La huelga, patrimonio histórico
dos exrojillos, iñaki ibáñez y joshe viela, hablan de la que protagonizaron en 1984
El campeonato liguero tendrá que esperar por lo menos una semana más y el horizonte atisba ya el espejismo de peligrosidad, en una competición cuyo retraso traerá dolores de cabeza a la hora de reubicar el calendario. No es el primero ni será el último pero mirando los precedentes, este parón es el más serio y problemático de la historia de la competición, y no hay duda de que traerá cola.
Que la AFE y la LFP están condenadas a entenderse (y viceversa) es un secreto a voces. Los directivos del organismo liguero han mostrado su inaptitud a la hora de crear un fondo de garantías y son 50 los millones de euros pendientes de pagar a 200 futbolistas. Por otro lado, la AFE tiene unas pretensiones económicas propias de un contexto idílico y que se antojan imposibles en los tiempos que corren. Como gato y ratón, ambas instituciones están protagonizando una escena que no se veía en el fútbol español desde 1984 y que, como todo matrimonio de conveniencia, deben solucionar.
A pesar de no darse hace 26 años, las convocatorias de huelga no son nuevas en la competición nacional. Ya el 3 y 4 de marzo de 1979, cuando el sindicato de futbolistas no tenía ni un año de vida, se convocó el primer parón de los futbolistas. Las principales reivindicaciones fueron su inclusión en la Seguridad Social y la abolición del derecho de retención, con el que los clubes podían asegurar la continuidad de sus futbolistas aumentando un 10% el sueldo de sus fichas. Apenas dos años más tarde, en 1981 y después en 1982, otras dos convocatorias quisieron ser protagonistas del panorama futbolístico. En la primera, la AFE abogaba por un pago de las deudas, tal que la jornada del día 6 de septiembre no se jugó y la del día 13 se hizo con los juveniles. En esa misma temporada los futbolistas convocaron una huelga para las tres últimas jornadas, pero finalmente fue anulada.
Para seguir lo que ya parecía una moda, llegó 1984 y con él otra convocatoria. Ésta fue hasta el pasado fin de semana la más reciente en el fútbol español y en la que la AFE acordó que el inicio de la competición se hiciera con los juveniles. "El club nos comunicó que teníamos que ir a jugar y ahí fuimos", dice Joshe Viela. El actual preparador físico de Osasuna debutó con el primer equipo rojillo en la jornada de huelga. Los juveniles se vieron obligados a enfrentar una situación competente a sus mayores, siendo los focos de atención aquel 9 de septiembre. "No tuvimos contacto con los jugadores del primer equipo, simplemente el club nos comunicó que teníamos que jugar. Acudimos con nuestro entrenador y lo hicimos con ilusión", comenta. En cuanto a la huelga como tal, el sindicato de futbolistas abogaba por el pago de deudas y también por la negociación de los derechos televisivos; aspectos relacionados también con el conflicto presente. "Parece que esta huelga es parecida. No sé si en el 84 confiaban en resolver rápido sus diferencias, pero esta parece que va para largo", concluye el preparador físico osasunista.
Por tanto, las disensiones entre ambas organizaciones se repiten a lo largo del tiempo. A pesar de resolver pequeños flecos, los asuntos importantes parecen curarse con tiritas y las heridas nunca cicatrizan. Es por eso que la convocatoria actual sigue teniendo como motivo principal el endeudamiento por parte de los clubes hacia los futbolistas. "Una huelga siempre es un extremo, pero a veces es la única posibilidad de defender tus derechos", dice Iñaki Ibáñez, exjugador de Osasuna. El entonces centrocampista rojillo y ahora delegado de la entidad sostiene que no es agradable para nadie llegar a tal situación. "Cuando llega el momento quieres jugar, pero no puedes. Cualquier situación laboral que no sea solventada en un tiempo aconsejable puede desembocar en esta situación", explica Ibáñez.
Así, el conflicto entre ambas partes se ha convertido en el maná de un panorama que, a falta de fichajes enredados y rumores veraniegos, no tiene otro quehacer que beber del culebrón de esta aún pretemporada. La resolución no debe ser tardía, los minutos se acumulan y el calendario no espera. Pero ya se sabe; el fútbol también se mueve en los despachos.