stá la temporada como para hacer pronósticos. Segunda carrera y segunda sorpresa, un poco menos eso sí, ya que de todos son conocidas las capacidades de la austriaca KTM cuando las nubes descargan. Y en Mandalika, como buen clima tropical, lo hizo y con ganas hasta el punto que en algún momento incluso se dudó de que la carrera podría seguir celebrándose por los extensos parches de agua y el spray que formaban las motos y que prácticamente no dejaba ver nada.

Oliveira sacó buen provecho y no tuvo rival a su alcance, subiendo de nuevo a lo más alto. Con esta son ya tres temporadas seguidas en la que el joven portugués gana una carrera, un dato remarcable contando que la moto naranja parece a todas luces la moto menos evolucionada de la parrilla.

No pudimos ver rival porque uno de los que mejor se mueve también en estas circunstancias, Marc, no pudo tomar la salida tras su fortísima caída en el warm up que lo llevó directo al hospital. Parece que fue más por precaución pero el traumatismo craneal fue grave y esperemos que quede ahí y no se repitan episodios de visión doble como los que ya ha sufrido.

Y todo viene porque durante todo el fin de semana Márquez ha estado pilotando al límite intentado volver a encontrar el feeling con el tren delantero en esta tan nueva Honda. El que ha sido uno de sus valores añadidos en su pilotaje, la frenada fuerte y entrada en curva, ha desaparecido y a Marc le cuesta encontrar ese punto que le haga ser el piloto que era, y no otra más vulgar y suave. Ese no es el ADN del de Cervera pero sí es el ADN de la Honda para este año. Y tendremos que ver dónde va a encontrar el equilibrio, sin poner en riesgo su maltrecho cuerpo, que ya empieza a pedir una tregua, pero tendrá que ser pronto. Y no se puede permitir más carreras en blanco, ya que así es imposible intentar ir a por el mundial. Y ese es sin duda su objetivo para esta temporada.