más de casa, de cancha". Esta afirmación es compartida por el resto de compatriotas, que aseguran que no hay nada parecido como ver un partido en Argentina, algo que para Marcelo no se puede asimilar en las imágenes que llegan aquí. "Lo que puedas ver en video, no llega ni al diez por ciento de lo que podés sentir cuando estás allí", sentencia el rosarino mientras que su primo Lucho confía en trasladar ese ambiente a El Sadar."Lo que más extraño es ir a la cancha de (Rosario) Central. El domingo espero que sea algo parecido a eso", algo que también espera Colo, aunque añade que "el olor a chori afuera del estadio no se puede igualar".

Si se tuviese que definir a la hinchada argentina sería con la palabra pasional. Da igual el torneo, los jugadores, el seleccionador o donde juegue, como dice el famoso cántico: Vamos, vamos Argentina; vamos, vamos a ganar; que esta banda quilombera no te deja de animar. "A mí lo que realmente me pone fanático mal es la selección, me hace llorar, me emociona mucho", señala Felipe, que pese a que solo ha visto a Argentina proclamarse campeón en dos ocasiones (la Copa América de 2021 y la Finalissima de esta semana), no deja de alentar a su equipo. "Podés cambiar de todo, de partido político, religión, lo que sea€ pero no de equipo, y ni pensar de selección", reitera Luis.

En la misma sintonía responde Lucho. "La pasión la seguimos teniendo, aunque estemos a 12.000 kilómetros, eso no se paga. Yo me levanto un martes a las 3.00 para ver un partido. No sabés las broncas que tengo cada vez que celebro un gol". Pero, ¿a qué se debe este fanatismo? Colo tiene claro el motivo. "Somos muy amigueros y el fútbol es como el canal para tener toda esa amistad que se sigue cultivando con el deporte, juegues o no, nos gusta compartir".