Sin duda, la industria de la automoción es uno de los principales motores económicos de Europa. Por ello, su inversión en I+D+i es muy importante, tal y como demuestra el propio sector, que destina casi un 30% de sus ingresos a este apartado. Una cifra que ha convertido la automoción en el sector “más dinámico e innovador de toda la economía europea”, ya que es el que mayores recursos invierte en innovación y desarrollo en comparación con otras industrias, según subraya la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).

En este sentido, si tomamos como referencia la inversión en I+D+i realizada en 2018, el año anterior a la pandemia, el sector de la automoción fue la industria europea que más dinero invirtió de entre todos los tipos de industrias europeas, en torno a 61.000 millones de euros en 2018. Una cantidad muy por encima de los 40.000 millones de euros del sector farmacéutico y biotecnológico, que ocupa el segundo puesto en inversión en I+D+i en Europa. Y también sacan mucha ventaja a las partidas en innovación destinadas por parte del sector de la automoción de países como Japón y Estados Unidos, cuyas partidas se cifran en torno a los 18.000 millones de euros.

El camino de la innovación se centra fundamentalmente en crear un transporte menos dependiente de la energía y que sea mucho más sostenible, con vehículos más ecológicos, interconectados e inteligentes. La mayor parte de los desarrollos tecnológicos se dirigen hacia la implementación de la movilidad eléctrica, por la limitación del suministro de combustibles con base de petróleo y las estrictas normativas que limitan las emisiones contaminantes en la Unión Europea.

En Europa, mientras las ventas de automóviles con motor de combustión cayeron un 38%, las de eléctricos se incrementaron un 20%  


La segunda línea de los desarrollos tecnológicos se basa en el perfeccionamiento de los vehículos autónomos inteligentes, tal y como se desprende de las solicitudes de patentes. El mayor número de solicitudes de patentes relacionadas con el área tecnológica de los automóviles autónomos o inteligentes se produjo en Europa, concentrando un 33,3% del total mundial, algo por delante de Estados Unidos (30,1%), y muy por delante de Japón (11,5%)y Corea del Sur (10,5%).

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Los coches del futuro

A pesar de las dudas de los consumidores a la hora de elegir un vehículo, las ventas van en sintonía con el panorama del futuro. Es decir, aunque la venta de vehículos eléctricos sigue siendo tímida, las ventas de vehículos con motor de combustión descendieron un 38% en Europa en 2020. Por el contrario, las ventas vehículos eléctricos se incrementó en un 20%. 

Para impulsar este cambio de modelo, la innovación tiene como tarea pendiente, entre otras cuestiones, la de perfeccionar el proceso de fabricación de los coches eléctricos con la utilización de materiales reciclables y ultraligeros, como el polipropileno expandido (EPP). Asimismo, debe conseguir baterías para los coches eléctricos que sean aerodinámicas y de carga acelerada.

La innovación en automoción se alinea con la electrificación, la conducción autónoma y la movilidad como servicio (MaaS), aprovechando las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías y los modelos de negocio digitales. Ser líderes en I+D+i permitiría competir con una gran ventaja durante los próximos años.

El polipropileno expandido, un material ecológico y muy versátil


El polipropileno expandido (EPP) ha revolucionado el sector de la automoción. Sus excelentes propiedades de aislamiento térmico y de absorción de impactos, lo convierten en un material idóneo para la protección de los componentes electrónicos más sensibles, evitando sobretensiones e impidiendo que dichos componentes lleguen a deformarse de forma permanente. Además, sus utilidades han aumentado sobremanera gracias al desarrollo de técnicas de modelado 3D.


El origen del EPP como material para la construcción de componentes de automoción se remonta a los años 80. Entonces comenzaron a utilizarse para la producción de elementos amortiguadores en los parachoques. Más tarde, este material fue sustituyendo a las tradicionales espumas por su ligereza, facilidad de manipulación y su composición 100% reciclable. 


En la actualidad, el EPP no se utiliza únicamente para la fabricación de componentes básicos del equipamiento del vehículo, como asientos, reposacabezas o relleno de puertas, sino también para algunos de los elementos que componen los conjuntos de baterías para coches eléctricos. De hecho, se ha convertido en el material elegido por las principales marcas de automóviles para fabricar separadores de celdas, aislantes de alta tensión de ruptura o elementos de fijación.