Los precios han seguido en mayo su escalada. Impulsados por los carburantes y con los alimentos encareciéndose de nuevo con fuerza, han llevado al IPC de Navarra al 3,3% interanual, su punto más alto de los últimos nueve años.

Asoma así con cierta fuerza el fantasma de la inflación, oculto en los últimos tiempos. Un escenario todavía incierto que se irá despejando mes a mes. En mayo los precios crecieron seis décimas respecto a abril, una subida notable, pero no disparatada. El mes anterior habían crecido un 1,2% y un 0,9% en marzo.

La subida es además superior en Navarra a la media española, con un incremento de medio punto en el último mes y del 2,7% en el último año. La Comunidad Foral es, tras Castilla-La Mancha y junto a Galicia, la comunidad más inflacionista de España.

El alza de los carburantes, tantas veces el canario de la mina de los precios, se encuentra también ahora detrás de este incremento de los precios. Se aprecia ya en la evolución de los dos grupos de productos más ligados a los derivados del petróleo. Los suministros de la vivida (luz, gas...) crecen un 12,2% en el último año; el transporte (gasolinas y diésel) se encarecen un 9,2% en el último año.

Pero el alza no se está quedando ahí. También los alimentos han comenzado a encarecerse de forma sensible, con un incremento del 1% en el último mes y del 2,1% en el último año, y comienzan a apreciarse también algunas tensiones inflacionistas en los productos del hogar, con un 2,2% en el último año. Más estacional, el vestido el y el calzado se encarece un 3,8% en el último mes y apenas un 0,9% desde mayo de 2020.

Incluso la hostelería, cuyos precios siguen en negativo en el último año, se ha encarecido un 0,3% en el último mes, mostrando seguramente el impulso que está recibiendo el consumo de la mano de las vacunaciones.

La subida de los precios sí que introduce presión en la negociación de los salarios, que crecen muy por debajo. Los últimos datos disponibles apuntan a que la subida media de los sueldos pactados en convenio apenas llegaba al 1,6%, con lo que decenas de miles de personas estarían perdiendo ya poder adquistivo en un momento clave para la recuperación del consumo.