altsasu - “Es un cobot agradable e intuitivo que revolucionará el paisaje industrial de nuestra tierra”, aseguran desde Aldakin, grupo de ingeniería que ha presentado en Altsasu el robot colaborativo inteligente Sawyer. Y es que puede aprender a base de movimientos, sustituyendo la tradicional necesidad de programación de los robots industriales. “Basta dedicarle unos minutos para que se aplique en su nueva tarea”, apunta Francisco López de Alda Arrese, director gerente del grupo.
La robótica colaborativa inteligente, smart cobots, ha llegado para quedarse, según los expertos. “Se trata de una herramienta que potencia el papel del trabajador en su quehacer diario. Pueden trabajar codo con codo con el humano sin preocuparse de los aspectos de seguridad tan problemáticos en los robots tradicionales”, asegura López de Alda. Así, pueden realizar tareas tediosas, peligrosas o poco ergonómicas; una tecnología que supondrá una revolución económica, según vaticinan algunos. “Las empresas de los países desarrollados podrán mantener su competitividad frente a los países con menores salarios sin reducir puestos de trabajo o empeorar sus condiciones laborales”, explican desde Aldakin. Al respecto, destacan que se produce “un punto de inflexión para la automatización de procesos, puesto que permite el desarrollo de proyectos que hasta ahora no se abordaban por el lento retorno de la inversión”.
Por otro lado, hacen hincapié en su flexibilidad. “Es muy fácilmente reubicable, muy alejado de los estándares de los robots de un solo uso tradicionales”, aseguran. “Están preparados para resolver los variados problemas de la industria, como puede ser la recepción, colocación o apilamiento de objetos variados, así como la aplicación de controles de calidad mediante su avanzada sensórica, su visión artificial y el control de fuerza de alta precisión en sus siete ejes”. Por ello, se reducen tanto el coste como el tiempo de desarrollo de los proyectos de automatización.
“Nos encontramos inmersos en un debate a nivel de las instituciones de la UE acerca del papel que los robots tendrán en el futuro”, cuentan. De hecho, son muchos los que plantean importantes cambios legislativos de calado ante el inminente impacto de su implantación masiva en nuestra industria. Así, Aldakin busca ser referente en esta incipiente nueva tecnología que experimentará crecimientos importantes según las prospecciones de mercado realizadas. Por ello, en fechas recientes firmó un acuerdo con Rethink Robotics, empresa fundada por el creador de la Roomba y cofundador de iRobot, Rodney Brooks, para la distribución en exclusiva en la zona norte de su robot colaborativo inteligente.
“Hay mucho interés, dado que existe una gran cantidad de tareas, que hasta ahora no se podían realizar con un robot industrial u otro robot colaborativo por sí solos y Sawyer sí puede ejecutarlas”, explica López de Alda, al tiempo que destaca que con mínima formación de tres días, cualquier persona puede realizar aplicaciones complejas que hasta ahora estaban reservadas a ingenierías especializadas. En relación a la inversión necesaria, apunta que es inferior a 45.000 euros. “En una industria que trabaje a tres turnos, se puede amortizar en unos cuatro o cinco meses”. “Su facilidad de instalación y configuración puede hacer que el robot esté funcionando en menos de dos horas en plena producción” asegura.
PROYECTO SIRAA Aldakin está desarrollando junto con la CUN un robot asistente para neurocirugía capaz de llevar a cabo actuaciones de forma autónoma, garantizando una colaboración efectiva entre cirujano y robot. “El robot se convertirá en un colaborador del cirujano permitiendo aumentar la eficacia y precisión en los procesos quirúrgicos”, explican desde Aldakin, al tiempo que destacan que “puede aportar un importante salto cualitativo en el proceso quirúrgico: la separación de tejidos en operaciones quirúrgicas controlando la fuerza ejercida para evitar posibles lesiones”. Para desarrollar este proyecto el Gobierno de Navarra concedió a Aldakin una subvención de 278.835 euros. “Fue uno de los mejores valorados entre los presentados”, subrayan.
GRUPO ALDAKIN Esta empresa cuenta en la actualidad con 150 trabajadores y factura en torno a 10 millones de euros, una plantilla que se ha mantenido estable pese a la crisis. No obstante, ha cambiado la orientación de la compañía hacia la automatización y la robótica, su principal apuesta de futuro. Si bien su crecimiento fue progresivo, su expansión fue a partir del año 2000, cuando el grupo decidió instalarse en nuevas áreas geográficas y dar impulso a su actividad con una delegación en Pamplona. Entonces contaba con 50 empleados y facturaban tres millones. Después, en 2007 abrió una delegación en Vitoria y en 2014 otra en Gipuzkoa. Aldakin trabaja dos líneas de negocio: soluciones de ingeniería eléctrica y de autorización de procesos productivos y robótica a medida para el cliente.
Una de las claves del éxito de Aldakin es por la automatización, servicio que viene prestando desde 1990 para atender la demanda existente en Sakana. Además, en el año 2002 colocaron su primer robot. Así, en 2009 se decidió dar un paso e incorporar el departamento de I+D+i, que dio origen a la empresa Getting Robotika SL, especializada en el rebarbado robotizado para fundición y forja.
Posteriormente, en 2013, se constituyó la spin off Getting Robotika con el objetivo de fabricar y comercializar robots rebarbadores con una tecnología única en el mercado a nivel internacional, según explican desde el grupo. “La misión del departamento de I+D+i es servir de enlace entre las necesidades del mercado y la visión industrial del grupo, a través de los desarrollos tecnológicos y científicos que se llevan a cabo en cada proyecto”, explican.