La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha asegurado hoy que "no hay que preocuparse" por la cantidad de suministro de gas que tendrá el Estado este invierno, a pesar de que este domingo se cierre el gasoducto Magreb-Europa por las malas relaciones entre Argelia y Marruecos.

La también vicepresidenta cuarta del Gobierno español ha dicho, en declaraciones a Onda Cero, que Argelia se ha comprometido con España a complementar, por barco si fuera necesario, el suministro que recibirá por el gasoducto de Mezgaz.

Si a esto se le une el que España ha aumentado las reservas de gas y los "slots" para recibir barcos metaneros con gas natural licuado (GNL), no hay que preocuparse por el suministro, ha afirmado la ministra.

Respecto al alza de precios que se está registrando en toda Europa, Ribera ha afirmado que los Gobiernos no pueden intervenir porque se trata de relaciones comerciales entre las navieras y las energéticas que se abastecen de estos productos.

Son Naturgy o Cepsa las que pueden revisar esos contratos para lograr "precios razonables", ha explicado la ministra, que ha añadido que las horquillas de tarifas dependen de cómo evolucione el gas, del que no ha descartado una bajada por el mayor bombeo que está llevando a cabo Rusia y cuyo impacto "ya es visible".

Descarta un apagón eléctrico

Ribera también ha descartado "rotundamente" que este invierno se pueda producir un apagón eléctrico, ya que el Estado cuenta con una estructura de generación "muy potente y que prácticamente duplica la demanda". Para la ministra el suministro de luz está garantizado y el sistema español es "casi una isla", por lo que ante la caída del sistema eléctrico de terceros países se establecería un "cordón sanitario" que paliaría esa situación.

Sobre la falta de apoyos en Europa a la demanda española de fijar un precio máximo del gas y dividir el precio de la energía eléctrica en marginal e inframarginal para abaratarlo, Ribera ha opinado que hay una división "racional", ya que mientras que en el norte se apuesta por los contratos a largo plazo y con precios fijos para 3-4 años, en el Estado son a corto plazo, lo que hace que una parte importante de la energía sea a precios diarios en un momento de alzas.