Aunque Leitza es un pueblo famoso por la talla de sus pelotaris y deportistas de herri kirolak, también puede presumir de buenos futbolistas. Y es que el equipo local Aurrera KE se ha hecho un nombre en los campos en sus tres décadas de andadura. Temporada tras temporada, Aurrera ha demostrado que es un conjunto luchador que nunca vuelve la cara, destacando por su deportividad.

Una persona clave ha sido José Luis Arrizurieta, en el banquillo del Aurrera estos últimos 17 años. Comenzó como ayudante de Miguel González en el primer equipo en la temporada 97-98 y después con los juveniles. Desde 2010 es el entrenador titular. “Entrenar en un pueblo es difícil para los técnicos que vienen de la capital. Están acostumbrados a entrenar a mucha gente y no pueden hacer una labor buena”, observa José Mari Razkin, responsable de la sección de fútbol de Aurrera KE. La junta directiva del club pensó en Arrizurieta. “Conocía a los jugadores y tenía aptitud para estar en ese puesto. Pensaban que iba a resultar”, apunta. Además, destaca su formación, con todos los títulos de entrenador, en la que influyó su esposa, Izaskun, animándole a que se sacara los títulos oficiales. Primero obtuvo el nivel uno, para fútbol base; después el dos, para entrenar a equipos desde categoría amateur hasta Regional Preferente inclusive; y, finalmente, el nivel tres, que titula como entrenador nacional o técnico deportivo superior de fútbol. Asimismo, tiene los tres de fútbol sala.

“La decisión no fue fácil. Tenía hijos pequeños y mi mujer y yo trabajábamos fuera de casa”, recuerda Arrizurieta. Pero asumió la responsabilidad, junto con Ángel Irujo. “El primer año estuvimos los dos. Nos metimos en la fase de ascenso y en el último partido, contra el Mendi, perdimos la eliminatoria y permanecimos en Primera Regional”, recuerda el leitzarra.

En Preferente, con algún descenso a Primera Regional, ha jugado Aurrera a lo largo de su trayectoria. En la actualidad está en esta última por los descensos de los equipos navarros de Segunda División B, que arrastraron automáticamente a equipos de categorías inferiores. Están clasificados terceros, detrás de Etxarri Aranatz y Rotxapea.

“Aspiramos a seguir en la línea actual para llegar al máximo que podamos contando con jugadores del pueblo”, señala Arrizurieta. “Es importante mejorar el rendimiento deportivo. En Leitza los jugadores comienzan con 14-15 años y vienen del fútbol sala”, señala. Al respecto, destaca el handicap que supone no contar con un campo de hierba artificial. “Se podría trabajar mucho y sobre todo la base desde tempranas edades. Al tener un campo de hierba natural, incluso tenemos problemas para disputar los partidos de competición, sobre todo en invierno”, apunta.

Además de poder ser usado por más equipos y mejorar la técnica, un campo de hierba artificial quitaría muchos trabajos de mantenimiento del campo actual, tarea de la que se encargan jugadores y el entrenador.

Por otro lado, Arrizurieta destaca la importancia de la práctica del deporte, sobre todo en equipo, en la juventud. “El fútbol no es solo hacer deporte, es educar, inculcar unos valores y otra actitud hacia la vida. Aprenden de la importancia de trabajar en equipo. Sin la ayuda de todos no se llega a resultados. Es competir y ganar, pero también respeto y deportividad”, abunda. Lo cierto es que Aurrera fue la temporada pasada el equipo con menos tarjetas en todos los grupos de Preferente. “Se juega con los pies y la cabeza. El 60% es el físico y el resto, otras aptitudes”, afirma.

historia Arrizurieta era uno de los muchos chavales de Leitza que jugaban al fútbol en las calles y en los prados, donde se colocaban porterías. “En esos tiempos había mucha afición. Vimos la necesidad de hacer un campo”, recuerda Razkin. Así, en 1983 se llegó a un acuerdo con la empresa Sarrió, que cedió unos terrenos en Larbando. El campo fue una realidad la temporada 1984-85, después de mucho trabajo realizado en auzolan. Uno de esos artífices fue Iñaki Salbaberri, Zili. Esa misma temporada debutaron en Segunda Regional, ganando la Copa contra el Lourdes de Tudela. En la siguiente temporada se clasificaron los primeros, ascendiendo a Primera Regional, con Iñaki Perurena, Peru, como entrenador. Después vino el ascenso a Preferente y algún año también se bajó a Primera.

Pero las cosas se complicaron en 1997, cuando Sarrió pidió los terrenos porque los necesitaba para una ampliación de sus instalaciones. Así, el Aurrera se quedó sin campo aunque siguió jugando. “Los partidos se jugaban en Berriozar y Lekunberri. Se portaron muy bien”, señala el responsable de la sección de fútbol de Aurrera KE.

Mientras tanto, el club, con la ayuda del Ayuntamiento de Leitza, la Federación Navarra de Fútbol y el Gobierno de Navarra, realizó el campo de Arkiskil, que se inauguró en 1999. El estreno del nuevo campo fue en Primera Regional, ascendiendo esa temporada a Preferente.

Hoy en día, el club cuenta con el apoyo de varios comercios y bares del pueblo, destacando Mandriladora Leiza y Peritza Taberna.