Hace 2.600 años, en la antigua Atenas, tan sólo el 10% de las personas podían participar en la vida política. Se quedaban fuera mujeres, niñas y niños, personas extranjeras o esclavas y esclavos. Era el origen de la “democracia” como forma de gobierno. La élite ciudadana se reunía en el ágora o plaza pública para debatir los asuntos públicos en una democracia “cara a cara”.
Afortunadamente, el sistema democrático actual difiere del de aquella época. Entre otras cosas, porque una democracia o es participada o no es democracia.
Nuestro país se consolida como una de las 24 democracias plenas en todo el mundo. En buena medida, gracias a la calidad del sistema electoral, el nivel de pluralismo y del ejercicio de libertades civiles. Y Navarra mantiene un nivel democrático alto, siguiendo varios de los principios fundamentales alineados en el Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea: gobierno abierto, participación ciudadana, transparencia, rendición de cuentas o calidad de los procesos electorales.
Pero debemos estar “en alerta”. El desmoronamiento de las democracias puede ser gradual, no siempre evidente y perceptible, mediante un socavamiento de las normas democráticas. Amenazas emergentes como la desafección de la ciudadanía con las instituciones o la polarización están ahí.
Por ello, nuestro primer reto para 2025 es consolidar la democracia. El reto civilizatorio es una gran conquista que debemos perseguir frente a las guerras culturales a las que nos está llevando el populismo. Como vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad, departamento en el que se alojan las competencias de gobernanza o buen gobierno, animo a fortalecer la civilidad. Debemos seguir avanzando hacia una cultura más participativa y deliberativa en nuestra sociedad. La Ley Foral de Participación Democrática de 2019 ejerce de elemento tractor para ello. Fomento del voluntariado como motor de cambio social; empoderamiento de mujeres y niñas; participación de la infancia y la juventud como verdaderos guardianes de las sociedades democráticas… Son solo algunas de las palancas necesarias para desarrollar una Navarra fuerte y socialmente sostenible.
En este contexto, Marca Navarra se presenta como un reto colectivo, de Comunidad, centrado en los elementos que nos unen a las navarras y navarros. En potenciar los valores de nuestro saber hacer en común. Si llevamos más de 1.000 años juntos será por algo. Tenemos elementos comunes que nos propician nuestra convivencia, nuestro respeto y nuestra voluntad férrea de seguir como pueblos. Por tanto, Marca Navarra es una seducción para nuestro interior. Pero, también, es una atracción para el exterior. Para que nos perciban como un territorio que lidera la calidad de vida en nuestro país. Llevamos más de 15 años consolidándonos como líderes de calidad de vida. Detrás de ello, un sistema público y una administración que potencia unas políticas públicas para el conjunto de la ciudadanía.
Qué duda cabe que los retos europeos son también los retos de Navarra. Por lo tanto, desarrollar una política industrial donde lo público se convierta en una palanca para el desarrollo de las empresas es crucial. También el reto migratorio es uno de los grandes desafíos europeos que debemos solventar con humanidad pero, también, con regulación. Finalmente, el reto digital. Que no solamente es un reto técnico. Es un reto político, para que nadie se quede atrás en el desarrollo digital, evitando brechas poblacionales. También, introduciendo fórmulas de transparencia y de conocimiento para que la inteligencia artificial no nos secuestre la democracia.
En cualquier caso, nunca podremos hablar de Buen Gobierno mientras la igualdad entre mujeres y hombres no sea real y efectiva. Cierto es que Navarra, después de siglos de reivindicaciones, ha vivido en los últimos años un avance sin precedentes. Progresos en derechos para las mujeres gracias a las políticas públicas de igualdad, a la articulación legislativa, al movimiento feminista… Sin embargo, nos enfrentamos a las reacciones a esos avances. Retrocesos como el cuestionamiento de las políticas de igualdad, determinados discursos de odio a las reivindicaciones feministas e, incluso, el negacionismo de la violencia contra las mujeres. Sin olvidar el recrudecimiento de nuevas violencias vinculadas al ámbito digital.
Desgraciadamente, la realidad desmonta los discursos machistas y negacionistas. 44 mujeres han sido asesinadas por violencia machista este año en España. En nuestra Comunidad, en lo que va de año, se han registrado más de 1.800 denuncias de mujeres por haber sido objeto de violencia. Nuestro pensamiento, nuestra solidaridad y nuestro compromiso siempre van a estar con ellas, con sus familias y personas más cercanas.
El Gobierno de Navarra no va a dar ni un paso atrás en materia de igualdad. Es momento de celebrar la valentía y la determinación de todas las mujeres que han jugado un papel clave en la historia de nuestras comunidades y países. De reconocer los avances logrados. Pero también es momento de pedir más cambios.
En definitiva, tanto logrado y tanto por lograr.