Todo apunta a que Novak Djokovic no va a tardar mucho en ponerse al frente del ránking histórico de victorias en torneos de Grand Slam y a elevar bastante ese listón. Porque alcanzó ayer a Rafa Nadal, con 22, y porque, al contrario que el balear, se le ve una entereza física que predice, como poco, dos o tres años más en plena forma. Y cuando está así, es muy difícil de vencer. El serbio nunca ha tenido el carisma de Roger Federer –el del tenis más elegante– ni de Nadal –el de tenis más físico y agresivo–, y además se ha convertido en un personaje muy polémico por su negacionismo antivacuna de la covid (que ya le costó no poder jugar en Australia el año pasado), pero habrá que irse haciendo a la idea de que es el mejor jugador de todos los tiempos (al menos, en cuanto a palmarés), con su tenis completo, que quizás sea la característica más destacable, y no es poco.