Desde agosto Zumarraga es un pueblo un poco más triste, pues ha perdido uno de sus bares más emblemáticos: el Toki Alai. Refugio del euskera en un barrio donde predomina el castellano y templo de la cocina tradicional en una época en la que se destaca lo novedoso hasta cuando no tiene ni pies ni cabeza.

El bar Toki Alai lo abrió Maritxu Ibarguren hace 58 años. Ibarguren es azpeitiarra. Su marido vino a Zumarraga a trabajar en la empresa Esteban Orbegozo y ella vino con él. Había trabajado durante 14 años en el prestigioso restaurante Nicolasa de Donostia y decidió abrir un bar en Zumarraga. Abrió el Toki Alai en la calle Antonino Oraa.

Casi todos los vecinos conocen a este bar como el bar de Maritxu. Esta mujer ha cumplido 101 años, pero hasta hace poco bajaba al local a diario a echar una mano: pelar patatas, hacer albóndigas y fritos...

Estos últimos años han sido su hija Lourdes Odriozola y su nieto Iñigo Etxaniz los que han llevado las riendas del bar-restaurante. Etxaniz va a ser padre, ha encontrado otro trabajo y han decidido cerrar el bar. No en vano, a Odriozola le queda sólo un año para alcanzar la edad de jubilarse.

Cerraron el bar a finales de julio y los clientes están muy apenados. “Hace algunos días, unos jóvenes del barrio se acercaron al bar y empezaron a gritar ¡Que abra la Maritxu! ¡Que abra la Maritxu!. Incluso amenazaron con hacer una manifestación”, comenta Odriozola.

El cierre del Toki Alai es una gran pérdida, pues apenas quedan bares con un ambiente tan familiar ni restaurantes en los que se coma como en casa. “Venían los trabajadores de los talleres de la zona, la gente que venía a ver los partidos del Urola, los vecinos del barrio, los baserritarras, las cuadrillas... Siempre hemos tenido un ambiente muy familiar. Queremos dar las gracias a todos”.