la hora de hablar del deporte rural vasco a todos enseguida se nos vienen a la cabeza numerosas imágenes de fiestas de cualquier pueblo donde unos, casi siempre los mismos, hacen exhibiciones cortando troncos, levantando piedras o haciendo txingas, entre otras modalidades. Quizá, muchas personas lo ven como eso una exhibición de algo que es tradicional en Euskal Herria pero que se protege bien poco y se transmite en una menor manera. El navarro Patxi Larretxea en este sentido lamenta que, “el deporte rural nunca ha sido apoyado por las instituciones en Navarra, mientras que en Bizkaia, por ejemplo, ha sido algo más empujado pero tampoco en exceso”.

Sin duda el aizkolari y harrijasotzaile de Arantza es una voz más que autorizada para dar su opinión, ya que es un deportista de herri kirolak pese a que él, ya jubilado, nunca lo ha considerado como si fuera un trabajo. Puede que ahí esté el problema, en que ni ellos mismos, los de su generación, que nunca pensaron que esto fuera una forma de vida o un deporte como la pelota, ya que en el fondo ellos hacían frente a la gente algo que durante la semana hacían en el caserío. Sea por lo que sea las cosas están cambiando y la generación de Iker Vicente, Nerea Sorondo, Leire Aztiran, Inaxio Perurena... reclaman una profesionalización muy urgente.

Pese a todo y aunque no reciben ninguna ayuda por profesionalizar el deporte en el caso de Patxi Larretxea pensó que una cosa que sí estaba en su mano era tratar de acercar el deporte rural vasco a los más jóvenes. Para ello, creó con su hermano Donato el Club Baztan Bidasoa donde cuenta con una docena de alumnos a los que les enseñan las técnicas de todas las modalidades que existen en herri kirolak y que veremos más adelante algunas de ellas. “Todos los que vienen a nuestra escuela practican con toda la madera y materiales que nosotros ponemos, no existe ninguna subvención”, confiesa. Al mismo tiempo reflexiona con la dificultad en la que se encuentran muchos jóvenes para practicar este deporte, ya que al no tenerlo tan a mano como la pelota, el fútbol o el baloncesto, entre otros deportes, puede que nunca se terminen por enganchar en algo que por tradición y cultura deberíamos proteger, tal y como se hace por ejemplo en un país como es Escocia.

A continuación hablaremos de algunas de las modalidades que podemos encontrar en las herri kirolak. Hay que tener en cuenta que todas ellas las realizan de igual forma los chicos como las chicas pero en algunas de ellas varían los pesos. El rasgo común que tienen todos los deportes que vamos a enumerar tienen su origen en el entorno rural que con el paso de los años fueron evolucionando de tal a forma hasta convertirse en actividades deportivas. El objetivo en todos ellos, ya sea en formato individual o colectivo, es ver quién es la persona con mayor destreza y fuerza en cada prueba.

Aizkolaritza. Dicho de otra manera esta modalidad se refiere a cortar troncos con un hacha. El objetivo es cortar un determinado número de troncos utilizando para ello un hacha. Requiere de mucha resistencia física, estrategia y de muchísima técnica para ejecutar cada movimiento. El deportista recibe nombre de aizkolari y para cortar el tronco se sube encima con los dos pies pegados y procede a cortar el tronco. Su visión y estrategia dependerá mucho para que consiga cortarlo antes o después. Los troncos son de haya y se presentan en las competiciones sin ninguna corteza en el exterior.

Alzamiento de yunque o como se dice en euskera, ingude altxatxea. Es una prueba muy sencilla pero que cansa mucho y afecta mucho a la espalda en caso de que la técnica no sea la adecuada. Consiste en intentar levantar el mayor número de veces un yunque de hierro desde una base a una altura determinada. Encontramos el origen en Iparralde y era algo muy común en las herrerías y las forjas. Al principio de los tiempos el yunque que se utilizaba en los desafíos era muy pesado y grande con el paso de los años el tamaño se redujo hasta el punto de que en la actualidad esta modalidad consiste en levantar un yunque de dimensiones y peso relativamente pequeños de forma repetitiva desde una base hasta una altura prefijada situada sobre la cabeza del deportista.

Diferentes formatos de arrastre de piedra. Es una de las pruebas que se celebran en las plazas de los pueblos y los participantes han de arrastrar una piedra de gran tamaño durante un periodo de tiempo prefijado, debiendo realizar el mayor número de plazas posible. Esta acción la pueden realizar bueyes, burros, caballos u hombres, estos últimos sin ayuda de ningún animal.

