A situación de alerta sanitaria ha permitido observar el maltrato al que está expuesto el Planeta con los hábitos cotidianos de la ciudadanía.

Durante estos últimos meses han sido numerosas las informaciones publicadas sobre la limpieza del aire, sobre la reducción de la contaminación en las ciudades, la presencia de especies marinas muy cerca de las playas del Cantábrico o de animales salvajes paseando a su antojo por las ciudades.

Pero si bien son solo algunos de los ejemplos manifiestos, la certeza de que los cambios en los hábitos cotidianos ha dado un respiro al Planeta se ha puesto de manifiesto en un informe elaborado por Ecologistas en Acción, tras analizar los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2) en un total de 24 ciudades del Estado y compararlos con los registrados diez años antes. Se trata de unas cifras que simbolizan la foto oficial de la calidad del aire urbano antes y después de la declaración del estado de alarma y las medidas de confinamiento en el Estado provocadas por el covid-19.

Un 46% menos de contaminación

El descenso de los niveles de contaminación respecto a las mismas fechas durante la última década ha sido en Navarra de un 46% de media, con un 59% en Pamplona entre sus tres estaciones de medición, siendo la reducción del NO2 del 53% en la estación de tráfico de la Plaza de la Cruz, que es la que habitualmente alcanza niveles más elevados de este contaminante.

Esta mejora de la calidad del aire está siendo generalizada, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas, al igual que son generales las medidas de limitación de la circulación adoptadas. Por el contrario, el estudio si muestra la existencia de una cierta diferencia entre la contaminación registrada, mayor en las estaciones orientadas al tráfico que en las de fondo urbano.

Los niveles de NO2 más bajos de la última década

Los niveles de NO2 registrados durante el estado de alarma han sido los más bajos para la segunda quincena del mes de marzo de la última década en todas las ciudades analizadas. Las cifras extraídas se mantienen además muy por debajo del valor límite y la guía anual de la OMS, cuando en las estaciones de tráfico dicho umbral se supera frecuentemente en el mes de marzo.

El dióxido de nitrógeno (NO2) es el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles (además de por las calderas industriales y domésticas) por lo que su evolución está directamente ligada a las emisiones del tráfico motorizado, siendo el principal factor que influye en la calidad del aire urbano.

Movilidad

La reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad resulta una herramienta eficaz para rebajar la contaminación del aire en las ciudades.

Menor reducción

El informe elaborado por Ekologistak Martxan muestra alguna diferencia en los resultados por territorios. Así, por ejemplo, se aprecia una menor reducción de la contaminación en las ciudades de la cornisa cantábrica, debida quizás a factores meteorológicos. Por el contrario, las ciudades del litoral mediterráneo son las que más han rebajado los niveles de NO2, hasta concentraciones en ocasiones propias de estaciones rurales de fondo.

Enfermedades respiratorias

La contaminación provocada por NO2 no solo destruye el Planeta sino que también acaba cada año en España con alrededor de 7.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente. Las consecuencias en la salud es que al tratarse de un gas irritante, agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones. Diversos estudios relacionan la mortalidad del Covid-19 con la contaminación atmosférica.

Previsiones no tan optimistas

Por su parte, Greenpeace no se muestra tan optimista, ni cree que el coronavirus permitirá tener un Planeta más verde. Si bien, los niveles de gases contaminantes como el dióxido de nitrógeno y las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido de forma drástica, la organización ecologista advierte que la concentración de CO2 en la atmósfera sigue en aumento.

Una vez finalizado el estado de alarma, las medidas que los gobiernos tomen para estimular la economía pueden, a su juicio, suponer un efecto rebote y ese el el miedo de los ecologístas.