Pamplona - El pirineo navarro, concretamente Isaba y Belagua, fue el lugar escogido por la Fundación Sos Himalaya-Iñaki Ochoa de Olza para celebrar sus 10 años de existencia. La fundación, creada por los padres y hermanos del añorado montañero navarro -fallecido en el Annapurna en mayo de 2008, cuando se retiraba del intento a cumbre del que sería su 13º ochomil ascendido-, preparó un programa que se prolongó desde el viernes hasta el domingo y el que se dieron cita alrededor de un millar de personas, que pudieron comprobar de primera mano la labor que esta pequeña iniciativa ha desarrollado a lo largo de este tiempo y los proyectos en los que actualmente está inmersa.

Así, Pablo Ochoa de Olza, presidente de la fundación, y Elena Sagaseta, responsable de la misma, recordaron que en estos años han reconstruido total o parcialmente 13 escuelas, un hospital y 289 viviendas que arrasó el terremoto de 2015.De igual manera, han colaborado económicamente con varios orfanatos, hospitales y escuelas. Actualmente, están inmersos en el proyecto de seguir dotando de recursos a un hospital que han levantado en la zona del Valle del Makalu, uno de los más aislados de Nepal, donde no llegan carreteras ni luz eléctrica todavía. Han conseguido hacer llegar todo lo necesario para atender a la población y hasta un generador que potabiliza el agua gracias a la energía solar.

La celebración incluyó la proyección de la película del escalador Iker Madoz Eskalatzen: nola eta zeinekin (Escalando: cómo y con quién), que posteriormente mantuvo una charla con los asistentes al cine de Isaba. De igual modo, se llevó a cabo una exposición de fotografías de Iñaki Ochoa de Olza en la Casa de la Memoria, así como, ya el sábado, una feria de artesanía, gastronomía y montaña que tuvo lugar en el frontón, un reto solidario, la proyección de la película La voz de Iñaki o una charla con el veterano montañero navarro Gregorio Ariz y el rumano Horia Colibasanu -compañero de cordada de Ochoa de Olza, del que no se despegó en tres días mientras este permanecía enfermo a 7.400 metros en el Annapurna-, llegado desde Timisoara (Rumanía) para la ocasión.

El domingo, finalmente, tuvo lugar la primera marcha montañera Iñaki Ochoa de Olza desde el Refugio de Belagua hasta Isaba por el Camino de los Contrabandistas, que reunió bajo un sol espléndido a 250 personas, y la posterior comida popular, que culminó la conmemoración con 240 participantes, antes de que se cerrara el fin de semana con el sorteo de diversos premios y la explicación por parte de SOS Himalaya del proyecto del Makalu y los pasos dados y a dar.

El sábado, ante cerca de 300 personas, en el anfiteatro de Isaba, tuvo lugar la mencionbada y distendida charla con Gregorio Ariz y Colibasanu, que también respondieron a las preguntas del público. Ariz, de 75 años y líder, entre otras muchas, de la expedición al Dhaulagiri que en 1979 significó la primera cima de un ochomil para una cordada vasco-navarra, comentó que “vivo la montaña con mucha menos ambición pero con igual pasión. Miro a la Mesa de los Tres Reyes y sé que no la voy a subir, pero lo disfruto igual que si lo hiciera, mientras paseo tranquilamente por alguna zona menos empinada. Las montañas son preciosas y hay que saber disfrutarlas en cada fase de la vida”. Él, que subió al Chogolisa en 1986 (7.654 metros), mientras la expedición al K2 que había liderado ascendía a la cumbre con Mari Abrego y Josema Casimiro, explicó que pese a la mercantilización de algunas montañas del Himalaya, “quedan muchos ochomiles donde hacer cosas: nuevas rutas, estilos, cumbres sin ascender”.

Mientras, Horia Colibasanu explicó que sigue recordando aquellos días de mayo de hace 11 años, porque “Iñaki fue mi profesor, mi compañero de cuerda y mi amigo. Y eso es así y así será”, y que para la primavera que viene tiene previsto volver a intentar la arista noroeste del Dhaulagiri con su compañero actual, el eslovaco Peter Hamor, con quien ya la intentó este mayo pasado sin éxito. “La ruta normal -arista nordeste- ya la subí hace mucho -en 2007-, así que esta línea nos atrae mucho. Entrenamos mucho y estudiamos mucho, pero no para ser los más rápidos, sino para reducir los riesgos al máximo”.

El rumano, de 42 años, y con 7 ochomiles en su haber -todos ellos sin oxígeno artificial, incluidos Everest, K2, Lhotse y Makalu, 4 de 5 de los más altos-, manifestó que “no me planteo objetivos a largo plazo, voy preparando año a año y disfrutando de cada expedición. Esta ruta nueva del Dhaulagiri es muy técnica y luego hay una arista larga hasta arriba, así que hay que prepararse muy bien y saber esperar y actuar, como siempre”.

Para finalizar, ambos montañeros quisieron recordar la figura de Iñaki Ochoa de Olza, destacando su “pasión e ilusión por lo que hacía”, en palabras de Ariz, y “su compromiso con las personas que quería y con la montaña”, según Colibasanu, que se despidieron del público ya entrada la noche del sábado y en mitad de un largo aplauso.

Deportistas. Fueron varios los montañeros navarros y deportistas de otras especialidades que se acercaron a Isaba. Estuvieron los montañeros Pitxi Egillor -primer navarro en ascender al Everest, en 1992, en una cordada en la que también iba Ochoa de Olza-, Óscar Fernández -Cho Oyu 2004- e Ignacio Barrio -Manaslu 2013 y Cho Oyu 2018-. Igualmente, se pudo ver al musher Baltasar Gallardo y a la atleta Maitane Melero, varias veces campeona de España de 3.000 y 5.000 metros e internacional con España.

Voluntarios. El intenso programa de actos pudo ser llevado a cabo gracias a la colaboración desinteresada de numerosos voluntarios, algunos de ellos llegados de diversas partes de España, que atendieron los distintos stands, lugares de reunión y diversos escenarios preparados. De igual manera, la Fundación quiso agradecer la ayuda del Ayuntamiento de Isaba, cuyo alcalde, David Baines, estuvo presente en varios de los eventos.