vitoria - La Euroliga más salvaje de la historia ya está aquí. Por primera vez desde su nacimiento allá por el año 2000, un total de dieciocho equipos inician pasado mañana un trayecto repleto de obstáculos hacia la gloria de Colonia. El majestuoso Lanxess Arena alemán, el escenario que toma el relevo del Buesa Arena como sede de la Final Four, coronará el 24 de mayo del 2020 al campeón. Defiende título un CSKA ya huérfano de sus grandes estrellas y la nómina de aspirantes es amplia con no menos de diez equipos que parten, a priori, con la esperanza de colarse entre el selecto grupo de cuatro elegidos en busca del trono continental.

A lo largo de 34 jornadas será un disfrute constante para los aficionados, que podrán degustar cada semana el caviar más sabroso gracias a un puñado de jugadores de relumbrón que para sí los quisieran en la NBA. Si el nivel de la máxima competición ya era espectacular en los últimos años, los galácticos fichajes de este pasado mercado estival procedentes de la mejor liga del mundo la van a colocar en otra dimensión aún más fascinante para los buenos amantes de este deporte.

Amanece una nueva edición donde el Baskonia se encontrará con una competencia mayor si cabe que la de los últimos tiempos a la hora de intentar inmiscuir su figura en la zona noble. Por delante ocho meses de competición de extrema dureza a nivel físico y mental que pondrán a prueba la solidez de los participantes, obligados en algún momento a dosificar fuerzas y levantar el pie del acelerador para llegar lo más enteros posibles al momento culminante.

Tras cuatro temporadas consecutivas en las que el inquilino del Buesa Arena ha certificado el billete para el Top 8 -en la 2015-16 llegó a colarse en la Final a Cuatro de Berlín-, el desafío volverá a consistir en dejar atrás a clubes con presupuestos astronómicos que llevan anclados en la mediocridad mucho tiempo y no han hallado la pócima del éxito.

Volver a tutear a los gigantes del Viejo Continente no parece algo sencillo y la grave lesión de Jayson Granger a las primeras de cambio complica todavía más el panorama, pero el carácter competitivo del Baskonia cada vez que actúa lejos de sus fronteras ya ha quedado patente en infinidad de ocasiones. De ahí que nadie deba subestimar las posibilidades de un maratoniano azulgrana obligado a afrontar un calendario infernal al comienzo con tres salidas consecutivas (Zalgiris, Khimki y Fenerbahce). Un ejercicio más, hacerse fuerte en el Buesa Arena se perfila como la principal premisa para satisfacer un objetivo que, año tras año, se torna cada vez más complejo y áspero debido al ingente desembolso de los rivales directos en materia de fichajes.

un puñado de aspirantes Desde el cambio de formato a un sistema de todos contra todos, la Euroliga se ha convertido en un reclamo en todos los sentidos. Apenas hay cenicientas y rara vez algún partido carece de encanto, si bien tres equipos están dominando con puño de hierro el torneo. El CSKA de Dimitris Itoudis, el Fenerbahce de Zeljko Obradovic y el Real Madrid de Pablo Laso han sido los últimos campeones. Incapaces de faltar a su cita habitual con la Final Four, parten otra vez como favoritos. Lo único que ha bailado en el trienio más reciente está siendo la identidad del cuarto pasajero. El Olympiacos se coló en la campaña 2016-17 en la gran fiesta del baloncesto europeo en Estambul, el Zalgiris dio la sorpresa un año más tarde en Belgrado, mientras que el Anadolu Efes se hizo acreedor a un merecido billete para el magno evento en mayo de este año en Vitoria.

En esta ocasión, hay nuevos aspirantes que han invertido mucho y bien para tratar de romper su mal fario. Por encima de todos destaca el faraónico proyecto de un Barcelona que ha tirado la casa por la ventana y dispone del presupuesto más grande en la historia de la competición. También reclaman su trozo del pastel el Efes que ha retenido a Larkin y Micic o un Armani que apunta interesantes maneras con Messina en el banquillo y la flamante apuesta por el exbaskonista Scola.

Los rusos del Khimki y del Zenit San Petersburgo, que ha obtenido la wild card por parte de Jordi Bertomeu para participar por primera vez, prometen ser otros peligrosos escollos del Baskonia en su camino hacia el Top 8, sin obviar a los sempiternos Panathinaikos y Olympiacos, venidos a menos últimamente pero con capacidad para resurgir en cualquier momento. Otro laureado clásico como el Maccabi acumula excesivos sinsabores de un tiempo a esta parte, pero en principio es otro que promete dar guerra a poco que acople a sus muchos fichajes. Por último, queda la duda respecto al papel de Zalgiris, que se ha destapado como una china en el zapato de los poderosos bajo la dirección de su gurú Jasikevicius.

Acaso los alemanes del Bayern Munich y Alba Berlin, el Estrella Roja serbio, el Asvel francés de Tony Parker o el Valencia Basket sean los conjuntos que, sobre el papel, parten con objetivos menos ambiciosos. Cualquiera de ellos, eso sí, se encuentra capacitado para dar un susto al más pintado, especialmente cuando actúen como locales.