pamplona. Ni Justina ni David pudieron asistir el pasado viernes a la San Silvestre de Pamplona. Ella, porque falleció el pasado 20 de diciembre. Él, porque pelea con denuedo contra una grave enfermedad. Ellos son la abuela y el padre de Antonio Etxeberria, atleta pamplonés de 33 años del Beste Iruña que se impuso en la prueba popular con el que la capital navarra cerró 2010. Una victoria que el ganador celebró con rabia y dedicó con la misma o mayor intensidad a dos de sus seres más queridos. Un triunfo emotivo en una carrera con un gran cartel en cuanto a calidad (el vencedor no recordaba una edición de la San Silvestre pamplonesa con tanto nivel) y calidad (fueron 4.300 los inscritos, unos 400 más que hace un año, y otros 1.700 valientes sin dorsal los que completaron el recorrido).
Si Etxeberria conquistó su tercer triunfo en la prueba, la tudelana Estela Navascués repitió en féminas y sumó su cuarta victoria en la meta del paseo de Sarasate. Resultó abrumadora la superioridad de la atleta del Fútbol Club Barcelona, que lleva camino de emular en la San Silvestre de Pamplona los registros que acumula el equipo de Guardiola en las competiciones balompédicas. Navascués ganó por delante de la saharaui Aicha Bani, con mucha más amplitud de la que necesitó Etxeberria, que se impuso al marroquí Abdelfatah Louajari por un único segundo en un apretado final.
Los triunfos de Etxeberria y Navascués no fueron los únicos. Por dos motivos. El primero, porque antes de que comenzase la carrera absoluta se disputaron las carreras de otras categorías. El segundo, porque lo del pasado viernes por la noche no se trataba de una competición. Al menos para una gran mayoría de los 6.000 corredores que participaron en la San Silvestre de Pamplona. Como aquella cuadrilla barcelonista que se fabricó un cinco y un cero gigantes para recordar el 5-0 que recientemente endosaron los culés al Real Madrid en el Camp Nou. O como aquel otro grupo en el que todos lucían llamativas pelucas y que bailaron al ritmo de I gotta feeling de los Black Eyed Peas.
También se pudieron ver rostros conocidos, como el del ex jugador de Osasuna Jon Andoni Goikoetxea, y otros muchos anónimos que se animaron a despedir el año a la carrera. La prueba congregó a 6.000 atletas (al menos por un día) y fueron otros miles los que se agolparon a lo largo del recorrido para animar a los esforzados participantes en una prueba en la que lo más emotivo fue el triunfo de Antonio Etxeberria. El pamplonés quería ganar a cualquier precio y lo consiguió. Sobre todo porque en su mente siempre estuvieron animándole su abuela Justina y su padre David, los otros que se llevaron la victoria.