Pamplona - Desbocados los corazones, con el ácido láctico alicatando el paladar, con las fuerzas inexistentes, la fe, para entonces, en entredicho y el marcador señalando 21-21 en el Beotibar de Tolosa, Olaizola II y Urrutikoetxea, aferrados a lo imposible, trataban de dibujar la táctica para disputar el último tanto. Río sin retorno. A todo o nada. Imaginaban ambos cómo desarrollarlo después de un ejercicio antológico, de pura agonía, esfuerzo y capacidad de lucha que les llevó a las tablas a falta de una miga. Ladis Galarza esperaba el saque del delantero de Goizueta. Botaba la pelota, dispuesto para el último resto en medio de la tensión, enorme que acumulaba la cancha, convertida en un asunto transcendente. Tomó el cuero Aimar, el hombre de las mil batallas y de los 40 años de sabiduría. El pelotari de la zurda biónica y las 14 txapelas. El arquitecto. Rebobinó Olaizola II a su época dorada del Cuatro y Medio, cuando el acotado era un monocultivo y llevaba su nombre. Cogió carrerilla y en un gesto valiente, se convirtió en un kamikaze. Sacó corto y violento. Un saque inesperado. Ladis, que aguardaba al fondo, no podía llegar a esa invención. Se adelantó entonces Altuna III, pero al genio de Amezketa se le cayó el resto. 22-21. Viven Aimar y Urrutikoetxea, dos Lázaros. "Para nosotros era un partido de vida o muerte", destacó el manista de Zaratamo, que ofreció una lección magistral de defensa y resistencia. Con su abrumador juego de aire, enroscó su envergadura en el cinco y soportó el asedio de Altuna III y Ladis en un duelo maratoniano. Más de hora y media de thriller que concedió a Aimar y Urrutikoetxea el aliento suficiente para seguir soñando en el Parejas, igualados a Irribarria y Rezusta en la pelea cerrada por la última plaza que da acceso al play off de semifinales.

El del Beotibar fue un tratado mayúsculo de la capacidad del ser humano para sufrir y competir al extremo. Con esa extraña belleza de la dureza. El brutalismo en un duelo espectacular por áspero, árido y emocional. Altuna III, el hombre a la magia pegado, se personó con devoción en el amanecer con un arranque extraordinario (0-6). El amezketarra era un caudal, puro derroche hasta que Olaizola II y Urrutikoetxea compactaron. El vizcaíno sacó su defensa antiaérea. Comenzaron a provocar a Altuna, que es de gatillo fácil. Aimar, un cazador, es un francotirador. Paciencia y puntería. Se endureció el duelo y el de Goizueta sumó sus primeros remates. Urrutikoetxea presionó acortando la cancha. Ambos levantaron un muro.

Creció el peloteo, se atascó Ladis y se ovilló Altuna. El goizuetarra y Urrutikoetxea voltearon las coordenadas del debate. Desestabilizaron al de Baraibar y encapsularon a Altuna III. Apostaron por la minería y alcanzaron dos tantos de renta una vez atravesado el meridiano (13-11). El pulso era absolutamente parejo. Aimar y Urrutikoetxea, indestructibles, apenas dominaban, pero no se vencían. Igualados a 20 después de defender desde lo inverosímil, a Urrutikoetxea un sotamano se le fue arriba. Altuna III tuvo una pelota de partido, pero le pudieron las prisas. "Me he precipitado", dijo. El colchón amortiguó su remate. Música para Aimar y Urrutikoetxea. Los campeones se miden por la capacidad que tienen de levantarse. No claudicaron jamás. Manual de supervivencia.

Olaizola II-Urrutikoetxea 22

Altuna III-Ladis Galarza 21

Duración 96 minutos.

Saques 1 de Olaizola II.

Pelotazos 791.

Tantos en juego 7 de Olaizola II, 14 de Altuna III y 2 de Urrutikoetxea.

Errores 3 de Olaizola II, 5 de Altuna III, 8 de Ladis Galarza y 4 de Urrutikoetxea.

Marcador 0-6, 3-6, 3-7, 5-7, 5-9, 6,-9, 8-9, 8-10, 9-10, 10-10, 10-11, 13-11, 13-14, 14-14, 14-16, 15-17, 16-17, 17-17, 17-18, 18-18, 19-18, 19-19, 20-19, 20-20, 20-21, 21-21 y 22-21.

Incidencias Gran entrada en el Beotibar tolosarra.