donostia - La imposibilidad de tomar parte en campeonatos oficiales impide el contraste fidedigno del potencial de la selección vasca. Esta realidad obstaculiza una estimación aceptable y los amistosos que organiza la Federación Vasca de Fútbol desde hace algunas décadas se antojan un parámetro insuficiente para certificar su auténtico nivel.

No obstante, se tiende a pensar que la Euskal Selekzioa sería un combinado competitivo en el concierto internacional toda vez que la mayoría de los futbolistas de los que se nutre toman parte en la liga española, reconocida como una de las principales del mundo, e incluso podría contar con la aportación de jugadores importantes encuadrados en otras ligas asimismo fuertes, como la Premier inglesa o la Bundesliga alemana.

Real Sociedad, Eibar y Athletic, los clubes que prácticamente copan la lista recién elaborada por Mikel Etxarri y José María Amorrortu para enfrentarse a Catalunya este sábado a partir de las 21.30 horas en el Camp Nou, militan en la Primera División española. Se trata de una relación claramente mejorable sin recurrir a más equipos y, por supuesto, si se picotea en el Bayern, Arsenal, Chelsea... es indudable que faltan nombres que seguro figurarían en el caso de que, en vez de acudir al feudo blaugrana para contribuir a mantener una tradición con claros tintes reivindicativos y festivos, la selección encarase un compromiso de otra índole, con una clasificación en juego.

La ausencia de reconocimiento por parte de los organismos correspondientes, no solo deportivos, condiciona cada una de las convocatorias, pese a la buena actitud que demuestran los clubes citados y, muy especialmente, el interés o la implicación de los propios jugadores, que invierten un esfuerzo extra y asumen el riesgo inherente a todo encuentro de fútbol en una jornada sin un aliciente concreto en clave deportiva.

Lógicamente, cada uno de estos acontecimientos ofrece una muestra sugerente de lo que el fútbol vasco estaría en disposición de aportar al panorama de este deporte, pero poco más por desgracia.

Un indicativo de cierta entidad para medir la pujanza euskaldun sería el relativo al gol, no en vano las mejores selecciones se distinguen del resto por la pegada de sus delanteros. Si se toma como referencia aceptable la puntería de los mejores rematadores en las ligas europeas a día de hoy, resulta evidente que con los guipuzcoanos Imanol Agirretxe y Aritz Aduriz no tiene que envidiar nada a nadie. El ariete de la Real aparece en tercera posición en la carrera del pichichi estatal con una docena de goles, solo por detrás de Neymar (14) y Luis Suárez (13), mientras que el del Athletic es el séptimo con diez.

competencia Huelga comentar la enorme dificultad que entraña destacar en este ranking habiendo atacantes tan reputados como los del Barça, Real Madrid y Atlético. Además de los ya citados: Messi, Cristiano, Benzema, Griezmann, Bale y bastantes más sin tanta repercusión mediática, pero que en sus conjuntos suelen alcanzar cifras relevantes año tras año. El acierto de Agirretxe y Aduriz tiene más mérito aún si se estima que en lo que se lleva de curso, ni Athletic ni Real han asomado por la parte alta de la clasificación, lo que quiere decir que sus equipos no se distinguen por su acierto en el área.

Más allá de las cifras acumuladas desde el verano, y aquí habría que efectuar una mención a la productividad de Aduriz, quien contabilizadas todas las competiciones ha obtenido veinte goles en 27 actuaciones, con esta pareja el gol estaría garantizado en la Euskal Selekzioa.

Se trata de delanteros de un perfil parecido, particularmente dotados para el juego aéreo, no tan estáticos como pudiera creerse y que se asocian con criterio gracias a un buen manejo del balón. Por todo ello, no deberían tener mayores problemas para jugar juntos si fuese preciso, aunque a la vista de la elección de Etxarri y Amorrortu sería normal que se repartiesen la tarea participando una mitad cada uno.

De cualquier modo, Euskadi posee argumentos arriba como para equipararse a los combinados que dictan la pauta en Europa y tampoco desentonaría si se analizan otros aspectos del juego y el resto de las demarcaciones.