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José Manuel Andradas Asurmendi: "Salir a correr nunca me ha gustado. Es tan aburrido... ¡Casi tanto como el bingo!"

pamplona - José Manuel Andradas Asurmendi nos recibe en la pequeña sede del Comité Navarro de Árbitros, donde acude casi todas las tardes.

Ya hace 13 años que lo dejó, pero veo que sigue muy ligado al arbitraje.

-Sí, tanto en el grupo de delegados informadores de la Federación Española como aquí, en el Comité Navarro, en las labores de director técnico y coordinador del fútbol sala.

¿Lo echa de menos?

-No, porque sigo muy vinculado al arbitraje. Cada cosa tiene su tiempo, su edad, y yo me retiré cuando me tenía que retirar.

Prieto Iglesias, que ahora es árbitro de Primera, me comentó un día que el arbitraje es adictivo. ¿No opina lo mismo?

-Puede ser, como cualquier deporte. Porque el arbitraje es un deporte, sólo que los árbitros no son quienes marcan las premisas, las marcan los jugadores.

Dejando de lado sus tareas en el Comité Navarro, ¿a qué se dedica ahora?

-Trabajo en el Registro Mercantil, algo que ocupa gran parte de mi tiempo. Luego tengo aficiones a las que me dedico cuando puedo: el vino, el deporte, los amigos...

Así que le gusta el vino...

-Sí. Tampoco soy de beber mucho, pero siempre que hay alguna cata o algo así suelo ir. Una vez, la cardióloga del Consejo Superior de Deportes me preguntó si bebía vino. Le dije que sí, y me respondió: "Pues siga bebiendo, pero que sea vino bueno". Me dio un sabio consejo (risas).

¿Entonces qué vino me recomienda?

-El Marqués de la Real Defensa, que creo que se embotella en Olite. Muy recomendable.

Dicen que es saludable beber un vaso de vino al día.

Eso dicen. Igual dentro de unos años hacen nuevos estudios y llegan a la conclusión contraria, pero hoy en día parece que es saludable.

Pero luego no se le ocurra coger el coche...

-Eso nunca. El lema Si bebes, no conduzcas lo llevo a rajatabla. Si he bebido un vaso, cojo un taxi o me lleva un amigo, pero nunca cojo el coche. Así lo hago siempre, y desde hace mucho.

¿Y eso? ¿Ha tenido algún susto alguna vez?

-No. Una vez le pasó a uno de mis compañeros, a Pérez Lasa, que vino a los Sanfermines desde Andoain, le pararon en un control y dio cero coma poco. Luego algún presidente de algún club hacía comentarios... (risas). Pero ya te digo que no bebo mucho, simplemente es una afición, como coleccionar monedas antiguas. Son cosas que hago para entretenerme.

Tengo entendido que su hijo es cocinero. ¿Ha heredado la habilidad culinaria de usted?

-No, de mí no. Yo sé hacer filetes y huevos fritos, poco más. Lo ha heredado de sus abuelas, principalmente de la materna.

Pero hace poco publicó un libro en el que se incluyen recetas con vino. ¿Ahí tampoco ha tenido nada que ver usted?

-Sí, bueno, los dos estamos en algún club de vinos. Pero él hizo el libro para darle un enfoque distinto al uso del vino en la cocina.

Pocos sabrán que Andradas Asurmendi practicaba el salto de altura cuando era un crío.

-Sí, lo practicaba, y se me daba bastante bien. Con 14 años salté 1,67 metros, aunque es verdad que por aquel entonces era alto y delgado. Fui delgado hasta que me casé, entonces dejé de serlo (risas). Siempre me ha gustado el atletismo: me gusta verlo en directo y también en televisión, al igual que el ciclismo.

¿Y ahora? ¿Hace deporte?

-Soy más bien sedentario. He corrido tanto, y tan solo, por la Vuelta del Castillo, y es tan aburrido... ¡Casi tanto como el bingo! Son las dos cosas más aburridas del mundo (risas). No practico ningún deporte ahora, aunque sí que suelo ir a pasear y hago un poco de bici estática. Pero eso de salir a correr nunca me ha gustado.

