Adiós a las calderas de gas: la UE explica qué va a pasar con ellas este 2025
El objetivo de la Unión Europea es que las emisiones netas de gases de efecto invernadero bajen un 55% para 2030 en comparación con los niveles de 1990
Una caldera de gas es, tal y como así lo explican desde Junkers Bosch, marca líder en sistemas de calefacción y producción de agua caliente, un equipo que permite disponer de agua caliente sanitaria y calefacción de forma instantánea, mediante la combustión de gas. Son el sistema de calefacción más extendido. Su instalación ha de llevarse a cabo por un instalador certificado. Las calderas de gas poseen una larga vida útil, alrededor de 15 años, por lo que elegir bien es siempre un buen comienzo.
Un sistema de calefacción que, como cualquier otro, tiene sus pros y sus contras. Entre sus ventajas destaca que es eficiente para calentar agua y espacios, con un suministro constante de energía, son rápidas, económicas a largo plazo y producen menos emisiones de CO₂ en comparación con calderas de combustibles sólidos o líquidos. Además, su instalación es compacta, ideal para hogares pequeños.
Esta es la mejor opción para calentar la casa según la OCU
Entre sus contras están que requieren una conexión a la red de gas, lo que puede no estar disponible en zonas rurales. Su instalación inicial puede ser costosa, y el mantenimiento regular es necesario para garantizar la seguridad, ya que el gas conlleva riesgos de fugas y explosiones. Además, aunque son más limpias que otras opciones, siguen utilizando combustibles fósiles, lo que las hace menos sostenibles frente a alternativas renovables como bombas de calor o sistemas solares.
La UE explica qué va a pasar con las calderas de gas este 2025
Según explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la Directiva de Eficiencia Energética (UE 2023/1791) forma parte del paquete 'Fit for 55' presentado por la Comisión Europea en julio de 2021. El objetivo de dicho paquete es conseguir que "los usos del suelo, los sistemas de transporte, la producción de energía y las políticas fiscales sean los más adecuados para que las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) bajen un 55% para 2030 en comparación con los niveles de 1990".
Un paquete que entró en vigor en octubre de 2023 y, daba a los Estados miembros de la UE, incluida España, dos años para transponerla al Derecho nacional. Unas medidas con las que se busca garantizar colectivamente una reducción del consumo de energía de al menos el 11,7 % en 2030, en comparación con las previsiones de 2020. Para lograrlo, cada Estado miembro tiene que fijar cuál será su contribución orientativa a esa reducción del consumo. Una de los frentes para alcanzarlo es "incrementar progresivamente el consumo energético eficiente al producir calor o frío, también en las viviendas". Frente donde entra el asunto de las calderas de gas.
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No se prohíbe las calderas, pero desaparecen "los incentivos públicos para ponerlas"
En la norma se establece que los Estados miembros deben gastar el dinero público únicamente en tecnologías sostenibles y orientadas a eliminar progresivamente los combustibles fósiles, lo que afecta a los famosos "Planes Renove" de calderas y a cualquier ayuda o subvención para instalarlas. "Esto no significa que las calderas se prohíban, pero sí desaparecerán los incentivos públicos para ponerlas", aclaran los expertos de la OCU. O lo que es lo mismo, queda prohibido subvencionar estas instalaciones.