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Maitane Melero: “Patxi, esto lo tengo que hacer por ti"

Éxito| La atleta navarra está ya en Pamplona tras su gran noveno puesto en los 10.000 metros

Maitane Melero: “Patxi, esto lo tengo que hacer por ti"

Pamplona - Maitane Melero ya está en casa. Descansando. La atleta navarra dejaba ayer Berlín y llegaba a Pamplona por la tarde tras vivir una experiencia inolvidable dentro de su carrera dentro del atletismo: su primera gran participación en unos Europeos. Casi nada.

En la maleta mucha ilusión y un más que meritorio noveno puesto en la prueba de los 10.000 metros, donde obtuvo un tiempo de 32:52.69, a sólo dos segundos de su marca personal (32:50.30). Un éxito más que la navarra suma a una temporada de ensueño, con un oro en los 5.000 metros en los Campeonatos de España al aire libre o el triunfo en los 3.000 en pista cubierta, entre otros.

Éxitos que son el fruto de un trabajo minucioso, del sacrificio, de un ingente esfuerzo por intentar encajar las siempre complicadas piezas de la conciliación familiar, laboral -es ingeniera agrónoma- y personal. Y de una labor de equipo.

Melero, de 35 años, no corría sola el miércoles en la pista del Estadio Olímpico de Berlín. En la grada su pareja, su hijo Ilai, de dos años, sus padres y algún compañero de entrenamientos. En la distancia, aunque sólo física, su entrenador, quien por motivos de salud no pudo acompañarla en esta cita crucial. Sin embargo, la atleta navarra tuvo muy presente a Patxi Morentin. Lució su nombre en el brazo derecho y copó sus pensamientos mientras corría sobre la pista. “Esperemos que todo vaya bien y se recupere. Ahora toca pelear y tirar para adelante. Lo he tenido muy presente durante todos estos días en Berlín y, por supuesto, en la carrera”, afirmaba ayer Maitane Melero nada más poner un pie en casa, en Pamplona.

Patxi Morentin tiene mucha “culpa” en lo que ha conseguido en Berlín, ¿verdad?

-Sin duda. Él es una parte muy importante de todo esto. Sin Patxi no hubiese sido posible estar en el estadio, compitiendo en un Campeonato de Europa. Es responsable de ello. Llevo 15 años trabajando con él y hemos pasado de todo, momentos buenos y otros no tanto. Ahora, por fin, los resultados están llegando. Nunca me podía haber imaginado esto y para mí es una pena muy grande no haberlo podido compartir con él presente allí.

Su entrenador se habrá llevado una gran ilusión tras su carrera.

-Sí. Llegar hasta Berlín nos ha hecho mucha ilusión a ambos. El competir al máximo nivel. Este año no había ni Mundial ni Olimpiadas, así que este Europeo era la máxima competición. Estoy muy contenta.

Dos días después de la prueba, ¿ha asimilado ya ese gran resultado?

-La verdad es que no he podido ni ver la carrera aún. Es un noveno puesto que, si me lo dicen la noche anterior, ni me lo creo. Estábamos compitiendo 26 chicas en la línea de salida y mi marca era la 21ª. Echando cálculos y mirando los tiempos pensaba que no ganaba a ninguna. A ver si me iba a quedar la última incluso (se ríe). Una de las cosas que me agobiaba además era el doblaje, que me llegaran a doblar durante la carrera, algo que era fácil de que pasase. La turca Yasemin Can me sacaba dos minutos... Creo que corrí con bastante inteligencia y eso que las condiciones medioambientales eran muy desfavorables: hacía muchísimo calor y encima cayó una pequeña tormenta que mojó un poco la pista, así que la humedad aumentó. Había una especie de vapor y correr ahí era horrible. Durante la carrera me estuve refrescando bastante y llegué a coger hasta cuatro botellines, algo que no hago nunca porque las distancias que corro tampoco son muy largas como para estar bebiendo. Pero con esas condiciones hacía falta.

¿Cómo recuerda la carrera?

-Decidí salir atrás, no arriesgar mucho al principio, no pasarme de ritmo en la parte inicial, ya que me gusta correr en progresión. Es decir, de menos a más. A los 5.000 metros no llegué muy sobrada, la verdad, ya que aunque salí atrás, el ritmo era alto para mi marca. Al final mantuve y en la segunda parte de la carrera sí que empecé a pasar a otras corredoras. Estoy feliz, no puedo pedir más.

