arama - Iker Irribarria continuaba paladeando ayer su victoria en la final del Manomanista. Tres años después de haber logrado su primer título en este campeonato, el pelotari de Arama conquistó el pasado domingo su segundo triunfo en este torneo tras vencer en Bilbao a Mikel Urrutikoetxea en una durísima final (20-22). El bicampeón reconoció que las dos txapelas le han dejado dos sensaciones “diferentes. La primera vino rápido. Viendo cuánto ha costado ganar la segunda y cuanto trabajo hay por detrás, esta nueva txapela tiene otro sabor”. Y es que el éxito sabe “mejor cuando te das cuenta cuánto cuesta llegar. Perder una final te entristece, pero creo que llegar a una final es como para alegrarse. Jugar una final es algo grande”.

Eso sí, la celebración de los dos títulos fue “igual, con los de alrededor, en el sitio de siempre. Espero celebrarlo así durante mucho años”.

Irribarria compareció ayer en su localidad natal para analizar el duelo ante Urrutikoetxea. Poco antes de atender a la prensa, le confirmaron que podrá estrenar el jersey de campeón hoy en Bergara, junto a Zabaleta, frente a Altuna y Rezusta. El aramarra reconoció que ganar el Manomanista “es especial. El campeón viste todo el año de rojo, tienes muchos compromisos, y para mí es el campeonato más bonito”.

En el pasado, llevar el color del campeón llegó a pesarle, pero el guipuzcoano confía en que esa situación no vuelva a repetirse este verano: “Hacía tiempo que no jugaba de rojo. A ver si se hace un año bonito. Para un pelotari es algo especial vestir de rojo durante el año y lo aprovecharemos”. “Cada uno decide qué presión se pone. Por ese lado, han pasado tres años y se aprende mucho. Creo que no somos tan buenos cuando ganamos y que cuando perdemos hacemos nuestro trabajo igual. Sabemos que el verano es largo, que habrá partidos y compromisos, y, si podemos, iremos a disfrutar, trabajaremos y veremos si hacemos un bonito verano. Se aprende con el tiempo y espero haber aprendido algo de aquella época”.

“Momentos difíciles” Irribarria se proclamó campeón a base de lucha y de confianza en sus posibilidades. El guipuzcoano se vio en dos ocasiones con cinco tantos menos que Urrutikoetxea, pero en esos instantes nunca pensó en arrojar la toalla; solo en poder hacer un tanto y recuperar el saque. “Fueron momentos difíciles. El descanso del 12-7 se hizo largo, y el 15-10 fue otro momento clave. Urrutikoetxea hizo dos o tres tantos seguidos. En esos instantes tienes que pensar en hacer un tanto, coger el saque, y no rendirte nunca. Urrutikoetxea también ha demostrado que no es un chaval que se rinda. Si te rindes, el partido se acaba enseguida. En esos momentos lo que se te pasa por la cabeza es que debes recuperar el saque sí o sí”.

En el camino hacia la txapela, Irribarria se ha visto con desventaja ante Víctor, Jokin Altuna y el propio Urrutikoetxea, pero siempre ha sido capaz de remontar el resultado a base de “experiencia, trabajo” y cómo es “cada uno. Siempre es mejor ir por delante. Las cosas van más fáciles. Cuando vas por detrás lo que toca es trabajar, y se hace a gusto viendo que estás en una final. En este campeonato ha tocado que sea así, otros años igual ha tocado estar siempre igualado y otros años, por delante. Son momentos difíciles pero, poco a poco, con la experiencia, vas detectando esos momentos clave”. Esa capacidad de resistencia en los instantes cruciales “se puede trabajar poco a poco. Muchos tienen ese instinto especial para detectar esos momentos clave, y otros lo tienen que trabajar más”.

Otro momento crítico llegó cuando cometió una falta de saque que supuso el 19-21. En ese instante se le pasó “todo” por la cabeza. “Pero, bueno, no había otra cosa que hacer más que restar y hacer cuanto antes un tanto para terminar. Pensé en seguir trabajando, porque a mí me quedaba menos que a él. Fue un fallo bastante grave, de los que no hay que hacer. Tengo mucho que aprender todavía”.

El bicampeón del mano a mano reconoció que ambos pelotaris cometieron “bastantes fallos” durante la final. “Pero, viéndolo por otro lado, hay que tener en cuenta a qué ritmo jugamos, que al principio ni dejábamos botar la pelota. Es difícil dar pocas oportunidades al rival en una final manomanista, y más aún jugando a ese ritmo y siendo un partido tan duro”.

Irribarria también fue crítico con sus saques: “En la parte final me faltó acercar más la pelota a la pared. Urrutikoetxea pudo restar dos o tres saques de sotamano, y cuando resta así pone las cosas difíciles”. El saque del aramarra sí resultó clave después del 15-10, cuando logró dos tantos así: “Entonces sí que le hice daño y me quedé a gusto”.

El bicampeón explicó que cambió de estrategia a lo largo del partido: “En la primera parte, Urrutikoetxea ponía la pelota muy alta, y es difícil darle de sotamano a esas pelotas. En la parte final pensé que era mejor que la pelota botara y dar tres o cuatro pasos hacia atrás, y creo que acerté”.

En esta final, los pelotaris no tuvieron la ayuda de ningún botillero. Irribarria echó en falta esa ayuda: “Las decisiones siempre las toma cada uno, pero sí que se agradece esa ayuda y que se echa de menos. En algunos momentos tanto Urruti como yo mirábamos alrededor para buscar apoyo en los momentos difíciles. Es la final de un campeonato, hay tensión y suele ser difícil que cada uno solo haga todo el trabajo”.

Objetivo: san Fermín El campeón tiene claro que “prefería jugar la final” a irse de vacaciones, aunque todavía confía en poder tener “tres o cuatro días para aprovechar” antes de acometer los festivales de verano. El aramarra, sin embargo, ya se ha marcado una nueva meta en los frontones: “He llegado dos veces a la final de San Fermín y las dos veces el contrario me ha sacado del frontón. A ver si tengo la ocasión de jugar de nuevo la final. Los objetivos siempre son los campeonatos oficiales, pero sí que me gustaría hacer muchos buenos partidos este verano, ser constante y no tener el bajón que tuve hace dos años”.