- “Antes que nada, quiero agradecer la labor de toda la gente que está trabajando por el bien de los demás, como, por ejemplo, los sanitarios”, revela Danel Elezkano (Zaratamo, 1994). El pelotari vizcaíno de Aspe se encuentra en confinamiento desde que se decretó el estado de alarma por la pandemia del coronavirus COVID-19, pero continúa con su rutina física y de estudios. El pasado 7 de marzo se cumplió un año justo desde que el zaratamoztarra se coronara en el Campeonato de Parejas de la LEP.M junto a Beñat Rezusta ante Iker Irribarria y José Javier Zabaleta por 22-19. Parece que fue hace un siglo.

Las instituciones decretaron el estado de alarma y el confinamiento el pasado 14 de marzo, por lo que hace ya un mes que hay que quedarse en casa y los pelotaris no pueden ejercitarse en el frontón con normalidad. ¿Cómo lo está llevando usted?

-Es una situación rara para todos. Hace un mes y medio ninguno nos hubiéramos imaginado que íbamos a estar en esta tesitura. Estar así nos tiene que enseñar a valorar cosas que antes no valorábamos. En mi caso, tengo la suerte de vivir en una casa sola que está apartada del pueblo y que tiene su terreno, por lo que tengo espacio para entrenar el apartado físico sin problemas. Además, dispongo de una bicicleta estática y hay sitio para realizar series, esprines… Por ese lado, creo que no hay mucha diferencia con lo habitual, aunque siempre es más llevadero hacer esas sesiones en grupo. Respecto al tema técnico o de frontón, creo que lo notaremos más. Yo tengo sitio en el garaje y suelo calentar las manos, pero no es lo mismo que en el frontón. Todos vamos a necesitar un tiempo. Es lo que toca. Tenemos que quedarnos en casa y ser obedientes.

Tal y como reseña, el apartado físico no es algo que le dé temor a la hora de regresar a la normalidad.

-Tanto Aitor Erauskin como Volker Tarnow me mandan ejercicios para hacer todos los días. Además, tampoco sé estar quieto. Hay días en los que hago más de lo que me mandan, incluso, pero también hay que tener en cuenta que en la otra parte del día no hacemos demasiado; por tanto, trato de hacer bastante deporte. Aun así, todos preferimos ejercitarnos con el entrenador al lado y de manera grupal. En ese sentido, no creo que haya tanta diferencia como con el contacto con el frontón.

¿Cuánto tiempo invierte a diario para trabajar la parcela física?

-Suelo tratar de hacer dos sesiones cada día. Por la mañana realizo lo que me manda Erauskin, que es más aeróbico, más de series de resistencia, bicicleta o ejercicios de pesas. Por la tarde, caliento las manos y hago algo de trabajo para evitar lesiones que me sugiere Tarnow, además de abdominales y otros ejercicios.

Alude al frontón, capital para la preparación de todos los pelotaris, y a las manos. Ambas cuestiones pueden suponer el factor diferencial a la hora de reincorporarse a la actividad, ¿no?

-Es importante, sin duda. Hoy en día, tal y como avanza el deporte profesional, el físico es fundamental, pero el pelotari donde más horas tiene que estar es en el frontón. Es mi caso, ya que he pasado muchas horas en una cancha. El pelotari va a notar ese entrenamiento. No es lo mismo calentar las manos que hacer un entrenamiento fuerte. De la misma manera, las manos no golpean con la misma violencia. Se nos va a notar. Yo, por lo menos, trato de calentar todos los días.

¿Tiene oportunidad de pelotear de manera más o menos normal?

-Tengo un garaje amplio con un minifrontón, pero es muy bajito. Caliento las manos sin tacos con la pelota dura del dos al dos, como mucho. Después, con la blanda golpeo desde algo más lejos. No tengo opción de hacer un peloteo habitual.

¿En qué mata el tiempo el resto de horas del día?

-Nunca he sido de ver la tele, ni de ver películas o series. Me cuesta, porque no me gustan. Hay tardes en las que tengo clases on line y estoy realizando el trabajo de fin de máster. Además, intento hacer lo que todo el mundo: estar con la familia, con los amigos y con la novia, y hablar con ellos todo lo que puedo.

Es decir, tira mucho de teléfono móvil para hablar con los que no están cerca.

-Así es. Todos nos estamos dando cuenta de que cosas que pensábamos que no eran tan importantes tenían más valor. Por desgracia, todos estamos más pendientes del móvil que antes.

Además, fruto de la coyuntura económica creada por la pandemia del coronavirus COVID-19, en las últimas semanas las empresas de pelota profesional anunciaron que se acogían a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). ¿Cómo lo valora?

-Es algo normal. La empresa se ve obligada a tomar esta decisión. Si no hay festivales, no hay ingresos. Es un momento en el que todos tenemos que apoyarnos. Ojalá todos estemos en el frontón dentro de muy poco tiempo.

¿Cómo ve el futuro cercano de la pelota a mano profesional?

-No sé cuándo volveremos a la cancha, la verdad. Al final, depende de muchas variables que no podemos controlar ahora mismo y que no sabemos. Quisiera ser optimista, pero considero que va a ser difícil que todo esto se acabe de un día para otro. Todavía tendremos que estar unos días más en casa y, después, saldremos a la calle de una manera escalonada. Respecto a los eventos deportivos, en los que se junta mucha gente, me parece que tardaremos más en volver a la normalidad. También se oyen cosas sobre jugar sin público, pero no sé qué decir. Lo importante es que todos nos veamos en un frontón dentro de poco.

La pelota sin público no tendría demasiado sentido, ¿no?

-Ni la pelota, ni ningún otro deporte es lo mismo sin gente en las gradas. Los pelotazales también son los que dan vida a este deporte. Si nos dan a elegir, todos preferiríamos jugar con público.

Por último, el pasado martes se cumplió un año desde que consiguió la txapela del Campeonato de Parejas de la LEP.M junto a Beñat Rezusta. ¿Cómo recuerda ese día?

-Era una situación muy diferente a la actual, desde luego. Un amigo me recordó el aniversario nada mas despertarme ese mismo día. Es un momento que no voy a olvidar nunca. Lo que vino después también fue muy especial: la celebración, el recibimiento del pueblo, la gente… Viví unos momentos especiales con mi familia y la gente que siempre está a mi lado. Jamás lo olvidaré.

“Hay días que realizo más trabajo de lo que me mandan, pero también hay que tener en cuenta que en la otra parte del día no hacemos mucho”

“La empresa se vio obligada a adoptar el ERTE, porque si no hay festivales, no hay ingresos. Todos tenemos que apoyarnos”