El año de los hermanos Ros
íñigo ha ascendido a segunda con el tenerife y Javi se ha clasificado para la 'champions' con la real sociedad
difícilmente los hermanos de Tudela Íñigo y Javier Ros podrán borrar de su memoria la temporada que acaba de finalizar (al primero le queda todavía un partido sin trascendencia). El mayor, de 30 años, ha sido pieza clave y fundamental en el ascenso del Tenerife a Segunda División, mientras que el menor, de 23, aunque no ha participado todo lo que le hubiera gustado, ha formado parte de la plantilla de la Real Sociedad que ha protagonizado la gran sorpresa de la Liga al clasificarse para jugar la Champions.
Estos dos hermanos comenzaron a dar patadas a un balón en las categorías inferiores del equipo de la capital ribera antes de enrolarse en la cantera del club donostiarra. Íñigo llegó a jugar dos temporadas en el filial blanquiazul, pero tuvo que coger las maletas y marcharse primero a Jáen (cinco campañas) y después a Eibar (dos). El verano pasado estuvo a punto de dar por concluido su periplo fuera de casa para probar fortuna en el equipo de su tierra, el Tudelano, recién ascendido a Segunda B, pero una llamada a última hora del técnico del Tenerife, Álvaro Cervera, que le tuvo a sus órdenes en el Jáen (temporada 2009-2010), le llevó a las islas afortunadas.
ascenso a segunda
Cinco asaltos
El mayor de los Ros no podía dejar escapar la última oportunidad de llegar a la división de plata, con un equipo que tenía el ascenso como una obligación más que como un objetivo. Lo ha jugado todo esta campaña (solo se ha perdido un encuentro por acumulación de tarjetas) y en su quinto play off consecutivo ha conseguido por fin abrir las puertas de la división de plata. "Ha sido mi mejor año tanto a nivel individual como colectivo. Por fin, después de cinco intentos, la próxima temporada podré jugar en Segunda", confiesa aliviado Íñigo Ros.
El veterano centrocampista tudelano se siente en Tenerife como en casa -"el equipo más grande en el que he jugado"-, aunque reconoce que las exigencias también son mayores. "En estructura se parece mucho a Jáen o Eibar, dos equipos donde también había mucha calidad, pero aquí ascender en Segunda era obligatorio. Hacía solo tres años que el equipo había estado en Primera, y pasar de la máxima categoría a Segunda B en solo dos temporadas fue un palo muy gordo. Además el curso pasado el equipo se quedó a las puertas del ascenso y, por tanto, la presión que teníamos era muy grande".
El Tenerife logró su meta a la primera, tras una campaña regular prácticamente perfecta, pero en la eliminatoria con el Hospitalet sufrió hasta el final. "El gol que nos marcaron en la ida en el minuto 89 (el encuentro acabó 3-1) nos hizo daño y en la vuelta, cuando se pusieron por delante, nos tocó sufrir, pero, al final, los objetivos saben mejor así".
El ascenso desató la locura entre los más de 1.000 aficionados que viajaron con el equipo a tierras catalanas y también en la isla, donde el recibimiento fue apoteósico. "No había vivido nada igual. Fue impresionante", asegura el jugador, que confiesa estar algo cansado tras tantos acontecimientos. "Teníamos que celebrarlo porque un ascenso es algo muy complicado de conseguir y había que darle el valor que se merece".
Íñigo Ros, que tiene un año más de contrato con el Tenerife al haber conseguido el ascenso, cuenta los días y las horas que faltan para que arranque la próxima temporada, la de su debut en la división de plata. "Será espectacular jugar en Segunda en nuestro campo ante 15.000 o 16.000 personas y hacerlo en campos míticos como Riazor o La Romareda? Va a ser una temporada muy bonita para mí", apunta el tudelano, que se muestra convencido de que la posibilidad de jugar a nivel profesional le llega en el mejor momento de su carrera. "Estoy preparado para afrontar este reto. Me prepararé bien durante el verano para jugar en Segunda".
a la 'champions'
Temporada complicada
Si la temporada ha sido positiva para el mayor de los Ros, para el pequeño no ha sido nada mala, ya que su equipo, la Real Sociedad, ha sido capaz de acabar en puestos de Champions, por delante de equipos de la talla del Valencia o el Málaga. "Ha sido un año fantástico a nivel colectivo", recuerda el centrocampista, si bien apunta que a nivel individual ha resultado complicado porque "he jugado muy poquito. De todas formas, estoy contento porque la gran campaña que ha cuajado el equipo ha hecho que lo lleve mejor".
