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El botillero zen

Uno de los pilares de Abel Barriola es Jexux Buldain, su botillero, que le inyecta "mucha tranquilidad". De carácter calmado, con especial ojo para descubrir los fallos y los puntos fuertes del pelotari de turno, es la ayuda que todo jugador necesita.

El botillero zenFOTO: DAVID DE HARO

"Él es una persona muy tranquila a la que le gusta aprender de los fallos, mejorar tus defectos y tus virtudes. Creo que tiene un ojo especial para eso, para saber por dónde cojeas y cuáles son tus virtudes. Creo que en este Campeonato ha sido una gran ayuda". Habla Abel Barriola. Mientras entrena en el Atano, en la contracancha, dos ojos escudriñan su figura. Se refiere a ellos esa aseveración. Se refiere a la mirada, incesante, que vigila su trabajo. Se refiere a Jexux Buldain, que ataviado con una chamarra y una bufanda, se acoda con la red que protege a los espectadores, los operarios y periodistas, y no pierde ripio del hacer de su pupilo. Lo vigila. Entonces, mientras los rigores de la sesión destrozan los pulmones de los pelotaris, en un esfuerzo, el lei-tzarra se lanza, en un último término, para tratar de alcanzar una pelota imposible. Jexux se acerca, se agacha y le susurra al oído. Unos minutos en el suelo y, después, arriba. Buldain le sigue, a su derecha, y sigue hablando. Abel asiente. Jexux no habla mucho, pero dice las cosas con aplomo, a su modo. "Lo que me ayuda es a mejorar los defectos técnicos y un poco a todo. Cuando está dentro del partido me da la mayor tranquilidad posible y aporta su granito de arena. No cabe duda que cuatro ojos ven más que dos y lo que se ve de fuera te aporta a la hora de jugar", admite Abel.

La relación de los dos viene de largo. "Jexux y yo somos amigos de hace mucho. Él fue pelotari y estuvo en el mismo club de pelota que yo. Siempre hemos sido dos personas que nos hemos juntado y hemos hablado de pelota, de cómo veía él la pelota y cómo la veía yo", afirma el zaguero. Lo confirma el propio Buldain. "Yo estuve ocho años en la escuela de pelota de Leitza". "Abel me comentó que quería una persona nueva a su lado, que esperaba cambiar y que quería que trabajara con él", relata Buldain. Eso fue en enero del presente año y, el 1 de febrero, comenzó su alianza, aunque fue Joxton Olaetxea el que formó de botillero del zaguero de Leitza durante el espinazo del Manomanista. "Me comencé a sentar en la silla con él en el Torneo Nitro", desvela Buldain. Hasta entonces, el lei-tzarra había colaborado con Jexux, pero sin ejercer éste de botillero en las grandes citas.

El pasado 2 de octubre, Buldain tuvo la oportunidad de sentarse junto a Abel en el Mimetiz de Zalla, paradójicamente, ante Juan Martínez de Irujo, su rival dentro de tres días. "Le dije que iba a necesitar unos partidos para asentarme", señala. "Tras tener un verano mejor de lo que pensábamos, nos tomamos el Cuatro y Medio de Nitro sin mucha tensión. Suave, suave", declara Buldain. Con tensión o sin ella, el zaguero leitzarra sacó a pasear sus galones en el acotado y acabó con el actual campeón manomanista. 21-22. " A mí me vino bien ese torneo, pero, en mi puesta a punto, tener a Irujo...", evoca el botillero.

Fue su primer duelo, Su puesta de largo. La cosas cambian bajo el calor del frontón. "Noté mucha diferencia de estar en la silla a verlo por la tele". Se sincera Jexux. "En casa parece que todo es fácil". Entonces, en el abrigo de la contracancha, con el azul de la cancha de Zalla iluminando sus acciones, bajo los focos, Buldain se dio cuenta de que "no es tan fácil dirigir como parece en casa. Cuando lo ves por la tele te dices las cosas a tí mismo, pero cuando estás en el frontón tienes que transmitírselas a alguien, tienes que darle tu opinión", afirma el leitzarra, quien apostilla que "tienes que estar atento y transmitir. Cuando el pelotari viene a la silla, hay que ser consciente de que se trata de un momento delicado. Hay que decir pocas palabras y bien dichas. Hay que seleccionar bien lo que se dice", explica Jexux. "Para el pelotari lo más importante es jugar. Hay que entender la tensión, el estrés y la situación. Nunca hay que decir cosas inadecuadas, porque para él lo más importante es lo que está haciendo. Hay que ser objetivo y dar una opinión sincera y tranquila. El pelotari tiene que saber que eres sincero", desgrana Buldain.

