Engrasa tu silla, afila tu muleta. La letra de Def con Dos en Acción Mutante es su lema. Y dio pie al Mutante Eguna, cita que cumple tres años en San Fermín y celebraron el día 10. Consiste en hacer lo que se suele hacer en fiestas. Salir de fiesta. “Nos juntamos y vamos donde se nos ponga”, dice Erkuden Chocarro. Surgió “como cualquier chorrada de San Fermín, de juerga. Solíamos quedar la cuadrilla de los cojos. Un día nos quedamos de par de mañana dos en silla de ruedas y un amputado. Nos empezamos a venir arriba y a desvariar con la película de Acción Mutante, la canción de Def con Dos... y se nos ocurrió el Mutante Eguna”.

El desvarío les pareció buena idea y oficializaron la jornada. “La primera vez pagamos la novatada. Parece que nacimos ayer... buscando sitio para comer diez personas con silla de ruedas”, se ríe. Este año comieron en la bajera de Mikel Bidaurre en Ansoáin. “Se curró una barbacoa para todos, y luego de fiesta. Vamos a lo bestia, en plan formación. No es lo mismo ir una persona que ir 15, entre mutantes y acompañantes”, argumenta. Les faltó David, “un mutante que nos dejó hace dos años pero que siempre estará con nosotros”, recuerda con cariño Erkuden.

En la cuadrilla hay parejas en los que ambos van en silla de ruedas o con muletas. También mutantes cuyas parejas “son bípedas. Nos metemos en medio de Jarauta con todo el mogollón y piensan que son nuestras cuidadoras... a Patricia le decían, ‘te ha tocado sacarles a estos...’ ‘No, es mi marido...’. Lo que queda por hacer todavía”, opina Erkuden.

Se conocen “porque entre los cojos, con el que es un poco movido terminas coincidiendo. Y Pamplona es un pueblo. Empezamos los colegas y se ha ido sumando gente al Mutante Eguna, que nos ven o a la que nos acercamos nosotros”. 

Se hacen notar porque tunean con luces led sus sillas y llevan megáfonos. “Vamos a donde nos dé la gana, y si no podemos acceder, desde la puerta pedimos con el megáfono el katxi de kalimotxo o de cerveza. Por altura la gente no nos ve, estamos a ras de culo. Con la sirena del megáfono nos abren pasillo. En grupo vamos súper bien, pero cuando vas solo, no sé ni cuántas veces me han dicho, ‘tú no deberías estar aquí’ o ‘cómo se te ocurre’. ‘Que son mis fiestas, tío’”, reivindica Erkuden, que lamenta esa infantilización que padecen. 

El Mutante Eguna, además de “una juerga, es un día de reivindicación. Nosotros tenemos muy normalizado que vamos en silla de ruedas. Pero en días así te das cuenta de que no está normalizado. A la gente le llama la atención que vayamos de marcha,y a mí me llama la atención que les llame la atención”.

Además, “institucionalmente nos dejan siempre las migajas, y no hay una inclusión real. Por ejemplo, con los baños en San Fermín. No todos están adaptados, y en los que dicen que sí lo están se accede por rampas que son un peligro. Con la silla tenemos que abrir la puerta hacia afuera y nos vamos cuesta abajo. Y nos tenemos que sentar... a ver quién es el listo que se sienta en una taza en Sanfermines”, se ríe.

También destaca que “desde las asociaciones, quien dirige no se ha montado en una silla de ruedas en su vida. Están decidiendo por nosotros personas que no tienen ninguna discapacidad. Por eso nos organizamos entre nosotros, decidimos lo que queremos hacer y dejar de hacer, y sobre todo sin autolimitarnos ni tener miedo. Oye, pues nos vamos a meter a Jarauta a la noche. Al final, las barreras que nos encontramos no tienen nada que ver con nuestra condición. Yo el día que estoy jodida por mi enfermedad no salgo, pero cuando salgo intento disfrutar siempre”. Lo da todo. 

Chocarro, que padece el síndrome de Ehlers-Danlos, enfermedad rara que daña el tejido conjuntivo, ha sido siempre muy sanferminera y socia de La Jarana desde los 18 años –ahora tiene 50– “aunque llevo 10 años sin entrar, porque tiene escalones. Seguiré siendo de la Jarana hasta que sea accesible”, asegura.

En la fiesta intenta no perderse “absolutamente nada”, y recuerda el “momento de shock” que vivió cuando empezó a usar la silla. “Tú sigues siendo la misma, pero la gente ya no te ve igual. Quizá sin darse cuenta, pero vamos a este bar, y de repente te encuentras sola fuera. O vamos hacer esto otro, y ves que es inaccesible... Fue muy duro, hasta que empiezas otra vez; si en una peña puedo entrar y en otra no, no es por mi condición. Hay que coger fuerza y decir, ‘voy a disfrutar a tope y punto’”. 

De estos Sanfermines, se le ha quedado grabada una imagen en los conciertos de Herri Sanferminak. La protagonizó Markel, un chaval que padece una enfermedad rara. “A la altura de todos los bípedos se veía la cabeza de Markel. Su primo lo había cogido aúpas, en primera fila... y él estaba como loco. Se me puso la piel de gallina. Eso es la inclusión de verdad”, afirma sobre una palabra que le “chirría, porque parece que nos tienen que dar permiso”.

Ellos seguirán celebrando sin permiso su Mutante Eguna. “Además cada vez tenemos más mutantes. Que se vaya preparando Iruña”, amenaza Erkuden. Las sillas ya están engrasadas y las muletas bien afiladas.