No arrancó mal el curso para Javier Ros, que vio cómo, en la primera jornada de Liga, Montanier le daba la alternativa en la máxima categoría en el campo del Barça. "Fue una sorpresa jugar", reconoce el futbolista, que añade que "era algo con lo que soñaba desde hacía tiempo. Jugar en Primera es el sueño de cualquier chaval al que le gusta el fútbol y fue un momento especial". Ese día (19/8/2012) su equipo salió goleado del Camp Nou (5-1), pero ni la abultada derrota empaña el gran recuerdo que el tudelano tiene de aquella noche, de la que guarda su camiseta con el número 23 a la espalda y la que le entregó Andrés Iniesta a la conclusión del partido.
Tras su debut las cosas se torcieron para Javi Ros, ya que apenas dispuso de minutos (ha intervenido en siete partidos). "Sabía que sería complicado jugar, pero la verdad es que no esperaba participar tan poco", asegura el centrocampista, que espera que el nuevo entrenador, Jagoba Arrasate, cuente más con él de lo que lo ha hecho esta temporada Philippe Montanier. "Confío en que vamos a disputar tres competiciones y el técnico deberá tener distintas alternativas para afrontar tres partidos por semana. El banquillo se moverá más que este año. Trabajaré al máximo para intentar entrar en el once", asegura el centrocampista, que revela que la plantilla está muy ilusionada con la vuelta a Europa. "Queremos disfrutar; independientemente de que en la previa nos toque un rival duro, no nos metemos presión. Hay que tomárselo con tranquilidad", señala el jugador blanquiazul, que apunta que el éxito de este equipo radica en "la confianza que tiene. Sabemos que estamos haciendo las cosas bien y eso es importante para afrontar partidos complicados como el de Riazor. No teníamos miedo a no alcanzar la cuarta plaza, sabíamos que si perdíamos el último partido de Liga y acabábamos quintos, la temporada seguía siendo igual de buena". No obstante, reconoce que estar en Champions es algo "histórico y quién sabe si irrepetible. Por ello, conseguirlo en mi primer año me parece algo increíble".
reencuentro
Difícil, pero no imposible
A Javi Ros le queda un año más de contrato y, aunque espera seguir ligado en el futuro a la Real, también sueña con reencontrarse en el campo con su hermano mayor. "Me encantaría compartir vestuario con él, pero ahora mismo es complicado porque llevamos caminos muy diferentes", declara el realista, que no esconde tampoco que Íñigo es su máximo referente futbolístico. De ahí que haya disfrutado al máximo del éxito de su hermano. "Ya le tocaba, lleva muchos años trabajando duro para jugar en Segunda y hasta ahora se le resistía".
El mayor de los Ros también tiene palabras de elogio para Javi que, tras abandonar el Tudelano y pasar por las categorías inferiores de la Real (cesión incluida al Eibar), ha conseguido lo que a él se le resistió: dar el salto al primer equipo. "Javi ha vivido una temporada complicada porque no ha jugado todo que le hubiera gustado", manifiesta Íñigo, que le aconseja que no desespere y tenga paciencia porque "tiene sitio en el equipo. Por lo que fuera, Montanier no ha confiando en él, pero el fútbol es cambiante e igual con el nuevo entrenador comienza a participar más. Lo importante es que esté preparado para cuando le den la oportunidad, aprovecharla".
Íñigo también sueña con compartir equipo con su hermano o, cuando menos, volver a verse las caras en el terreno de juego, aunque, a día de hoy, lo ve complicado. "No sé lo que deparará el futuro. Esperemos que no nos veamos las caras porque significaría que mi hermano sigue jugando en Primera, aunque, quién sabe, igual llego yo a la máxima categoría. Vamos a soñar, ¿por qué no?".