"desarrollar su potencial" Bajo su tutela, Abel parece haber alcanzado un nivel de juego muy alto. "Nadie se esperaba que hiciera un Cuatro y Medio tan bueno. Tiene muchísimo mérito. En enero aún estaba cojo y once meses después llega a la final. Tiene mucho mérito", sostiene Jexux.

Sus destinos, encadenados por el frontón, descansan en Leitza, donde se juntan entre semana. "Nos reunimos y hablamos de nuestras cosas, pero tampoco me gusta agobiarle", manifiesta.

En esas reuniones hay una cosa innegociable. "Usamos el teléfono solo para quedar. Normalmente estamos los dos solos cara a cara, sin que nadie nos moleste".

Tête a tête. "Pero no hablamos únicamente de trabajo. También le ponemos humor, nos gusta reírnos. Contamos anécdotas, cosas de la vida cotidiana. Es necesario coger una distancia", subraya. Todo con un objetivo: "Que Abel desarrolle todo su potencial". Para cumplir las metas del zaguero, su botillero lanza un método -"solo lo conocemos Abel y yo"- fundamentado en "el conocimiento empírico" de Buldain. "Me baso en mi propia experiencia", articula el botillero leitzarra. "Creo que soy capaz de transmitir mucho a las personas, las entiendo y tengo mucha asertividad y empatía", declara Jexux; por ello, el leitzarra se decidió a estudiar Magisterio Infantil en Donostia -"ya estoy en el último curso. Creo que tomé la decisión adecuada, porque creo que valgo"-.

Asimismo, para alcanzar el máximo de las capacidades de Abel Barriola, Buldain recorre un camino en el que lo mejor es "sumar cada día un poco", tal y como lo planteó a principios del presente curso. "Tenía que ir despacio para ir más rápido", asevera el botillero, para ello inoculó al zaguero "mucha calma y tranquilidad". "Traté de demostrarle que, con paciencia, los plazos se cumplen. Es como edificar una casa, que empiezas por los cimientos. Mi intención es que creciera poco a poco, pero que lo haga bien. Sino es como una montaña de arena, que, en cuanto viene una ráfaga de aire, desaparece", relata.

"dará guerra" "Estuve ocho años en el club de pelota de Leitza, desde los 10 hasta los 18 años, y de siempre he sido una persona que me ha gustado fijarme en las cosas, hacerme preguntas y estudiar mi entorno". De esta manera, Jexux, pese a no querer dar pautas de la Fórmula Buldain, da forma a una nueva manera de entender la pelota a mano y el trabajo fundamental que hacen los botilleros desde la silla. "Creo que doy a Abel cosas nuevas y creo que él se ha llevado una sorpresa agradable, porque ha encontrado también cosas nuevas. Tenemos una buena simbiosis", dice.

Su método, que fusiona la empatía del coaching con la meditación y la tranquilidad del budismo zen, durante la presente semana está dirigido a que Abel "se centre en él mismo. Lo principal es que se abstraiga de todas las finales perdidas. Las finales son partidos diferentes, son momentos especiales, que hay que disfrutar". "Está claro que tiene que olvidarse de lo que rodea al encuentro. Será un día de muchas emociones y tenemos que trabajar para mantener la calma", asegura Jexux.

"Barriola ha hecho un Campeonato muy bueno y estoy seguro de que no ha dicho todavía su última palabra", señala el leitzarra, con aplomo, con facilidad, con tranquilidad. Además, el botillero disecciona a su rival: "Irujo es el rival más difícil que te puedes encontrar en estos momentos y con diferencia, pero seguro que Abel Barriola le va a dar mucha guerra".

Mientras tanto, Buldain ha pedido para esta semana, para estos días peregrinos, sosiego, pero "hay que subir la intensidad en los entrenamientos. Hemos tenido dos semanas de descanso, pero hay que trabajar con mucha intensidad el cuerpo, la fortaleza mental y todo". Palabra de Jexux Buldain, quien ha otorgado otros mimbres al perfil de Abel Barriola -"es trabajador y una gran persona"-, con técnicas empáticas y relajadas. Zen.