Te van a decir los mismo en todos los sitios, pero uno de los grandes problemas es la vivienda”, cuenta Mikel Aoiz, alcalde de Ochagavía, uno de los pueblos más atractivos del Pirineo de Navarra, que atrae cientos de turistas, y uno de los pocos que ha visto cómo crecía el empleo en los últimos años. Desde 2013, ha incorporado 63 nuevos afiliados a la Seguridad Social, hasta un total de 167: 42 de ellos en los últimos cuatro años y 34 solo en 2023. 

“Unas cifras un poco altas me parecen”, matiza el alcalde, quien reconoce que en los últimos años se nota una mayor actividad en el pueblo, al que se han mudado algunos jóvenes, casi todos con vínculos familiares o personales con el pueblo, y donde se ha abierto un hotel que responde al crecimiento del turismo de los últimos años. Viene más gente y durante más tiempo. “La temporada turística ahora se alarga hasta noviembre o diciembre”, dice. 

El corazón de este pequeño resurgir late en la antigua patatera de la localidad, que, con el impulso de Nasuvinsa, se ha convertido en un modesto coworking que da amparo a pequeños negocios, como un obrador de carne de cerdo y un estudio de arquitectura y a una empresa de envejecimiento activo. Todos ellos se unen al hotel, la gran novedad de los últimos años, y a la residencia, el gran centro de empleo de la zona. “

Pero es verdad que han abierto algunos pequeños negocios, queserías, alguna casa rural de gente joven, de entre 30 y 40 años y que va a ampliar el supermercado Coviran. Pero vamos, por casa uno que se instala pueden fallecer cuatro o cinco, por lo que la media de edad va subiendo poco a poco. Si en 1991, era de 44 años, ahora estamos ya en los 60”.

Este crecimiento, que además parece haberse detenido algo en los últimos meses, se encuentra asimismo con los límites que impone la geografía del pueblo, y la falta de vivienda, un asunto acuciante. “Lo poco que ha salido en venta se ha vendido con rapidez”, dice Mikel Aoiz, quien recuerda que en estos momentos “hay tres personas que trabajan en el pueblo y que están verdaderamente apuradas, porque no encuentran dónde vivir. Hay viviendas vacías, pero los dueños no las alquilan”, explica el alcalde, quien reclama que se reforme la legislación tanto para penalizar a quien mantenga la casa sin uso y para que se elabore una ley de despoblación que tenga en cuenta la falta de vivienda en muchos pueblos.

 “En todo caso -añade-, nosotros tenemos 20 viviendas vacías que se llaman cuartel de la Guardia Civil. En su momento pudieron tener sentido, pero ahora quizá habría que buscar otros usos, aunque este asunto hay que resolverlo en Madrid”.