alsasua. Gurrutxaga pasó de jugar en la Champions a Tercera División, un peregrinaje que le llevó a Algeciras, Madrid, Zamora, Lemona, Irun o Beasain y que desgrana ahora en un monólogo. Reconvertido en cantante, monologuista, presentador y actor, ha saltado a las páginas de cultura y televisión. Pero hoy vuelve a la sección de deportes.

¿Cómo surge este monólogo?

Los futbolistas tienen mucho tiempo libre y hace dos años empecé a hacer conciertos, Antes de la canción, explicaba la letra. Y sin querer me di cuenta de que era bastante cómico el asunto y que la gente prefería las historias que contaba en vez de la canción. Al principio no me gustaba, porque las canciones tienen un trabajo detrás y los comentarios eran improvisados más o menos. Me di cuenta de que puedo tener esa vis cómica. Así, pensé en dejar la guitarra y hacer un monólogo entero. No me tiré a la piscina de golpe, ya que llevaba varios meses haciendo conciertos y vi que podía funcionar.

¿Qué cuenta?

Cuento mis vivencias como jugador profesional, desde Primera hasta Tercera, lo que normalmente no se cuenta. Los futbolistas suelen ser políticamente correctos. Yo también lo era cuando estaba en la elite profesional. Hay cosas que la gente quiere saber, como los pensamientos que tienes cuanto te expulsan, de cuando metes un gol en propia puerta o cuando sales de fiesta y te pillan. Mil cosas que todos sabemos que hacemos y nadie las cuenta pero que a la gente le interesa saber.

¿Qué es un futbolisto

Es un juego de palabras. La palabra futbolista o el fútbol engancha y también que un tío futbolista haga cosas distintas. Tenía que meter la palabra. Siempre digo, por contestar algo, que no siendo muy bueno con el balón he podido vivir 15 años de ello. Algo de listo habré tenido.

Con 23 años dejó la Real, que jugaba la Champions, para irse a Algeciras, en Segunda A. ¿Cómo fue esa decisión?

La Real estaba en Champions en ese momento, pero yo no jugaba nada. Con 23 años estaba desilusionado. Llegué a odiar el fútbol. Si quería hacer carrera, había que moverse y surgió la oportunidad de ir a Algeciras. Deportivamente fue una decisión nada afortunada por mi parte pero personalmente crecí. Era la primera vez que salía de casa y encima bastante lejos.

¿Se arrepiente?

No me arrepiento de nada de lo que he hecho, pero deportivamente no fue nada acertada. Reconozco que durante 4 o 5 años no di todo lo que tenía que dar. No me arrepiento porque hice otras cosas, como teatro. Pero no tenía la cabeza donde tenía que estar. Debuté con 19 años y ahora veo que era un crío. Era demasiada responsabilidad. El fútbol me lo ha dado todo, incluso lo que está llegando ahora, pero también me ha quitado y me ha hecho sufrir. En aquellos años casi prefería tener la cabeza en otro lado, porque sufría mucho por la presión que suponía.

En seis meses pasó de jugar en Primera a Segunda B. Estuvo dando tumbos por los banquillos de media España durante cuatro años. Conoció la otra cara del fútbol, jugando en Lemona incluso sin cobrar.

Me vi con 26 años, después de cuatro años de no estar muy centrado. Hasta entonces igual me fichaban porque había estado en Primera, a ver si esta vez funcionaba. Unos años tiré con eso, pero luego ya no valía. Acabé en el Lemona, un pueblo de 3.000 habitantes que entrenaba a las siete y media de la tarde porque la gente trabajaba ocho horas. Ahí espabilé. Era la primera vez que jugaba con gente que trabajaba y encima lo daba todo. Fue por dignidad y respeto. Me centré, espabilé y empecé a hacerlo bien. Pude hacerme una carrera, aunque sea en Segunda, por méritos propios. Era un jugador que prometía, pero no fui capaz de asimilar aquello. Creo que no pude con la presión. Todos no valemos para Primera División. No es sólo cómo eres con el balón, sino cómo lo llevas. Si me hubiera pillado con 25 o 26 años lo habría llevado de otra manera, pero posiblemente no hubiera llegado. Bastante es que llegué.

¿Qué balance hace de su carrera deportiva?

Conseguí el sueño de cualquier chaval guipuzcoano y el mío, porque de pequeño solo pensaba en el fútbol y en jugar en la Real. Lo conseguí y estoy muy orgulloso de ello. Aunque no di todo lo que se esperaba de mí, conocí ciudades y acabe en Segunda B, donde más años he estado. Creo que era mi lugar, donde más he disfrutado. Puedes ser cabeza de ratón o cola de león, creo que mi lugar era Segunda B; ahí sí que aportaba y el equipo me necesitaba. Quizás más arriba no.

¿Cómo ve el panorama actual del fútbol?

Ahora no soy muy seguidor del fútbol. Me gusta la Real, que juegue gente de casa, veo partidos de la Champions... Decir que uno cobra mucho..., las millonadas que se gastan, prefiero no hablar mucho porque, aunque no a esos niveles, tal vez haya gente que piense que yo también cobraba más de lo que merecía.

Además de actuar con su grupo, Vanpopel y los monólogos, presenta Hizkamizka, un concurso diario de preguntas sobre cultura general, y Tumatxak, un programa relacionado con la música. También está de gira en la obra teatral Vanpopel y los monólogosHizkamizkaTumatxakHiru

Supongo que son modas, y los últimos meses ha habido una moda conmigo. Pero soy consciente de que las modas vienen y se van. Duraré todo lo que pueda. Mientras tanto, algunos pueden pensar que toco demasiadas cosas, saturándome. Incluso yo lo pienso, pero las oportunidades llegan cuando llegan. Por eso cojo todo lo que puedo. Tenía que buscarme un futuro y he tenido mucha suerte. En fútbol bajé de Primera a Tercera. Si tengo que bajar del escenario, estoy preparado.

¿Dónde se siente más cómodo, sobre un escenario o en un campo de fútbol?

Sin duda en un escenario. Disfruto mucho más. Supongo que es tema de confianza en uno mismo. En el campo de fútbol yo me pongo nervioso hasta en Tercera División.