Más de una vez se le ha visto en el apartado durante los Sanfermines. ¿Es taurino?

-Soy más torista que taurino. Me gusta el toro como estampa. Las corridas, lo justo.

Ahora está de moda el movimiento antitaurino.

-Cada uno tiene su opinión, y todo es respetable. No seré yo quien promueva la matanza de toros, desde luego. Estoy en contra del maltrato animal.

Estudió Empresariales.

-Económicas, al fin y al cabo. Estuve pensando hacer Medicina, pero al final me decanté por el mundo de la empresa, la economía y la contabilidad, que es a lo que me dedico.

También es graduado social.

-Sí, y esos temas me gustan más. Empecé de forma casual, para poder hacer el segundo ciclo de Empresariales, y me fue mucho mejor en cuanto a notas. Siempre me ha gustado todo lo relacionado con el Derecho laboral y la Seguridad Social, incluso he llegado a dar clases.

Cambiemos de tema. El próximo 25 de mayo son las Elecciones Europeas. ¿Acudirá a votar?

-Siempre suelo ir. Hubo muchos años en los que no se pudo votar, hay que recuperar el tiempo perdido (risas).

¿Le interesa la política?

-Como mero espectador, sí. Pero no soy partícipe de ningún movimiento.

¿Nunca se ha planteado dedicarse a ello?

-No, no encajaría muy bien en ninguno de los espectros ideológicos. Yo soy más bien librepensador, al tercer día ya estaría discutiendo.

¿Qué opinión le merece la clase política?

-Creo que no se puede generalizar, porque no todos los políticos son iguales. No todos piensan lo mismo, y no todos son unos corruptos. Te pongo un ejemplo para que se entienda: no es lo mismo Manuel Fraga que Julio Anguita.

Pero no hace mucho eran más de 300 los políticos españoles imputados por casos de corrupción.

-Hay un problema, ciertamente, y es normal que la gente se canse. Pero es que aquí sólo hace ruido el político que se dedica a trabajar para él en vez de hacerlo para los demás. Los demás, esos que son honrados, no destacan. El otro día, un conocido me dijo: "En este mundo hay más gente buena que mala, porque si fuese al revés no podríamos vivir". Yo pienso igual.

¿A usted le afecta la crisis?

-A todo el mundo le afecta: si no directamente, porque siempre hay alguien cercano que la sufre. Hay que tener cierta sensibilidad.

Es economista. Ilústreme: ¿quién es el culpable de la situación que atravesamos?

-Se dice que la culpa es de los mercados, unos entes sin forma, pero eso no es así: quienes han creado la crisis han sido personas con nombres y apellidos. Algunos que han vivido muy por encima de sus posibilidades, por ejemplo, diciendo que cobran un sueldo cuando en realidad cobran 33. Luego también están las políticas de austeridad, que sólo han llevado a más recesión y más paro. Tal vez habría que llevar a cabo otras medidas. Tampoco de despilfarro, obviamente, pero unas políticas distintas.

¿Como cuáles?

-Aquí casi todas las empresas quiebran cuando las cosas no van bien. Todas menos los bancos, que en ese caso son rescatados por el Estado. Si ganan dinero sin moverse de la mesa, ¿para qué van a asumir el riesgo de prestar? Los bancos deberían estar más abiertos a determinadas cuestiones. Las medidas de austeridad son para que las empresas paguen a los bancos y estos a otros bancos extranjeros. Lo que se recorta de otras cosas es para ellos. En mi opinión, habría que aplicar otro tipo de políticas.

¿Cree que así se solucionarían las cosas?

-Yo creo que las políticas de austeridad se van a terminar. Y cuando la crisis se acabe, habremos perdido 20 años de logros sociales. Todo terminará cuando se empiece a insuflar dinero y haya menos paro y más posibilidades de trabajo. Eso será cuando así lo determine la autoridad competente.

Algunos entendidos hablan de botes verdes. ¿Usted no los ve?

-Depende de a qué brotes se refieran. Los espárragos salen muy bien ahora, entre abril y mayo (risas). ¿Los económicos? Ya me contarán. Que se lo digan a los cinco millones de parados.

