Un consejo sencillo para evitar disgustos: coger de cada uno lo mejor y pasar de lo peor. Vale para disfrutar de las novelas de los derechones Pérez Reverte (las primeras, que ha pegado bajón) o Vargas Llosa (que nunca decaen), de las películas de José Coronado, todo un señoro al hablar de los abusos sexuales en el cine, o del tenis de Rafa Nadal. Que a estas alturas de la vida veamos a mucha gente rasgándose las vestiduras con el balear, porque tontea con Arabia Saudí, o suelta frases machirulas, o demuestra cuánto cojea de la pierna diestra, nos hace gracia. ¿Qué esperaban, con el dinero que gana y el mundillo en el que se mueve? Lo que había que hacer con él ya lo hemos hecho: gozar con sus victorias. Y lo que no hay que hacer ya lo hacemos: no ver ni leer las entrevistas que les hacen a él y a todos ésos. Hay quien aboga en estos casos por la cancelación pura y dura, pero ¿por qué renunciar a lo que alguien sí que hace bien?