Después de estar dos temporadas apartado de los terrenos de juego por sendas lesiones de ligamento cruzado, Joel Recalde disfruta de su primera temporada en Tercera RFEF y lo hace de la mejor manera posible: recuperando el nivel, y compitiendo rodeado del mejor profesor, su hermano Adrián. Juntos, forman parte de la plantilla del Bidezarra que está realizando una sobresaliente temporada y que, transcurridas quince jornadas de liga, ven cómo el equipo del pueblo se codea con los mejores, estando a dos puntos de los puestos de play off, una utopía a principio de temporada que poco a poco se está convirtiendo en realidad.

Como reconoce Adrián, el hermano mayor, ambos han llevado “trayectorias parecidas empezando en Oberena, yendo a Osasuna y pasando por San Juan antes de acabar aquí en Noáin. Nos llevamos cinco años de diferencia, y él ha estado dos años sin jugar por ligamento del cruzado”. Mediocentros los dos, aunque Joel puede ejercer también las labores de central, supieron a final de temporada pasada que ambos coincidirían en el mismo vestuario. El pequeño se en contra todavía inmerso en disputar el play off de ascenso y, a pesar de que ya le habían dejado entrever las intenciones del club, no fue hasta que Adrián se reunió con los directivos “y me dijeron que le dijera que íbamos a jugar juntos”. “Tengo ficha del Preferente y en principio, porque venía de una lesión, solo iba a hacer pretemporada”, matiza Joel.

Los Recalde no están solos en sus partidos, ya que en las gradas cuentan con un buen puñado de seguidores. “Es bonito jugar con tu hermano, sobre todo para la familia ya que los padres y los abuelos vienen a vernos cada fin de semana. Más bonito para ellos, casi más que para nosotros. Le ha tocado estar lesionado y jugar menos, y ahora como hermano mayor ha habido que ayudarle, pero contento de jugar con él”, comenta Adrián, que para Joel no deja de ser “uno más en el vestuario. Hay más confianza que con cualquiera, pero para las risas y para todo es uno más”. No quieren pensar qué sería enfrentarse el uno al otro. Adrián aboga por ese deseo, mientras que el pequeño de los Recalde admite que “el pique en casa sería... ya sabe éste por dónde darme”.

Los dos no paran de bromear durante la entrevista. Preguntados qué les supuso el primer partido en el que compartieron terreno de juego, Adrián se retrae a la pretemporada para buscar el primer partido “ante el Valle de Egüés, pero no fue lo mismo que en uno de competición”. “Estaba de resaca”, recuerda un Joel al que le escapa una sonrisa. “Eso mételo”, hace hincapié Adrián. Eran fiestas de Noáin, y el Bidezarra se impuso al Beti Onak. “Jugué 20 minutos, se me hizo eterno”, se sincera el pequeño. 

Un espejo en casa

Bromas aparte, Adrián se pone serio cuando asume el papel de hermano mayor. “Cuando hace una acción bien se lo recalco bien para que se lo crea, pero no distingo porque sea mi hermano, porque también está nuestro primo, tengo a cinco de la cuadrilla jugando en el equipo, que es uno de los motivos por los que vine a Noáin a jugar. Mi hermano, con mi cuadrilla, al final no diferencias edades aquí y los conoce a todos, y eso es lo que hace diferente al equipo del resto. Nos podemos decir todo lo bueno y todo lo malo sin problema, y los que han venido de fuera encajan a la perfección, no hay estrellitas, somos todos humildes y tenemos buen equipo”, asegura.

Un espejo para que se pueda ver reflejado su hermano pequeño. “En algunos aspectos sí, en otros... pero sí, porque la forma de jugar es parecida. Hay cosas que hace él que yo intento aprender y hacerlas, porque para mí es el mejor del equipo y juega en mi posición, por lo que tengo que ver qué hace”, apunta, antes de observar el cambio de nivel al subir de categoría. “No tienen nada que ver, hace que no jugaba un partido así de competitivo... mi última liga fue Liga Nacional, y tras dos años sin jugar he pasado a jugar contra equipos como Txantrea. He pasado de jugar con gente de mi edad, a gente más veterana. Tienes que espabilar rápido, sino te comen”, expone. 

Llegado el momento de describirse el uno al otro, Joel apunta que “Adrián tiene mucha calidad, mucha visión también. De cabeza se lleva todas, rematando ninguna, pero despejando, despeja todas. Se coloca bien también, dirige al equipo bien con balón en salida de balón. La velocidad se complica un poco. Él se toma más en serio que yo porque hace mucho deporte, también humilde, de pueblo” y el mayor describe al pequeño como un jugador “muy parecido a mí. Es más rápido, pero no una bala. Es un central, lo he dicho siempre, con buena salida de balón, es ganador de duelos, entiende el fútbol muy bien. Fuera del campo es un tío tranquilo, llano, de estar con amigos, humilde, y trabajador (del fútbol) a medias”.

‘Play off’: ¿Sueño o realidad?

El Bidezarra cambió de inquilino en el banquillo para esta temporada. Salió del club Peio Mascaray, que logró la primera permanencia de los de Noáin en la categoría, y llegaron Iñaki Casado e Íñigo Echeverría. Después de adaptarse al cambio, Adrián reconoce que “a principio de temporada el objetivo era salvarte, y a hora sería un bonito objetivo pelear por estar arriba en el play off. Es muy difícil, creo que sacamos 15 puntos al descenso, no hay que relajarnos” y analizó que “perdimos contra la Mutilvera, que dentro de los planes de inicio de temporada puedes perder, pero estamos en buena dinámica, es difícil ganarnos, y habla bien del equipo haber perdido un partido de 15”.