Txinga lasterketa. Explicado de una manera sencilla esta modalidad consiste en transportar dos pesos, uno en cada mano, a una distancia ida y vuelta continuamente. El recorrido a realizar aproximadamente es de 28 metros y el objetivo es realizar el mayor número de vueltas. La persona que más vueltas realiza será la que gane. Aun así, es una prueba donde no hay ningún límite de tiempo, así que la persona que gana será la que logre que las txingas no toquen el suelo y den más vueltas que sus adversarios. Puede que proceda del transporte de agua o leche que se hacía en los caseríos y como en Euskal Herria siempre se ha apostado, seguramente unos y otros se apostarían quién era capaz de llevar más cantidad de leche o agua, sin que se cayera hasta el caserío.

Barrenadores o como se dice en euskera, harri zulatzaileak. Esta modalidad es muy visual y para el que lo practica muy complicada. De una manera sencilla un deportista se sube encima de una piedra con un barra metálica y tiene que tratar agujerear la piedra. El origen está más en la minería que en la propia labor de los caseríos, ya que esta acción se realizaba con el objetivo de introducir dinamita en la aberturas de piedra que lograban hacer. Principalmente se realiza en Bizkaia.

Harri jasotzaileak. En castellano sería levantamiento de piedra y podemos decir que es una variante del levantamiento de peso. El deportista que practica esta modalidad tan solo podrá utilizar sus manos para levantar la piedra que podrá apoyar en las piernas y la terminará poniendo en el hombro. Una vez llega al hombro la lanzará a un sitio que está acolchado para recepcionar el peso. En la actualidad las piedras que se levantan pueden ser esféricas, cilíndricas, cúbicas y paralelepipédicas. En el origen de esta modalidad podían ser de cualquier forma.

Sokatira. Este deporte fue recreado, a su manera, en la famosa serie de Corea del Sur llamada ‘El Juego del Calamar’. En aquella ocasión veíamos como dos equipos trataban de acercar la marca colocada en el medio de la cuerda para evitar caerse al foso. En la serie se aprecie una gran falta de técnica, habilidad y diríamos de desconocimiento de un deporte que en herri kirolak se llama sokatira. Como curiosidad este deporte fue olímpico en 1900 y 1920. Para jugar se necesitan dos equipos, uno en cada extremos de la cuerda. En el medio de la misma se coloca una línea y el objetivo es hacer llegar esa marca a la línea desde la que se inicia a arrastra para atrás, situada a cuatro metros del centro. Este deporte requiere de mucha técnica, estrategia y como no, de fuerza.

El carisma de Patxi Larretxea

El aizkolari y harrijasotzaile de Arantza, Patxi Larretxea, está jubilado y tiene un club, el Baztan Bidasoa, donde enseña todas las modalidades que hay en herri kirolak. Toda su vida se ha dedicado a hacer todo tipo de labores en el caserío y por ello, cuando llegaba el fin de semana y con ello las exhibiciones o las competiciones en herri kirolak no sentía que estaba haciendo nada diferente a lo que hacía durante la semana. La única diferencia era que en esa ocasión había gente viéndole y animándole, mientras que durante la semana estaba solo.

Se considera un jubilado activo que ha trabajado toda su vida en el bosque. No sabe estar quieto y puede que gracias a eso haya conseguido tener siempre la fortaleza a hacer todo lo que ha hecho durante toda su vida. Con su hijo Hasier, que es escritor y vive en Madrid, intentó que se pareciera a él en todo. Quería que compitiera como él y que se metiera en el negocio de la madera tal y como él hace en su empresa. Podemos decir que lo intentó pero enseguida supo que el camino de su hijo era otra, aunque por lo menos consiguió que compitiera, ese placer ya no se lo quita nadie. “Estoy muy orgulloso de él”, confiesa Patxi.

“Tenemos una escuela que se llama Club Baztan Bidasoa con una docena de alumnos entre chicos y chicas”

“Todos los que vienen a nuestra escuela practican con la madera y los materiales que ponemos nosotros”

“En los últimos años se ha revitalizado la presencia de la mujer en el deporte rural vasco y mi aita es un precursor”

“Pese a que no me he dedicado a lo mismo que mi aita, sé que es el mejor profesor que he podido tener”