Un nuevo presidente, con un nuevo perfil, se estrena en la Confederación Empresarial de Navarra. La organización, que con José Manuel Ayesa y José Antonio Sarría se acostumbró a liderazgos largos, ha visto cómo Juan Miguel Sucunza renunciaba a continuar después de apenas cuatro años, al no poder compaginar su labor profesional al frente de Eulen (empresa de seguridad privada y servicios) con la representación institucional del empresariado navarro. Lo deja, además, tras un enfrentamiento inédito con el Gobierno de Navarra a propósito de la compra de mascarillas en la pandemia.

Manuel Piquer (Pamplona, 1963) toma el relevo con la mirada puesta en las pequeñas y medianas empresas de la Comunidad Foral. Y lo hace –admite– “contento y a la vez algo abrumado” por la relevancia de un puesto sin remuneración, pero de exigencia continua. Abogado, lleva décadas al frente de una asesoría familiar con 24 trabajadores que ha crecido en paralelo a la economía navarra. “La constituyeron mi padre, Oriol Piquer, y Antonio Ruiz en octubre de 1963. Posteriormente, por avatares de la vida, mi padre se quedó con la participación y hasta ahora, algunos aún creen que me apellido Ruiz-Piquer”, cuenta.

Especializado en el ámbito laboral y vinculado profesionalmente a Osasuna desde los tiempos de Fermín Ezcurra –ha sido miembro de su junta directiva en los últimos tres años–, su discurso es educado, prudente, casi tímido. Defiende los acuerdos, el diálogo social, y el entendimiento con unos interlocutores sindicales que “son los que son”, especialmente ahora, cuando la prevalencia de los convenios autonómicos y provinciales va a reforzar el papel negociador de ELA y LAB en muchos sectores. Y no cierra la puerta a una de las principales reclamaciones sindicales: la reducción de jornada. Pero hay que mejorar la eficiencia, advierte.

Piquer era hasta hace unas semanas vicepresidente de CEN, con lo que el paso adelante ha resultado natural, pero meditado. “Presidía Fapymen, así que la relación con Presidencia era habitual. Cuando Juan Miguel Sucunza nos comunica que él tenía que abandonar lo primero que dije era que estaba con mucho trabajo y que tenía que dedicarme a la empresa. Pero después hubo un periodo de reflexión, desde CEN me pidieron dar el paso, lo hablé en familia, con los compañeros del despacho y lo cierto es que recibí un apoyo unánime, muchos empresarios me llamaron. Me dijeron que el mío podía ser el perfil, porque la empresa pequeña y mediana, que es la que mejor conozco, necesitaba ese cambio en la patronal. Y como soy de los que cree que hay que vivir y no sobrevivir pues finalmente di el paso”.

¿Nadie le dijo que ni se le ocurriera?

–(Ríe). Seguro que alguien sí. Siempre hay gente timorata y este es un puesto muy expuesto públicamente, pero la gente que te quiere siempre te apoya en lo que haces.

Desde los años 90, en CEN ha habido dos presidencias largas y una mucho más corta. ¿Es partidario de ciclos largos o cortos?

–Bueno... Si el nivel de exigencia es como estos días, creo que en cuatro años no voy a poder ni conmigo mismo... Bromas aparte, veremos cómo se dan las cosas, pero creo que en cuatro años se puede avanzar en los ejes de trabajo que hemos marcado. Si se mejora, aunque sea un poco, ya estaré satisfecho. Si cumplimos y vienen otros que lo pueden hacer mejor, adelante.

En su discurso inicial situó a la industria como una de las prioridades. Navarra, con más de un 30% de su PIB dependiente de las manufacturas, es la comunidad más industrializada. ¿Cómo ve a la industria navarra?

–A la industria la veo bien, tenemos una potencia, pero sin ánimo de ser derrotista creo que hay que avanzar y mejorar, procurando mantener lo que tenemos y conseguir otras empresas. Una sociedad sustentada en la industria es una sociedad avanzada, que mejora las condiciones de trabajo y brinda más recursos a los trabajadores. Todo lo que sea industrializar nuestra sociedad lo apoyo al 100%.

