Un carrerón de Malcom, que se come con patatas a Vallejo, hace que Brasil reedite su oro olímpico y deja a España con la sensación agridulce de la plata. Los de Luis de la Fuente no han podido con una Canarinha superior en físico y fútbol y sucumben en su tercera prórroga consecutiva en estos Juegos de Tokio. Antes, Richarlison ha fallado un penalti provocado por Unai Simón y Cunha ha adelantado a los suyos justo antes del descanso. Oyarzabal ha forzado el empate con una volea de escándalo; pero en la prórroga el cansancio ha decantado la balanza hacia Brasil, que en los últimos minutos ha sabido defenderse de las últimas embestidas, a la desesperada, estatales.

El encuentro ha comenzado igualado. Los dos equipos querían el balón, los dos querían doblegar al rival con posesiones largas. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en encuentros anteriores, en la final olímpica ha sido España quien ha corrido tras el esférico. Brasil dominaba más y mejor. Rápido y al primer toque. Cucurella sufría en su banda y Oyarzabal se desfondaba en la presión sin fortuna. Con todo, la primera ocasión clara ha caído del lado estatal. Corría el minuto 16 cuando un centro de Asensio ha encontrado la cabeza del delantero txuri-urdin, que la ha bajado al centro del área pequeña. Allí se ha personado Dani Olmo, a muerte, para superar al guardameta brasileño con una bonita vaselina. Sin embargo, Diego Carlos ha aparecido de la nada, para sacar la pelota en la misma línea de gol. Para evitar el que hubiera sido el primer tanto de la final.

Esta ocasión desperdiciada ha despertado a Brasil de su pequeño letargo y ha sacado a relucir las carencias de la defensa española. Malas salidas de balón y nerviosismo en las entregas han provocado que primero Douglas Luiz y después Richarlison asustaran a Unai Simón. Y precisamente ha sido el portero del Athletic quien ha cometido el error más claro en la escuadra española. Tras una falta lateral, el arquero rojiblanco ha protagonizado una salida en falso, de puños a por uvas. No toca el balón, ni se acerca, y en su salto ha atropellado a Matheus Cunha. El VAR lo ha visto claro. Penalti. Richarlison se ha quedado el balón para hacer su sexto gol en estos Juegos, pero su lanzamiento se ha marchado a las nubes. Con todo, la alegría le ha durado poco a España, que ha encajado el primer gol en la prolongación de la primera mitad. Minuto 47. Psicológico. Y haciendo de nuevo evidente sus problemas en la zaga. De hecho, ha sido la parsimonia defensiva la que favoreció que primero Dani Alves ganara un balón en línea de fondo y; después, Cunha pescara el esférico y, de un mazazo, lo mandara al fondo de la red.

Golazo de Oyarzabal

Así se llegó al descanso. España debía mejorar sus imprecisiones y dar un paso adelante. Sin embargo, fue Brasil quien ha dado el primer susto. Al primer toque, Antony le mete un balón raso para Richarlison, que pisa área como un toro. Sienta a la defensa con un recorte y chuta. Pero ahí ha aparecido Simón para resarcirse del error en el penalti. El guardameta se ha hecho gigante ante el delantero y ha desviado la pelota hasta el larguero, que la ha repelido lejos de la red. Así, del posible 2-0 se pasó al 1-1. Cuando la canarinha lo tenía todo de cara, una buena combinación española por la banda derecha ha ocasionado que Carlos Soler centrara al segundo palo, donde ha aparecido Oyarzabal para conectar una preciosa volea. Golazo y empate.

Después Brasil ha vuelto a encerrar a España en su área. Los de De la Fuente pecaron de nuevo de imprecisiones y malas salidas de balón. Como en la primera mitad, terminó la segunda pasando apuros. A pesar de ello,Óscar Gil ha sorprendido con un centro-chut al larguero y Bryan Gil también ha movido el travesaño brasileño; pero al 90 se ha llegado con la Canarinha más cerca del oro. La prórroga ha sido un sufrimiento eterno para España. Solo Brasil atacaba. Solo Brasil buscaba portería. El cansancio hacía mella en los de De la Fuente y ha favorecido el segundo del conjunto sudamericano. En el 109, balón largo hacia Malcom, recién salido, que le ha ganado en carrera a Vallejo, también fresco pero lentísimo, para quedarse solo ante Simón. El ex del Barça la cruza y, aunque el rojiblanco la toca, no puede hacer nada para que se vaya dentro.