El Gobierno español parece haber descartado el subir el salario mínimo interprofesional (SMI) este año al imponerse en su seno las tesis del área económica del PSOE a las de su socio Podemos tras el enésimo enfrentamiento en el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Al menos eso parece desprenderse de las declaraciones de la vicepresidenta segunda del Ejecutivo y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que aseguró ayer que hay que esperar a ver cómo evoluciona el empleo en el segundo semestre y la negociación en el diálogo social para decidir sobre un incremento del SMI.

Sin cerrar la puerta a un incremento futuro, Calviño afirmó: “Espero retomar la senda de subida que teníamos antes de la pandemia”, pero cerró la puerta al alza al recordar que las decisiones hay que tomarlas con “responsabilidad”, pensando en el crecimiento económico y el empleo.

No hay que olvidar que la ortodoxia económica parece aconsejar no elevar los costes laborales en un país con 3,6 millones de personas en desempleo y con otras 450.000 en ERTE, en sectores que todavía no se han recuperado de la pandemia. Máxime cuando el Banco de España señaló que el incremento del 22% del SMI en 2019 contribuyó a la destrucción de unos 170.000 empleos.

En todo caso, Calviño dejó claro que no sigue las tesis de la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, de subir a toda costa este año el SMI, independientemente del porcentaje que sea. “Todo el Gobierno está comprometido con la subida del SMI”, aseguró Calviño. Lo hizo sumándose a la tesis del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que supedita una hipotética subida a la evolución del mercado laboral español.

Pero la postura favorable a subir el SMI del ala de Podemos en el Gobierno español cuenta con el respaldo sindical, para empezar de UGT. El secretario general de la Unión General de Trabajadores, Pepe Álvarez, afirmó que los sindicatos se movilizarán para pedir una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que actualmente se sitúa en 950 euros mensuales.