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Menos samba, mucha protesta

el inicio del torneo no calla las acciones en contra por el dispendio económico

Menos samba, mucha protestaFoto: EFE

cuando a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, declararon inaugurada y abierta la Copa Confederaciones, el sonoro abucheo que siguió al acto protocolario dejó bien a las claras que el alegre carácter brasileño ama la fiesta y el fútbol, pero que tampoco está para que le amarguen la existencia.

La fiesta inaugural de la Copa Confederaciones respondió a la tradición de este tipo de ceremonias de inicio. Es decir, con mucho colorido, llamada a la integración de las culturas, bailes, representación de los participantes y todo lo que se quiera. Sin embargo, ahí fuera mismo, a las puertas del estadio Nacional de Brasilia, los manifestantes llegaron hasta la antesala de la fiesta para reinvindicar que en Brasil, una de las economías emergentes, los problemas siguen y que las diferencias se siguen marcando.

La cultura y las tradiciones de Brasil, Japón, Italia, México, España, Uruguay, Nigeria y Tahití, países que disputan la Copa Confederaciones, se fundieron en la ceremonia de inauguración, ante cerca de 70.000 personas. Un gran mosaico humano desplegado sobre el césped del estadio Nacional de Brasilia le dio la bienvenida al público con frases en portugués e inglés, que precedieron al ingreso de 2.800 actores, bailarines y voluntarios con trajes típicos y banderas de cada país.

Casi tantos manifestantes como bailarines representaron su particular ceremonia de inauguración que se saldó con decenas de detenidos y también con un buen número de heridos.

El ministro brasileño de Deportes, Aldo Rebelo, consideró que las manifestaciones que se están desarrollando en los últimos días no afectarán el desarrollo de la Copa. "Creo que la (Copa) Confederaciones se desarrollará sin ninguna relación directa con las manifestaciones que tengan lugar en el país", dijo Rebelo. Estos indignados brasileños, sin embargo, anuncian un torneo caliente ya que quieren extender las protestas a otros puntos del país - hablan de 23 ciudades-. El precio de los transportes, una mejor educación y hospitales figuran entre las demandas. La celebración del torneo, con un coste elevadísimo y prolegómeno al Mundial de 2014, es un buen escenario para que no se olviden de los olvidados.