Hizo referencia también en sus primeras palabras al absentismo laboral, que calificó de desbordado. ¿Qué cree que se puede hacer? ¿No será, sobre todo, que la sociedad y los trabajadores también van envejeciendo y la salud se resiente?

–No lo sé. Medidas existen y alguna habrá que adoptar… Lo que nos llega es que los niveles de absentismo son elevados. No quiero decir que sean justificados o no, pero es un dato objetivo: hay un número muy importante de horas que se pierden y hay que mejorarlo. A partir de ahí se pueden tratar otros asuntos, se está hablando por ejemplo ya de reducir jornadas. Pero hay que ser eficientes.

Las empresas tienen problemas para cubrir estas bajas y encontrar personal...

–Es una situación diabólica, porque hay muchos problemas para encontrar mano de obra, sobre todo especializada. Y esto afecta ya a la capacidad para sacar el trabajo.

¿Perciben las empresas que el trabajo está perdiendo importancia en la vida de las personas, sobre todo de los más jóvenes? Los viernes, el bajón de actividad que comienza a percibirse es importante...

–Es verdad que ahora mismo el viernes por la tarde es semifestivo y yo he conocido los sábados laborales, iba al colegio los sábados, de hecho. A mí me enseñaron que había que trabajar y era parte de la vida y ahora, sin perder el trabajo su valor, creo que se priorizan otras cosas. También es cierto que la pandemia nos ha enseñado algunas cosas, como que hasta los jóvenes son vulnerables y que la vida hay que vivirla. Y hay que conjugar esto. Una vida feliz y plena pasa por un trabajo digno y por divertirse, por qué no. Hay que buscar ese punto de encuentro entre una vida profesional plena y una vida plena y socializada.

Se habla ya de una jornada de cuatro días o de 32 horas...

–Vamos a tener que ser más eficaces y eficientes en un menor tiempo de trabajo. No es lo mismo una empresa de hostelería, que tiene unos ritmos, unos calendarios, unas exigencias, donde se trabaja cuando los demás están de asueto, que una tecnológica. Va a ser difícil poner una línea para todos, pero habrá que acometerlo.

Hace unos días, el presidente de Kutxabank se refería a los bajos salarios que cobran los jóvenes y pedía que se incrementaran... ¿Qué reflexión hace de ello?

–En mi empresa no me importa ni la edad, ni la condición ni el sexo. Todo el mundo tiene que ganar lo mismo por el mismo trabajo, aunque es verdad que luego entran cuestiones como la antigüedad. No veo diferencias, la verdad, la gente joven y preparada tiene que tener los mismo salarios.

¿Pero los tiene?

–Creo que el salario es igual, tiene que ser igual.

Sucede, sin embargo, que con los actuales niveles retributivos muchos jóvenes y no tan jóvenes tienen verdaderas dificultades para ahorrar, para acceder a una vivienda en propiedad...

–Lo que sucede es que los gastos son mayores que los ingresos. Si los salarios han subido en los últimos años un 17% a la vivienda ha crecido tres veces más. Hoy vivir cuesta más y ajustar ese incremento de la vida a los salarios es difícil.

¿Y qué hay de los márgenes empresariales? El Ministerio de Economía ha creado una herramienta que dice que están en máximos, pero CEOE no quiere ni oír hablar de ella...

–Pues que ojalá crezcan mucho y eso sirva para invertir y crear riqueza. En las empresas que conozco los márgenes van a inversión, a mejora de condiciones, a compra de maquinaria, a medidas de seguridad... Casi todo se reinvierte, Y en ese negocio hay empresas y trabajadores, todos es el mismo barco. Las empresas que tienen beneficio lo reinvierten.

“En fiscalidad pedimos al menos no estar peor que las comunidades vecinas”

Comenta que uno de sus objetivos va a ser defender a la pequeña y mediana empresa. Ahora que se habla de la compra de Sabadell por parte de BBVA, lo que supondrá una menor competencia, ¿cree que las pymes tienen problemas a la hora de lograr financiación para sus proyectos?

