En un párrafo

on toda la que está cayendo, y con todo lo que queda por caer, resulta chocante, casi enternecedor, el optimismo desaforado de algunas federaciones y competiciones, a las que muy seriamente vemos hacer planes para volver a la actividad en mayo o incluso en la segunda quincena de abril. ¿Es que no ven ni la tele? El mantra de “hay que acabar las ligas” por delante de cualquier otra consideración, incluso del ejemplo de lo sucedido en China. Si allí, donde la cuarentena ha sido cuasimilitar, mucho más estricta que la de aquí, la Liga de baloncesto va a parar dos meses y medio, y la de fútbol un mínimo de tres, habrá que pensar que aquí nos vamos a plantar casi a finales de junio sin poder jugar, y con los deportistas profesionales con contratos caducados o a punto de hacerlo. Muy bonitos los castillos en el aire de los directivos, pero que nadie trate de subirse a ellos, que según se acerque junio ya se irán desvaneciendo.