- El alza del gasóleo, otra vertiente de la crisis de las materias primas, afecta de lleno a las explotaciones agrícolas, las cuales, además, ven peligrar las subvenciones al carburante profesional como consecuencia de las políticas energéticas y ambientales.

Los agricultores constatan un notable incremento del coste del combustible en el último año, que oscila entre el 40% y el 70% según los cálculos. La escalada del gasóleo agrícola (gasóleo B, de bonificado) está en línea con la subida generalizada de la gasolina o gasóleo, que en octubre marcaron récords anuales.

Además, los productores están en guardia ante la revisión de la legislación de la UE sobre la fiscalidad de los productos energéticos, por su eventual impacto en las subvenciones al gasóleo.

Las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA insisten en la gravedad del alza del gasóleo porque se suma a la factura eléctrica y al incremento de costes de insumos como los fertilizantes. Entre octubre de 2020 y de 2021, el gasóleo agrícola subió un 71% hasta 0,92 euros por litro, según datos de COAG. "Ha habido otros momentos con subidas históricas del gasóleo, hemos tenido crisis anteriores, pero ahora llama la atención la gran velocidad del encarecimiento de los insumos, semana a semana", declara el director técnico de COAG, José Luis Miguel. Señala que, además, preocupa la situación en los mercados de futuros y de materias primas agrícolas de las que España es dependiente -como las usadas para piensos-.

El representante de COAG defiende que hay muchos avances en energías renovables, en el riego, en la instalación de paneles solares para sus explotaciones, pero ve más difícil una alternativa para el combustible de los tractores. Respecto a los biocombustibles, recuerda que España es deficitaria en materias primas como el cereal y que su expansión también puede provocar mundialmente que para su producción se empleen tierras que deberían dedicarse a la obtención de alimentos.