pamplona - Gabriel Enguema es un rara avis del boxeo, prácticamente una especie en peligro de extinción. El luchador, cuya madre es de la pequeña localidad navarra de Luquin (130 habitantes), compite en peso pesado, categoría que lleva sin celebrar Campeonato de España desde 2004 debido a la ausencia de competidores.

“Aquí la media de altura es de 1,70 o 1,80 y los altos se meten a baloncesto o balonmano”, cuenta el fornido boxeador, que alcanza los 1,97 metros y ha competido en Francia, Alemania, Croacia y Rusia.

Mucho antes de viajar por Europa de ring en ring, Gabriel era un chaval que pasaba sus vacaciones en Luquin, el pueblo de su madre. “Hasta los 18-19 años me pegaba ahí todas las vacaciones. Hacía vida de pueblo: recoger patatas y espárragos con mi abuelo y también iba al frontón y a la piscina”, cuenta Gabriel, que el 24 de mayo peleará contra Álvaro Terrero en Alcorcón por el Campeonato de España.

Pero, ¿cómo acabó este medio navarro en el mundillo del boxeo? La historia es cuanto menos curiosa. “Trabajaba en un hotel de cocinero y delante estaba el gimnasio Barceló, que es de los más prestigiosos de Madrid y decidí apuntarme”, explica. Fue picándole el gusanillo y se proclamó campeón amateur de Madrid y de España. Los buenos resultados le hicieron dar el paso al profesionalismo y, en aras de mejorar su rendimiento, colgó el delantal para dedicarse a los guantes por completo.

“Entreno 5 ó 6 días mañana y tarde”, explica sobre una rutina que incluye parte técnica, gimnasio, ejercicio cardiovascular y deportes como la natación para terminar de completar la preparación.

Gabriel presenta un balance de 9-8 en sus 17 combates. Puede parecer que son pocos para sus 34 años, pero la realidad es que la primera vez que se subió a un cuadrilátero fue con 26 años. Sobre su estilo, prefiere no compararse con nadie pero explica que es “bastante técnico” y con gusto por la media-larga distancia para hacer valer su espectacular envergadura.

Confiesa que no va al pueblo todo lo que le gustaría, que entre la bulliciosa vida madrileña y la tranquilidad de Luquin, elige lo segundo y que por dentro se siente navarro.

Ahora el púgil debe dar un paso más en su carrera y proclamarse campeón nacional. No lo tendrá fácil pues avisa que Terrero “es fuerte y no regala nada” y espera un combate “disputado”.

Gabriel mira de reojo a otro de los referentes del boxeo navarro: Rubén Díaz, que ya sabe lo que es ser campeón de España. “Rubén es muy fuerte, siempre va muy bien preparado y es muy valiente”, expresa Enguema.

Gabriel declara que lo dará todo el 24 de mayo y que no va a escatimar nada de esfuerzo en la preparación para el duelo. Esfuerzo que quizás le sirva para pasear por Luquin el cinturón de campeón del peso pesado.