Fernando Anbustegi (EH Bildu) con los 9 votos de EH Bildu y Zurekin Baztan, es el nuevo alcalde del Valle de Baztan. Los otros cuatro votos de Baztango Independienteak, UPN y Geroa Bai han sido blancos.
En su discurso, Anbustegi quiso dar las gracias a los baztandarras. “Durante siglos muchas han sido las personas que han trabajado por Baztan y las que han demostrado su amor por nuestro valle en forma de trabajo”. Aun así, expresó que “no todos quieren a Baztan de la misma manera”. Haciendo referencia a la cuestión de Erdiz, opinó que hay gente que “quiere a Baztan de otra forma”. En este sentido, citó a Mariano Izeta, quien pensaba que el dinero era nocivo, como bien dice el título de su obra ‘dirua galgarri’. También citó a Gabriel Aresti, y su conocido “nire aitaren etxea defendatuko dut” (defenderé la casa de mi padre), aunque apuntó que hoy en día lo actualizan diciendo “de nuestra madre, madres o padres” porque creen en “la diversidad y en los diferentes modelos de familias”.
Siguiendo con Aresti, citó la popular frase de “Ni hilen naiz, nire arima galduko da baina nire aitaren etxeak iraunen du zutik” (yo moriré, mi alma se perderá, pero la casa de mi padre se mantendrá en pie) y de la misma manera, explicó que “estos cuatro años pasarán pero Baztan estará ahí. Queremos un Baztan vivo”.
En su discursó también quiso acordarse de los baztandarras que ya no están. En ese sentido, hubo una mención especial para Jon Barberena, recordando las letras que escribió hace ya 20 años, “15 malko, 15 hots, 15 algara, Almandoztik Amaiurret bat gara” (15 lágrimas, 15 sonidos, 15 risas, desde Almandoz hasta Amaiur somos uno). Con esa premisa, Anbustegi defendió que es algo que “los 13 que estamos tenemos que tener en cuenta para trabajar a favor de Baztan, sin injerencias de fuera”.
En breve
Mesa de edad. La mesa de edad se formó con Lander Santamaría (Geroa Bai, el de más edad, 75 años), Lorea Lizarreta (EH Bildu, la más joven, 23 años) y Julen Urbiola, secretario.
Anécdota. Durante la sesión de investidura se tuvieron que cerrar las ventanas cuando, mientras Anbustegi ofrecía su discurso, empezaron a tirar cohetes en una boda en Arizkunenea.
