Pamplona - Christian Beguer Baigorri dejó España y el puesto de preparador físico del Izarra para irse a Armenia. Junto con otros siete compañeros están llevando el Banants que milita en Primera División. A su regreso a Pamplona por Navidad compartió su experiencia en una charla que dio ayer en el Centro de Formación de Técnicos Deportivos en Fútbol (Ceneted) junto con Julio Muñoz.

¿Cómo surge la oportunidad de ir a Armenia?

-A través de Nando Muñoz, exfutbolista de Primera División. Como Nando tiene mucha relación con Valery Karpin, nos hicieron la propuesta a ocho técnicos españoles para trabajar en el primer equipo y en la academia. Me lo ofreció y no se podía dejar pasar esta oportunidad.

¿Se lo tuvo que pensar mucho?

-Pues al principio no sabía ni dónde estaba Armenia. Nos pusimos a buscar cosas en Internet y pensamos que el fútbol profesional era una buena oportunidad para reengancharse. Las condiciones económicas eran muy buenas, el fútbol nos parecía interesante, las instalaciones estaban muy bien y apostamos por ello. Si sale bien es una muy buena experiencia que nos llevamos.

¿Cuál es su papel en el equipo?

-Estoy como preparador físico del primer equipo, el Banants. Y además soy entrenador del filial. Que todos los filiales de cada equipo compiten en una Segunda División.

¿Cómo es el fútbol en Armenia?

-El fútbol en Armenia lo asemejamos a la Segunda División B de España. Hay equipos que podrían jugar en Segunda, pero más o menos el nivel medio se puede encuadrar ahí. En el tema de instalaciones están en Primera División de España. Hay campos de hasta 60.000-70.000 espectadores aunque no suele ir mucha gente, a pesar de que las entradas son gratis. El fútbol en Armenia no es tan importante como aquí.

¿Qué es lo más atractivo del fútbol que se podría destacar?

-Tampoco tiene nada en especial que llame la atención.

¿Lo más positivo?

-El tema de las instalaciones.

¿Y lo negativo?

-Lo negativo, aparte del nivel y de que hace mucho frío, es que se compite en una Liga con ocho equipos a cuatro vueltas. Los equipos se conocen todos a la perfección y además seis de ellos son de la misma ciudad, de Yerevan. Los otros dos son del norte y del sur. Esto para los desplazamientos es bastante bueno.

¿Cómo va el Banants?

-Vamos sextos, empatados con los quintos. Nosotros cogimos al equipo en octubre y no había ganado nada. Tuvimos que hacer cambios desde la estructura y con la plantilla porque era bastante mala. Hemos trabajado tácticamente y con eso no hemos perdido ningún partido. Hemos sacado muchos empates, pero hemos conseguido que el equipo sea competitivo. Ahora se ha ido gente y hemos tenido alguna incorporación, pero seguimos buscando más. Me choca que haya jugadores españoles no quieran venir a Armenia o no quieran salir de sus clubes. Lo estamos teniendo muy difícil.

Hablando más de su estancia en Armenia, ¿dónde está viviendo?

-En el mismo lugar de entrenamiento, el club posee una residencia en la que los jugadores tienen habitaciones propias. A los técnicos españoles nos ha facilitado también una habitación. Tiene la ventaja de que tienes todo hecho, pero tienes el inconveniente de que vives a las afueras, en el mismo lugar que entrenas, que te levantas, que comes... es muy monótono. A eso le unes el frío que hace y eso hace que muchas veces te plantees que no todo es el dinero.

¿Cómo es la vida allí?

-Es complicada, y más ahora que es invierno y que las temperaturas con muy bajas. No puedes ir al cine porque no entiendes nada. Puedes ir a cenar, pero como no estás en el centro hay que desplazarse y el tráfico es caótico porque la ciudad es enorme. Estamos a unos 15 minutos de la capital.

¿Con el idioma cómo se apañan?

-Me defiendo en inglés, pero allí no lo hablan mucho. Y con el equipo tenemos un traductor que está a pie de campo y luego dos chicas traductoras que nos ayudan en las cosas extra deportivas. Y con el idioma universal que son las manos (risas).

¿Le gustaría ser entrenador o preparador físico?

-Me gusta ser entrenador, porque creo que a todo el mundo le gusta tomar decisiones. Entonces depende porque es difícil ser entrenador de Segunda o Primera División porque esta acotado a exjugadores de esos equipos.

¿Hasta cuándo tiene contrato?

-El contrato es de tres años, pero yo de momento he firmado por uno y depende de cómo estemos porque la familia también es importante. Aunque hay varios compañeros que están pensando si seguir o no seguir.