Se trata de un espacio necesario para los habitantes que frecuentan y viven en este municipio costero, en la desembocadura del río Deba. También para los veraneantes del Alto Deba, que llegan de localidades como Arrasate, Bergara, Soraluce, Elgoibar o Mendaro, y que disfrutan con un chapuzón en la extensa playa de arena fina y visitando la desembocadura del río que lleva su nombre, que aumentan la población de la localidad hasta tres veces en la época estival.

Lingote de pollo con jugo, del restaurante Labar. A.Z.

El proyecto está́ ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de Deba, el Casino Viejo, que fue reconstruido en el año 2020. Situado frente a la playa, dispone de una terraza, bar y comedor.

El edificio original finalizó́ su construcción en mayo de 1932 y fue uno de los primeros edificios levantados en el desarrollo urbanístico del ensanche de la playa y el primero del pueblo con la técnica del cemento armado. 

La Churrería era el hogar de los Esparza, además de un hervidero de actividad a lo largo del verano, sobre todo entre los cuarenta y cincuenta, con terrazas y salones abiertos a la playa concurridos con las sesiones de baile que tenían lugar en el primer piso. La planta noble o principal acogía el bar, un acceso al primer piso, y un amplio comedor con terrazas a la playa y con vistas al encanto del Mar Cantábrico. Luego, durante los inviernos, el comedor se pasaba a la planta primera acondicionando la planta baja como cine, al más puro estino de Cinema Paradiso.

Ander Ausin. A.Z.

Ahora reabre con Ainara Etxebarria y Ander Ausin al frente, que cruzaron sus vidas profesionales en el Máster en Gestión e Innovación de Restaurantes, del Basque Culinary Center de Donosti en el año 2019. De ahí nace la unión y la fuerza para desarrollar una idea: la apertura del antiguo espacio que tantas alegrías diera a los vecinos de Deba.

Sardina ahumada, queso crema y pan cristal. A.Z.

Con la experiencia de ella como interiorista y el recorrido de él en mercados culinarios como el de Samy Dopenhanger o el restaurante Fismuler, ambos en Madrid, se embarcaron a arriar en la mismísima playa, para, después de cometer una obra integral interior, dar pie a la creación de esta taberna restaurante.

Manita de cerdo, mar y montaña. A.Z.

La carta se presenta discreta en cantidades de platos, con una fusión de género y técnicas dividida en familias, que representan platos como las Anchoas Zizzo del cercano Mutriku, Jamón de bellota, la deconstrucción del histórico plato de Martín Berasategui en un Milhojas de foie, queso de cabra y pera caramelizada, guisos como las Carrilleras guisadas o de corte más local como el bacalao con patata, pil-pil o el chocolate con churros, que fuera una especialidad del Casino con verdadero renombre hace unas cuantas décadas atrás; lo presentan en un surtido de Mendaro Saint Gerons.

Brandada de bacalao con zorongollo. A.Z.

La visita fue en pleno rodaje, a pocos días de la apertura, con la idea de picar cositas que representaran la cocina de Labar. 

Tarta tatin, de postre. A.Z.

Catamos la Sardina ahumada servida en platos con un pan cristal crujiente y puntitos de queso crema; Brandada de bacalao con el típico zorongollo extremeño; un interesante lingote de pollo, correcto en la jugosidad y en el suave escabeche que lo acompañaba; un mar y montaña de ejecución artesanal y rústica en su presentación de manitas y langostino; y terminamos endulzando la velada con una Tatin de manzana.