Primero leyó un anuncio en un portal de anuncios en el que la diócesis de Bilbao ponía a la venta una iglesia en ruinas del siglo XVI, en el municipio vizcaino de Sopuerta. Compró el templo para construir su propia casa, un proyecto que se viralizó durante la pandemia y que corrió como la pólvora en los medios internacionales y revistas especializadas.

Tuvo una gran repercusión. Tas Careaga (39 años) se hizo famoso y empezaron a llamarlo de todas partes para que contase cómo es eso de reformar una iglesia hecha pedazos, sin ni siquiera estar cubierta, y acabar levantando un hogar contemporáneo de tres plantas en el que también habilitó su oficina, la agencia de publicidad Taslab. 

La tranquilidad que se respira en este enclave de la localidad vizcaina enamoró a Tas Careaga. Nerea Moreno

Más adelante, Careaga quiso separar su vida del trabajo y ahorrarse el trayecto en coche, por lo que decidió mudar el estudio a un ático de Bilbao. En la planta de arriba de la casa-iglesia habilitó varias habitaciones de invitados. Esa ha sido la última metamorfosis de un lugar convertido en epítome de lo cool y que todavía hoy sigue suscitando interés en todo el mundo.

A finales del año pasado la plataforma cultural Nowness, con 2 millones de seguidores en Instagram, produjo un vídeo sobre la residencia habitual de este diseñador y creativo que nació en Venezuela, se crió en Mungia y siempre dice que es de Bilbao. Otro vídeo de la productora alemana DW, fijado en el perfil de Careaga y donde aparece acompañado de su perro, acumula 127.000 visualizaciones. 

Más de cinco años después, la Iglesia de Tas, el nombre con el que se conoce este espectacular edificio rodeado de un paisaje montañoso, está totalmente restaurado. “Voy a seguir mejorando cosas, pero el proyecto está ahora mismo terminado a nivel estético y funcional”, afirma su dueño.

Careaga piensa ya en moverse y cambiar de aires, que pasa indefectiblemente por la venta del inmueble y buscar una nueva casa en el campo “que no esté en ruinas y se encuentre a menos de media hora de Bilbao”, apunta. “No pretendo vivir en la iglesia toda la vida, así que estoy en búsqueda activa. Ya he terminado con este proyecto y me apetece empezar con uno nuevo”.   

La iglesia, que estaba en ruinas y data del siglo XVI, ha sido rehabilitada y convertida en una casa. Nerea Moreno

Debe ser un espacio “muy grande” y económicamente viable. En su momento, puso la iglesia a la venta en el portal de Idealista por “1,6 millones de euros”, una cifra “a modo de tanteo” que saltó a los medios y generó controversia.

Decidió quitar el anuncio. “Me han hecho algunas ofertas, sobre todo gente internacional, pero este tipo de proyectos singulares no se venden como una vivienda normal. Se tienen que alinear los astros. De momento sigue siendo mía y no tengo ninguna urgencia ni necesidad inmediata de cambiar”, explica.   

Este diseñador quiere ahora cambiar de residencia e iniciar un nuevo proyecto. Nerea Moreno

En su casa-iglesia ha hecho shootings y eventos. Algún día se irá, pero la fascinación no cesa. Hasta que él llegó era poco más que un amasijo de escombros, los restos de una vieja iglesia abandonada. ¿No hubiera sido más fácil buscar un caserío por la zona? “Sin menospreciar a los caseríos, lo que estaba buscando era un espacio singular.

Quería evitar una casa normal. Hoy en día la vivienda se hace igual que hace 50 ó 60 años, cuando nuestras vidas no tienen nada que ver con las de nuestros abuelos. Nos relacionamos de manera diferente, trabajamos de forma diferente, pero las casas se siguen haciendo de la misma manera”, reflexiona. 

Perfil Digital 


A quien le guste la arquitectura, el diseño de interiores y la fotografía, merece la pena echarle un ojo a su cuenta de Instagram (@tascareaga). 


Los que van buscando reels y fotografías de la Iglesia de Tas encontrarán motivos para quedarse. Pero no solo eso. En los últimos posts ha ido intercalando algunas imágenes de su estudio en Bilbao: un ático de diseño con grandes ventanales y vistas despejadas que también ha sido reformado por el propio Careaga. Más de 65.000 personas siguen sus pasos en esta red social, donde normalmente se expresa en inglés. Tiene razones para comunicarse en la lengua de Shakesperare: “Me sigue más gente de Nueva York o Londres que de Bilbao”, dice.