PAMPLONA. La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aoiz aprecia indicios de delitos societarios y de alzamiento de bienes en la quiebra de la empresa Construcciones Juan Bautista Flores.
En el auto, que puede ser recurrido, la juez considera que la presidenta, Conchita Flores, junto con José Miguel Artiles, administrador de European Credit, perteneciente al grupo Bandemia, idearon “una estrategia que permite a la primera poner el patrimonio de la constructora a salvo de los acreedores y al segundo enriquecerse a costa de dicho patrimonio en detrimento de estos”.
La juez, que da por concluida una investigación iniciada por la fiscalía y que motivó la incoación de diligencias en este juzgado en mayo de 2011, emplaza al fiscal y a las acusaciones personadas a que en diez días soliciten la apertura de juicio oral formulando escrito de acusación o el sobreseimiento de la causa.
Además de los dos ya citados, la magistrada ve indicios de delito en la actuación de otros seis investigados vinculados con las referidas empresas.
Construcciones Flores es una de las empresas que aparecieron recientemente en la lista de deudores de la Hacienda Foral, con una deuda de más de 3 millones de euros. Una histórica constructora navarra con una deuda inmanejable, un desconocido socio financiero llegado de Londres, una cuenta bancaria en Murcia, extraños movimientos de dinero y 1,96 millones de euros que el administrador concursal echaba en falta.
"UN EXCESO DE CONFIANZA" Empujada por la desesperación y en medio de una tormenta que amenazaba con llevarse por delante la empresa que puso en pie su padre, Conchita Flores "se dejó engañar". Así resumió en abril de 2014 ante el juez la constructora y promotora navarra su actuación durante los meses del invierno de 2008-2009. Un trimestre fatídico, en el que siete millones de euros salieron de las cuentas de Flores y fueron a parar a otra de European Credit. Solo regresaron cinco.
"Entiendo que no sea creíble, pero es así de sencillo", explicó Flores, citada a declarar como testigo en el juicio acerca del concurso de acreedores de Construcciones Juan Bautista Flores, empresa que suspendió pagos en 2009. Tenía entonces una deuda bancaria que rondaba los 170 millones de euros y se había aliado a finales del año anterior con una sociedad radicada en Londres y que le había prometido un soporte financiero "que nunca llegó".
"Cuando inicio la colaboración con European yo confío plenamente en ellos, quizá porque no tenía más opciones", dijo Conchita Flores, quien reconoció que estuvo dispuesta a ceder el 51% de la empresa a cambio de un plan de reflotamiento.
Esta confianza llevó a Flores a "entregar las claves de firma" de las cuentas de la constructora navarra a José Miguel Artiles, una contraseña que solo poseía la propia Conchita y el responsable de tesorería.
"Artiles me dijo que ante esta situación yo no me sabía manejar con los bancos y planteó que era necesario agrupar todos los fondos en una misma cuenta con el objetivo de que usarlos como respaldo para obtener garantías", explicó Flores, quien negó que con esa estrategia se hubiese pretendido evitar un posible embargo de las cuentas.
"Construcciones Flores tenía y sigue teniendo activos importantes", aseguró.
Flores continuó explicando en su declaración que ella era consciente de que el dinero estaba siendo traspasado de cuentas, pero que no fue "hasta pasado un tiempo" cuando descubrió que estos fondos habían ido a parar a una cuenta de Cajamar en Murcia.
"Cuando lo supe le pedí una relación con todos los movimientos de dinero, se lo pedí en persona y por correo, pero no obtuve respuesta". El informe pericial cifró finalmente en 1,966 millones de euros la diferencia entre lo que salió y lo que regresó, una cifra sin justificar que la administración concursal empleó para declarar como culpable el concurso de acreedores.
Conchita Flores señaló directamente a José Miguel Artiles como el responsable de un engaño que se prolongó durante unas semanas de gran tensión.
"La situación de la empresa era la que era, la presión social, grande, todo era un caos", continuó antes de recordar la falta de credibilidad de Artiles ante los bancos. "No puso un euro, presentó unos avales ante Caja Madrid y creo que ante la Caixa, y le dijeron que se levantase y se fuera".
European Credit se transformó posteriormente en Bandenia, acabó en estado de insolvencia y fue excluida del registro de entidades financieras de Inglaterra y Gales.
Flores negó asimismo haber recibido ni un euro del préstamo de dos millones de euros que reconoció haber firmado con European Credit y descartó, por tanto, que los 1,96 millones de euros que falten hayan sido tomados a cuenta de este crédito, tal y como preguntaba la letrada de Artiles. Según este último, el dinero se pagó en efectivo.
UN ENGAÑO "COLECTIVO" Con matices, pero con un discurso homogéneo, los antiguos directivos de European Credit coincidieron en culpar a José Miguel Artiles del desvío de fondos que, según la administración concursal, se encuentra detrás de la declaración del concurso de acreedores como culpable. "Ni aunque me corten un brazo volvería a trabajar con él", dijo Juan Manuel Rojas, el primero de ellos en declarar.
Rojas explicó que había sido contratado para analizar empresas, pero que pronto descubrió que sus opiniones no contaban. "Se hacía lo que decía él. En mi opinión, European Credit era Artiles". Y, como declaró también Alfonso Arroyo, reconoció haber firmado un documento que lo convertía en administrador de European Credit, cuando él pensaba que era un simple trabajador. "Me presentó unos papeles en inglés y firmé, me comentó que para ejercer la profesión en una sociedad radicada en Londres había que hacerlo", dijo Rojas, quien percibió 27.000 euros en concepto de sueldo.
"No nos pagaba de modo regular", dijo Rojas, quien señaló que "cumplía órdenes" cuando firmó unos pagarés que nunca se hicieron efectivos. Sus argumentos fueron muy similares a los que dio Abelardo Guil, quien contactó con Artiles debido a su actividad profesional como asesor. Percibió cerca de 30.000 euros y, como el resto de directivos, reconoció que Flores fue el único cliente de European. Antonio Larrea, el que más cobró (46.382) fue el encargado de ordenar el barrido periódico de las cuentas de Flores.
"Yo pensaba que en la cuenta de European había más dinero al margen de Flores", se justificó antes de asegurar que los correos en los que pedía aumentar el límite de las transferencias hasta el millón de euros los envió por orden de Artiles. También dijo cumplir órdenes Juan Luis Sánchez, abogado y secretario del consejo de Flores. "Lo conocí por un juicio de faltas y se convirtió en uno de mis clientes. Me iba subiendo la iguala que me pagaba sin yo pedírselo y al final me pagaba el alquiler de la oficina", dijo Sánchez, quien vio como una oportunidad entrar como secretario en Construcciones Flores. También testificó Ignacio Aguado, hijo de Conchita Flores, a quien le tocó investigar la sociedad Construction Flores Limited creada sin que su madre tuviera constancia. "Yo estaba en Estados Unidos", se justificó.