Síguenos en redes sociales:

El regreso de Mario Ossorio

el exjugador del magna vuelve a pamplona con el levante tras cumplir una sanción de dos años por dopaje

El regreso de Mario Ossorio

se sigue llamando Mario Ossorio. Es jugador de fútbol sala, pero poco tiene que ver con el jugador que entre 2006 y 2010 militó en el Magna Navarra. Cinco años después de su salida, sigue siendo un buen jugador, pero una persona nueva. Ha cumplido una sanción de dos años de dopaje. Una historia difícil de un deportista que apuntaba alto, internacional sub-21, al que la cocaína cortó su proyección pero no sus ganas de luchar por su sueño: ser internacional absoluto de fútbol sala. Mañana jugará en Pamplona ante el Magna Navarra (13.00 horas, Teledeporte).

Estos dos años apartado del fútbol sala han servido para que Mario Ossorio haya tenido tiempo de reflexionar sobre su vida. Hoy se siente una persona nueva, alejado de los problemas que han desvíado su camino en más de una ocasión. “Ha sido una etapa muy complicada de mi vida y hoy en día me siento feliz con mi vida, con mi novia y su hija, a la que quiero como si fuera mía y forma parte de mi vida. Ha sido muy difícil salir de ahí, pero gracias a la familia, a los amigos y a mi novia lo he conseguido”.

Mario Ossorio sabe qué quiere en la vida. Y, sobre todo, qué no desea volver a vivir. Admite que ha cometido errores graves. “Se hacen muchas locuras en la vida y el problema es no contarlas y no saber pedir ayuda. Cuando estás metido en esa dinámica no ves más allá. Me vino bien la sanción para poder pararme a pensar en lo que había hecho y para aprender de los errores. No podía seguir así. Era un momento en el que podía elegir dos caminos: el bueno y el malo. Podía haberme perdido definitivamente, pero elegí el bueno, he sabido rectificar. El deporte es mi pasión y en cuanto cumplí los dos años de sanción fiché por un equipo de Segunda B. He empezado de cero, he trabajado mucho y en enero conseguí llegar a Primera División gracias a que el Levante confió en mí”.

Estos dos años no los ha pasado en blanco. “Entrenaba a niños de cuatro a seis años en mi pueblo. Tenía que estar ocupado. Y los niños me encantan”.

A su juicio, la sanción llegó a tiempo. “No estaba enganchado, era algo puntual. No tuve que ir a ningún centro de rehabilitación. Con la ayuda de un psicólogo, a mi familia y a mi fuerza de voluntad”. A partir de ahora, le gustaría ayudar a quien viva una situación parecida, porque cree que ha aprendido.

Echa la mirada atrás y no tiene dudas al contestar cuál fue su peor momento en todo lo que ha vivido: “Ver la cara de mi familia cuando se lo conté. Haberles decepcionado a ellos y a los de mi pueblo. Pero he vuelto a ganarme su confianza. Ahora confían en mí y no les daré motivos para otra cosa. Tengo 28 años y quiero seguir al máximo nivel hasta llegar a la selección absoluta”.

Guarda buenos recuerdos de su paso por Pamplona, a pesar de que una lesión de menisco no le dejó jugar todo lo que le hubiera gustado. “He sido siempre un luchador, y así se lo dije a Imanol Arregui cuando, con 18 años, me fichó para el Xota. Yo dejaba Galicia, mi tierra, y en Imanol y en Tatono encontré dos grandes personas, que me trataron como si fueran unos padres para mí”.

Sigue al equipo en la distancia. “Tiene muy buen equipo, con el incombustible Eseverri, que yo creo que no se retirará nunca, con Roberto Martil, Jesulito, Carlitos y los jugadores jóvenes... Si marco un gol, no lo celebraré, porque considero que el Xota es como mi casa y espero volver algún día, aunque ahora mismo estoy centrado en el Levante, con quien espero conseguir los objetivos esta temporada. Seguro que el partido en Pamplona será muy bonito, porque somos un equipo que siempre vamos hacia delante y se ve espectáculo en nuestros partidos”.