¿Eléctrico o combustión? La duda que asalta a los consumidores resulta cada día más complicada de resolver. Y un número creciente de ciudadanos opta por adquirir por primera vez en su vida un coche de baterías. Sobre todo en Navarra, la comunidad donde mayor cuota de mercado han adquirido los coches libres de emisiones. Uno de cada diez turismos matriculados el año pasado en la Comunidad Foral no empleaba carburantes. 

En total, y según los datos de la patronal de los concesionarios, el 11,09% de los coches vendidos en Navarra era eléctrico, el mayor porcentaje de la historia. Se traduce en 708 matriculaciones, casi un 20% más que el año pasado, un fuerte crecimiento que solo se explica por el éxito de las medidas puestas en marcha desde el Gobierno de Navarra y que complementan las ayudas estatales directas del plan Moves, que se han gestionado además en la Comunidad Foral con especial agilidad. Es el territorio donde se ha ejecutado un mayor porcentaje de ayudas. 

En total, un particular que decida sustituir su coche de combustión por uno eléctrico valorado en 35.000 euros recibiría en Navarra los 7.000 euros de ayuda del Moves, así como una deducción fiscal de hasta 7.500 euros. El precio final del coche quedaría de modo en unos 21.000 euros, un coste así ya mucho más asumible teniendo en cuenta el coste de la gasolina (1,65 euros por término medio) y la autonomía creciente de las baterías, que se dispone a saltar de los actuales 350 a los 550 o 600 kilómetros. Un incremento que permitirá ya afrontar viajes de media distancia sin necesidad de encontrar un punto de recarga en el camino. 

Vamos tarde: Noruega, 80% de eléctricos. Y China, un 25%

Los datos de Navarra suponen sin embargo casi una excepción dentro de España, donde apenas el 4% de los matriculaciones totales se corresponden con vehículos eléctricos. Este volumen sitúa al país muy lejos de los objetivos fijados y descolgado del ritmo no ya de Noruega, donde el 80% de los vehículos son eléctricos puros, sino de Francia y Alemania, que superan el 10% de cuota de mercado eléctrica pura. Multiplican por siete y hasta por diez los niveles de ventas de coches de batería de España, que empiezan a resultar difícilmente justificables. 

Además de Navarra, solo Castilla-La Mancha supera el 10% de coches eléctricos vendidos, con la Comunidad Autónoma Vasca en tercer lugar. Catalunya y Madrid, por el contrario, las dos comunidades que mayor volumen de coches matriculan, son también las que en menor medida están apostando por la nueva movilidad. La comunidad madrileña, que concentra el 40% de las matriculaciones con apenas el 20% de la población, cuenta con su propio plan de ayudas, que incluye vehículos de combustión.

“A estas alturas de siglo y con todo lo que sabemos sobre la emergencia climática, cualquier ayuda que se ofrezca que conduzca a la adquisición de un vehículo contaminante, sea diesel, de gasolina o cualquier tipo de híbrido, es de una irresponsabilidad rayana en el terrorismo ecológico”, explicaba Enrique Dans, profesor de Innovación de IE Business School, quien reclamaba a los fabricantes europeos que aceleren la transición. Y que recuerda que un gigante como China ha alcanzado una cuota del 25% de nuevas matriculaciones eléctricas. 

“Lo que alguien debería explicar a la patronal del automóvil -continúa Dans- es que la neutralidad tecnológica no existe. Es tan simple como que los vehículos de combustión deben avanzar hacia su desaparición, hacia la prohibición de sus ventas, primero, y de su circulación después, y que cuanto antes tenga lugar esa transición, mejor para todos. Si las empresas automovilísticas quieren que sus números en España no caigan, lo tienen muy sencillo: que pongan a la venta más vehículos eléctricos puros. Con su actitud, lo que la patronal consigue es convertir nuestro país en un «coche escoba» al que se envían los vehículos que el resto del mundo no quiere, a ver si hay suerte y, gracias a incentivos gubernamentales o a publicidad engañosa, consiguen venderlos aquí..”. 

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Los pobres datos de matriculaciones, casi una constante desde el estallido de la crisis de 2008, han dejado en España un parque móvil especialmente envejecido, comparable al que circula en los países del antiguo bloque comunista. Una edad media que se traduce no solo en mayores emisiones de CO2 y por lo tanto más contaminación y mayor incidencia de enfermedades respiratorias, sino también en una mayor inseguridad en las carreteras.

Y Navarra, en este caso, tiene un trabajo importante por hacer. Rejuvenecer su parque de coches antiguos se antoja una prioridad climática que, sin embargo, choca con la realidad económica de decenas de miles de familias que ven cómo sus ingresos no alcanzan para cambiar de coche. El poder adquisitivo de las familias que viven al sur de los Pirineos no ha dejado de deteriorarse desde hace casi 15 años.