Empresas y expertos urgen a rediseñar el modelo económico: innovación y sostenibilidad ya no son opcionales
La Fundación Industrial Navarra reúne en LA FIINCA a más de 80 directivos en la cuarta sesión de sus #eXperienciasFIN. Manuel Maqueda, Edu Uribesalgo y David Yárnoz coinciden en que la rentabilidad, la circularidad y el diseño son claves para rediseñar el modelo económico
La Fundación Industrial Navarra (FIN) ha celebrado este viernes en LA FIINCA-Club Industrial la cuarta sesión de #eXperienciasFIN con motivo su décimo aniversario. El evento ha reunido a Manuel Maqueda, profesor de Economía circular y regenerativa aplicada de la Universidad de Harvard, Edu Uribesalgo, directo de Innovación y Sostenibilidad de Ternua, y David Yárnoz, chef de cuatro Estrellas Michelín y una Estrella verde de El Molino de Urdániz. El encuentro ha dejado un mensaje claro: la sostenibilidad ya no es un añadido reputacional, sino disciplina de diseño, gestión del riesgo financiero y estrategia de competitividad.
La jornada ha congregado a más de 80 responsables de innovación y sostenibilidad de empresas asociadas a la FIN y ha confirmado que la sostenibilidad se ha convertido en arquitectura de decisiones: diseñar productos y edificios como bancos de materiales, medir trazabilidad para evitar greenwashing y anticiparse a la regulación. En palabras de Maqueda, “no se trata de hacer cosas nuevas, sino de pensar todo de forma diferente”. Y, como ha resumido Uribesalgo, el equilibrio económico ha quedado como condición sine qua non: “rentabilidad y sostenibilidad caminan juntas”.
La sesión ha comenzado con la intervención de Susana Molpeceres, responsable de las mesas de la FIN, quien ha repasado la trayectoria de la entidad en su primera década, subrayando hitos, experiencias compartidas y proyectos de futuro: “Hace diez años trabajábamos innovación y sostenibilidad por separado; hoy, la complejidad nos obliga a integrarlas”.
Después, ha tomado la palabra Manuel Maqueda, que ha situado a las empresas ante un cambio exponencial para el que “una mentalidad lineal ya no sirve”. Su ponencia ha actualizado el enfoque clásico de la sostenibilidad: no se trata de “hacer menos daño”, sino de generar valor sin agotar recursos finitos ni intoxicar sistemas, lo que exige rediseñar modelos y procesos con criterios circulares y regenerativos. Maqueda ha recordado que “el 80 % de los impactos ambientales, sociales y económicos se decide en la fase de diseño” y ha defendido tres principios operativos: diseñar para eliminar toxicidad, contaminación y residuos; mantener productos, componentes y materiales en uso el máximo tiempo y valor posibles; y diseñar para la renovabilidad/regeneración de los ecosistemas.
El profesor ha aterrizado ese marco con ejemplos contundentes. Ha señalado que, de media, “ingerimos, inhalamos y bebemos entre 3 y 5 gramos de microplásticos por semana —el equivalente a una tarjeta de crédito—”, lo que convierte el plástico en un riesgo para la salud y financiero (pasivos latentes, litigios, primas de seguro). Ha cuestionado la confusión entre economía circular y “reciclar”: el reciclaje ha explicado “recupera átomos y moléculas” y, por tanto, es la estrategia de menor valor; antes están el reuso, reparación, remanufactura, modularidad y servitización. Ha advertido del efecto rebote: “si las supuestas mejoras ambientales multiplican el volumen vendido, la ventaja desaparece”.
En clave macro, Maqueda ha explicado que la economía global solo ha alcanzado alrededor del 7 % de circularidad y que la masa antropogénica (lo fabricado por el ser humano) ha superado ya a la biomasa: “si no cambiamos el sistema operativo, seguimos atrapados en ‘extraer-fabricar-tirar’”.
La mesa redonda posterior, moderada por Cristina Ochoa, ha conectado ese marco con dos prácticas empresariales. Edu Uribesalgoha defendido que “innovación y sostenibilidad no se entienden por separado” y ha puesto como ejemplo decisiones de Ternua anticipándose a la regulación: eliminar fluorocarbonos y prescindir de Gore-Tex en 2018, además de “proyectos singulares” que han convertido residuos en recurso (redes de pesca, lana local, textiles de lavandería). A su vez, ha reconocido la situación actual: Ternua, en concurso de acreedores, pese a loha asegurado que “el proyecto continúa —posiblemente con marcas por separado—.Su mensaje económico ha sido nítido: “la primera labor social de una empresa es ser rentable; sin rentabilidad no hay sostenibilidad”.
Desde la gastronomía, David Yárnozha mostrado cómo la innovación ha nacido del aprovechamiento integral y la estacionalidad. En El Molino de Urdánizhan desarrollado —con la UPNA— fermentaciones, kombuchas y misos a partir de mermas (pieles de pepino o pimiento) y han reivindicado el producto de temporada: “un tomate de agosto no es el mismo que uno de noviembre”. El proyecto ha generado empleo en un entorno rural, ha reforzado proveedores de proximidad y ha cuidado la logística de baja huella.
El público —directivos y responsables de innovación y sostenibilidad— ha planteado preguntas sobre inteligencia artificial, regulación europea, precios y hábitos de consumo. Maqueda ha insistido en que plásticos, PFAS y greenwashing “ya son riesgos financieros que mueven dinero” y ha rematado con un recordatorio sobre la curva exponencial: “los problemas exponenciales requieren soluciones exponenciales; solo la alianza con la naturaleza puede dárnoslas”.
En el evento también se ha entregado un reconocimiento a los coaches de las mesas de conocimiento de Innovación y Sostenibilidad, Maite Bergera (Zabala), José Manuel González (MTorres), Jorge García (Siemens Gamesa , Javier Zardoya (Mancomunidad de la Comarca de Pamplona) y Rafa Ruiz de Ojeda (Schneider Electric) por su labor durante los diez años de la Fundación Industrial Navarra.
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