–No me consta que haya problemas de financiación. El dinero circula y con proyectos atractivos y con futuro la banca no pone problemas de ningún tipo.

¿Y la burocracia administrativa?

–Hay que mejorar, confiar en que cuando uno pide algo no está engañando. Al pedir una licencia, por ejemplo, no hay que poner trabas. Podría hacerse a través de una declaración responsable. Si un arquitecto dice que el local cumple los requisitos, vamos a agilizar los permisos, porque eso crea riqueza y empleo. Luego ya habrá tiempo de vigilar.

Se ha convertido en recurrente la queja de la CEN acerca del marco fiscal de Navarra. ¿Qué impuestos cree que se podrían mejorar?

– Para las empresas, Sociedades es fundamental y el IRPF es también crucial.

Decía el presidente de Viscofan que en Navarra el Impuesto de Sociedades no está mal, pero que Patrimonio es un desastre...

–Yo he estado viendo comparativas y no somos los primeros de la fila en ninguno y hay impuestos en los que estamos más a la cola. Tenemos el caso de la CAV, donde los tipos son más bajos en Sociedades, por ejemplo. La excelencia está en la corrección, hay que corregir para mejorar y lograr que las empresas navarras estén en los mercados en igualdad de condiciones que del resto.

Pero Madrid, por ejemplo, ha roto la baraja bonificando al 100% algunos impuestos...

–Esto puede afectar a algunas empresas de servicios, pero no más. Nuestra competencia más cercana es la que importa. Habría que equipararse con ellos

Los impuestos no son iguales y hay quien plantea, por ejemplo, que el SMI tampoco sea el mismo en todas las comunidades. El nivel de vida no es igual en Badajoz que en Navarra.

–Pero competimos con empresas de esas comunidades también y hay países próximos donde ese salario mínimo ya es más bajo. Pedimos diálogo y que se cuente con nosotros antes de legislar sobre esto temas: sería saludable.

En su discurso mencionó las infraestructuras, como el Canal de Navarra, el TAV y el aeropuerto. ¿Debe pagar el Gobierno a las aerolíneas para que traigan vuelos a Pamplona?

–Habrá que convencerles. Tenemos un aeropuerto infrautilizado, que debería conectarnos más. El vuelo de Frankfurt daba mucho juego, porque era un nudo que te conectaba con todo el mundo. Habrá que adoptar las medidas necesarias que hagan mas atractivo el aeropuerto.

Hace unos días se aprobó la prevalencia de los convenios provinciales y autonómicos respecto a los estatales. ¿Qué le parece?

–Supone un cambio sustancial y de nuevo nos hubiera gustado que esto saliera del diálogo social. Ha venido vía Decreto Ley y, como no puede ser de otra manera, lo cumpliremos. Supone que los ámbitos de negociación se restringen y que los sindicatos con más representatividad de cada territorio van a negociar o al menos intentar negociar convenios.

¿Va a cambiar algo en la relación con ELA y LAB? Porque su peso ha crecido en Navarra en la última década...

–Nosotros apostamos por el diálogo social y ha funcionado perfectamente hasta la fecha, pero las cosas cambian y nuestros interlocutores son lo que son y hay que hablar con otras fuerzas sindicales.

La compra de las mascarillas durante la pandemia enturbió las relaciones con el Gobierno. ¿Cómo piensa afrontarlo?

–Yo estaba en la anterior junta y tuve conocimiento del contrato. Desde un punto de vista jurídico, CEN ha cumplido estrictamente lo que dice el contrato. CEN no intervino en la contratación del proveedor ni en la gestión del dinero público. CEN colaboraba y cumplió lo que decía el contrato. A partir de aquí, soluciones, evidentemente. Esa es mi responsabilidad.

¿Cree que la sociedad lo ha entendido?

–Las mascarillas han tenido salida gracias a CEN. La opinión pública es respetable, pero yo conozco los compromisos del contrato.