Se ha dedicado durante 30 años a impartir justicia en el fútbol. Las mayores injusticias, sin embargo, se ven lejos de los estadios.

-El otro día vi a un mendigo en la Estafeta que llevaba un cartel en el que ponía: "Tengo hambre y sed de justicia". Me impactó. Hay que procurar ver que se han cometido injusticias con mucha gente, personas con nombres y apellidos, que no son sólo números, y tratar de repararlas. Pero no todos están preocupados por eso, sobre todo los que más pueden solucionarlo.

Tiene dos hijos. ¿Qué le parece que tantos jóvenes como ellos se vean obligados a emigrar para poder ganarse la vida?

-Está muy bien que la gente salga fuera y conozca nuevos sitios y nuevas culturas. Pero lo que realmente deben hacer es exigir que el Estado ponga los medios para que no se vean obligados a emigrar. Y digo exigir, no pedir. Si tu tienes una formación que al Estado le ha costado dinero, deberías tener posibilidades de trabajar aquí. Esa inversión en educación que supone cada joven debería recibir respuestas. Alguien tendrá que planteárselo, porque todo ese dinero no se puede tirar. La juventud es la que debe tirar de país, la que tiene que ser un revulsivo.

¿Y eso cómo se exige? Hace un par de años hubo movimientos como el 15-M, y las cosas no han cambiado mucho desde entonces.

-No sé, habrá que hacerse oír. ¿Por qué vino la democracia? Porque la gente luchó. No surgió sin más, como el maná, sino que se consiguió a base de dar la murga. Así habrá que hacerlo ahora. Siempre de forma pacífica, claro.

Aquí está prohibido hablar de fútbol, pero permítame la licencia: ¿se salvará Osasuna? (la entrevista se realizó la semana pasada)

-Si gana los dos partidos que quedan, sí. Pero se ha complicado la existencia tontamente.

"Me gusta el vino. No bebo mucho, pero siempre que hay alguna cata suelo ir. Eso sí, el lema 'Si bebes, no conduzcas' lo llevo a rajatabla"

"No todos los políticos son iguales. No todos piensan lo mismo ni son corruptos. No es lo mismo, por ejemplo, Fraga que Anguita"

"Se dice que la culpa de la crisis es de los mercados, unos entes sin forma. Pero no: la culpa es de personas con nombres y apellidos"

Nombre. José Manuel Andradas Asurmendi.

Lugar y fecha de nacimiento. Pamplona, 18 de mayo de 1956 (57 años).

Familia. Está casado con Inma y es padre de dos hijos: Itziar, de 28 años, e Iñaki, de 24.

Estudios. Estudió en Maristas hasta terminar COU, y es licenciado en Empresariales y graduado social por la Universidad de Zaragoza.

Trayectoria. Se inició en el arbitraje con 16 años, el 1 de marzo de 1972, en categoría infantil y cadete. Después pitó en Tercera y Segunda Regional, en Preferente y en Tercera División, categoría a la que ascendió en 1977. En la temporada 1989-90 subió a la entonces denominada Categoría Nacional Superior (Primera y Segunda División), y debutó en la máxima categoría dirigiendo un Valencia-Mallorca que terminó 1-0. Hasta su retirada, en junio del 2001, arbitró 135 partidos.

Un libro. El tiempo de los héroes, de Javier Reverte.Una película. Te voy a decir dos: El nombre de la rosa y Ladrón de bicicletas. Esta última se la recomiendo a las nuevas generaciones, porque ahora atravesamos unos tiempos parecidos.

Un actor. También te digo dos: Paco Valladares y Juan Diego.

Una canción. Me gustan muchas, pero me quedo con Hiroshima, de Barón Rojo.

Un grupo. Barricada. Aunque ya se han disuelto...

Una comida. La tortilla de patatas.

Una bebida. El vino tinto.

Otro deporte. El atletismo.

Un deportista. Rafa Nadal.

Un ídolo. No tengo edad para tener grandes ídolos.

Una virtud. Que soy sincero y digo lo que pienso.

Un defecto. Que tengo un poco de mal genio.

Su peor recuerdo. Probablemente, el fallecimiento de mis padres.

Su mejor recuerdo. El nacimiento de mis hijos.