En esa parte de la prueba, donde ve que va superando a otras atletas, ¿qué se le pasaba por la cabeza?

-La verdad es que estaba muy perdida. No sabía en qué puesto iba, ni nada. Estaba muy desubicada. Yo veía a chicas por delante y a chicas por detrás. Lo único que tenía en mente era el nombre de mi entrenador. Iba todo el tiempo pensando en él. En Patxi, Patxi, Patxi. Esto lo tengo que hacer por ti. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí y hoy me toca sufrir a mí. Hay que darlo todo. Eso era en lo único que pensaba. Recordaba cosas que me habían ocurrido durante todos estos años hasta llegar a ese estadio donde estaba compitiendo. Era el momento y tenía que darlo todo. Es curioso, porque hay una foto en la que llego a la meta tocándome el brazo, donde tenía escrito el nombre de Patxi, y yo ni siquiera lo recuerdo ni lo tenía pensado. Cómo son las cosas del subconsciente. Estoy contenta porque lo di todo y llegué vacía.

Dice que recordó sus años anteriores durante la carrera. Ahora está en un momento increíble. ¿Le ha costado explosionar?

-Llevo toda mi vida vinculada a este deporte. Es cierto que nunca he podido dedicarme cien por cien al atletismo, pero siempre ha sido parte de mí. Sin embargo, hay mucho trabajo detrás y es cierto que es ahora cuando está dando resultados. Mi mentalidad ha cambiado también. Me tomo las cosas con más motivación. Con capacidad de superación. En este sentido, también ha sido fundamental la planificación. Cómo me han llevado tanto Patxi Morentin como el Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte, con Esteban Gorostiaga como figura responsable. El médico que nos asesora.

Esa planificación es fundamental.

-Claro. En mis etapas previas yo no me he quemado y quizás otros deportistas más jóvenes han exprimido más esa juventud, esos años que tienen al principio. A mí siempre me han controlado mucho los esfuerzos, me han estado haciendo un seguimiento, una vigilancia, y eso lo agradezco muchísimo. Entre Esteban y Patxi han conseguido que yo, con 35 años, pueda disputar un Campeonato de Europa.

Y de qué forma, además.

-Sí. Al final yo soy la cabeza visible, la que está ahí corriendo en la pista, pero hay mucho trabajo detrás.

Ese esfuerzo del que habla, ese trabajo, están dando ahora sus frutos. ¿Éste es su mejor año?

-Sí, sin duda. El pasado también fue muy bueno y por entonces pensaba que ojalá en 2018 pudiera al menos mantenerme y repetirlo. Pero esta temporada lo está superando. Tengo un niño de dos años ahora y cuando nació pensé que tendría que dejar de correr, porque no iba a ser capaz de llegar a tener mi vida familiar, mi vida laboral y mi vida deportiva. Y resulta que a base de esfuerzo, trabajo y con el apoyo fundamental de mi entorno están saliendo las cosas.

¿Su hijo le vio correr en el estadio?

-Sí, sí que lo vio.

Y siendo tan pequeño, ¿es consciente de lo que está haciendo su madre? ¿Cómo lo vivió?

-Yo salí a la pista y vi a mi pareja, a mi hijo y a mis padres... ¡Madre mía!, pensé. Todo eso, además, unido al entorno en sí. Estar en semejante estadio, tan emblemático... Se me cargaron las pilas (se ríe). Mi hijo cada vez va siendo más consciente de que yo corro, pero me da mucha pena que luego no se va a acordar. Tiene dos años y medio y yo creo que, cuando sea mayor, no se acordará tanto. Pero nos sacamos fotos, vídeos y me anima mucho, porque su padre le ha enseñado a hacerlo. Me hace gracia porque cada vez me anima más e incluso me dice para correr conmigo.

¿Ahora toca ya descanso?

-Ahora necesito unas buenas vacaciones, porque ha sido una temporada muy larga. Llevo desde noviembre corriendo, cuando empecé con los crosses, y las fuerzas van mermando. El cuerpo, sobre todo a nivel físico, me pide ya parar. Llegué a este Europeo con muchas ganas, pero ahora es tiempo de recuperarse. Descansaré y luego hablaré con Patxi a ver cómo planteamos la temporada que viene, que además será más larga. El Mundial lo han puesto en octubre y eso hace que todos los campeonatos se retrasen. Así que ahora buen descanso y luego a planificar con calma.