Las paredes del colegio público García Galdeano de Orvina, están llenas de sueños. Unos desean un polideportivo, una huerta ecológica, una nueva aula de informática o un colegio nuevo mientras que otros se ilusionan con tener balones firmados por Messi, recibir clases de chino, con porterías de fútbol con redes o con una educación inclusiva, "que todos podamos estudiar juntos en el aula aunque unos tengan más necesidades que otros". Hay algún hueco, lo que significa que alguno se ha cumplido, pero aún quedan demasiados deseos colgados. Por ello, porque las necesidades siguen siendo copiosas, la mayoría de los docentes (24 de 28) decidieron guardar en una hucha el dinero referente al día de huelga (unos 100 euros) y destinarlo a necesidades del cole.
El colegio abrió sus puertas con normalidad y el profesorado hizo pleno. No así el alumnado. Tan solo la mitad de los 220 escolares fue a clase pero a ellos les esperaba un delicioso chocolate caliente. "Queríamos extenderlo al barrio pero como es algo novedoso cuesta. Se han quedado algunos padres y madres, una abuela y docentes y escolares", explicó Belén Madinabeitia, jefa de estudios. El pan y los bollos de leche fueron cortesía de El Panadero de Eugui y Caprabo, respectivamente, mientras que el chocolate y la leche corrió a cargo de los maestros. "No es la primera vez. Algunos docentes han subvencionado libros de texto y actividades extraescolares a escolares que no pueden pagar", explica Madinabeitia, que añade "la situación de muchas familias es dramática, con todos los miembros en paro, con desahucios... y sabemos que no nos llegan todos los casos".
Ante esta situación y vistas las múltiples necesidades que presenta el centro "y que no se cubren debido a los recortes", el profesorado decidió no hacer huelga "para que el dinero se quede aquí y no se lo lleve Educación. Tenemos muchas necesidades". En concreto, explicó Madinabeitia, "lo invertiremos en un proyecto consistente en taller de cocina para el alumnado de Infantil". Tal y como recordó la jefa de estudios, el departamento tiene una partida para familias desfavorecidas. "El problema es que esa partida cada vez es menor y, sin embargo, cada vez hay más alumnos (no solo en este centro) que tienen necesidades", destacó Madinabeitia, que explicó que "hoy hemos entregado un escrito con las necesidades en el departamento". Entre ellas está un patio cubierto o, en su defecto, insonorizar los sótanos para que no haya reverberación o la mejora del aula de informática (los ordenadores tienen más de 10 años).
implicación Uno de los actos de esta jornada alternativa (no hubo clases al faltar la mitad del alumnado) fue el desarrollo de una asamblea que reunió a una veintena de docentes y padres y madres. Y es que, pese a las penurias que vive el centro, el profesorado y unas cuantas familias se vuelcan para que el alumnado lo sienta lo menos posible. Durante el encuentro todos coincidieron en la importancia de crear una comisión para trabajar "juntos" y así avanzar en la consecución de objetivos. Se planteó la posibilidad de crear un grupo de alfabetización para las familias extranjeras, impulsar apadrinamiento de escolares que están más solos "para que otras familias puedan ir a recogerles o llevarles al cole, y hagan las tareas con sus hijos, como se hacía antes con los vecinos" o poner en marcha iniciativas como el banco del tiempo: intercambio de servicios o favores por tiempo.
Los padres y madres se mostraron agradecidos por el gesto del profesorado. "Hay muchas carencias y de esta forma el dinero no se lo queda Educación sino aquí; revierte en nuestros hijos", afirmaron Maite Ortiz y Tere Rosagarai. Ambas son conscientes de las necesidades del centro (ordenadores, patio cubierto, polideportivo...) pero "si tuviera que elegir volvería a matricularlos aquí". "Mi hija mayor estuvo dos años en otro centro y lo mejor que he hice fue cambiarla. El profesorado es muy bueno", afirmó Ortiz. Para ellas la presencia de un buen número de inmigrantes (45%) "no es un problema, al contrario, es muy enriquecedor". También está muy orgullosa del cole Marian Carrasco, que acudió con su madre Dolores Salas. "He traído aquí a mis tres hijos y dos nietos", afirmó. Su hija recuerda que "soy de la primera generación, tenía 5 años cuando lo inauguraron en 1977". Todas entienden que hay motivos para la huelga. "Los recortes afectan directamente al futuro de nuestros hijos. Quiero que puedan estudiar y como sigan así solo podrán hacerlo los hijos de los ricos".