“Asombrada” e “incrédula”. Así reaccionó Arantxa Meca San Martín (Pamplona, 12/04/1971) cuando le comunicaron que había sido galardonada con la Orden del Mérito Civil, una distinción que los reyes Felipe y Letizia, junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía, le entregaron el pasado miércoles con motivo del 10º aniversario de la proclamación real. Arantxa Meca fue una de las 19 personas galardonadas, en su caso por la labor que realiza en el judo adaptado. La deportista navarra es maestra tutora de educación básica obligatoria en el Centro de Educación Especial Isterria, además de profesora de la Mención en Educación Física, en la asignatura de Actividad Física inclusiva y adaptada de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra. Entrenadora regional y nacional, maestra nacional de judo y defensa personal, cinturón negro 6º DAN y cinturón negro tercer DAN de defensa personal, Meca se desvive por transmitir a sus alumnos los beneficios de un deporte que ella ha practicado desde que era una niña. Su pasión.

¿Qué ha supuesto para usted recibir este reconocimiento?

Para mí es un espaldarazo. De alguna manera, he sido privilegiada en ser la representante del ámbito deportivo-educativo, de tantas y tantas profesionales que trabajamos en judo y, además, con personas con discapacidad.

Uno de los sitios en los que desarrolla su labor es el centro Isterria de Ibero. ¿Qué le han dicho sus alumnos cuando ha ido?

Me consta que ayer (por el día de la entrega), buena parte del alumnado, del profesorado y de los profesionales siguieron minuto a minuto la ceremonia. Cuando he llegado al centro he recibido cariño, abrazos, miradas... El alumnado estaba muy contento y lo único que pensaba era qué gozada, porque el judo está muy intrínseco en el cole. Así que muy bien todo.

Ese sí que es el mejor reconocimiento.

Para mí, sin lugar a dudas. Las familias, el alumnado y el equipo de profesionales son lo mejor que te puede pasar, sí.

El miércoles fue un día intenso para usted. Además, compartió banquete al lado de Felipe VI.

Así me tocó. Además de comer, estuvimos conversando de judo, de discapacidad y me contó cosas de Navarra en cuanto a gastronomía y cultura. Muy a gusto.

¿Por qué decidió dedicarse al judo adaptado?

Un día dije... ¿y por qué no? Yo ya daba clases en el Club Erice con mi entrenador, Luis Miguel Erice, y estaba de apoyo en sus aulas. Le pregunté a una amiga que trabaja en el Centro de Educación Especial Isterria si podía proponer judo como extraescolar. Fue un momento además, hace 21 años, en el que el centro apostó por una disciplina nueva como un revulsivo, para dar otra oportunidad al alumnado. La verdad es que ha sido una gozada. Yo no tenía experiencia en el mundo de la discapacidad y me fui de voluntaria a ANFAS. Ahí logré un aprendizaje. El judo me lo ha dado todo y el estar trabajando con personas en Isterria me llevó a estudiar la carrera de Magisterio con Pedagogía Terapéutica en la UPNA.

¿Qué beneficios aporta esta disciplina a las personas con discapacidad intelectual?

Además de los beneficios físicos, tenemos un deporte que es muy rico en las posibilidades que ofrece, adaptándose a los perfiles de cada persona. Es un deporte de contacto, sí, en el que trabajas muchas cualidades físicas como la potencia, el equilibrio o la motricidad. Pero, además, tiene sus aspectos por así decirlo a nivel social, de comunicación, de conducta, de relaciones sociales, autonomía... Al final, son muchos los beneficios que reporta.

"Además de los beneficios físicos, tenemos un deporte que es muy rico en las posibilidades que ofrece, adaptándose a los perfiles de cada persona"

No sólo da clases al alumnado de Isterria, sino también a otros grupos.

Sí. Doy en Isterria y en la Escuela de la Federación Navarra de Deporte Adaptado. Esta se creó a raíz de una familia que vino al centro, vio cómo trabajaba con el alumnado, y se propuso. Entre ambos centros hay 40 alumnos judocas.

Además de entrenar y prepararse, ¿los judocas compiten también?

Sí. Hace unos años hicimos realidad un sueño, que fue acudir a un torneo internacional. Esto fue gracias a la Fundación Caja Navarra, que puso el aporte económico, además de algunas familias. Hubo un grupo de alumnado que acudió a Italia. Ya aquí, a raíz de trabajar conjuntamente la Federación Navarra de Deporte Adaptado y la Federación Navarra de Judo, este año hemos llevado a cabo el segundo torneo navarro de Judo Adaptado. Hemos dado cabida a todo el alumnado, atendiendo al nivel de habilidad que tiene. De tal manera que tenemos diferentes grados y así todo el mundo participa.

Se adapta la práctica a las circunstancias de cada deportista, ¿no?

Sí. Cuando se hace judo, en el suelo se puede inmovilizar, luxar o estrangular. Pero en este judo adaptado la estrangulación y la luxación se evitan. Luego, además, hay algunas técnicas a tener en cuenta a nivel de inmovilización, para evitar luxaciones en el cuello, por ejemplo. Y, en cuanto a nivel de judo pie, también se evitan algunas técnicas, siempre velando por preservar la seguridad del alumnado.

¿Cómo ha sido su trayectoria en este deporte? ¿Cuándo lo empezó a practicar?

Comencé en el año 80. Mi primer entrenador fue Jesús Unanua, recientemente fallecido, y fue en Villava. Yo soy judoca de ahí, del Club Erice de toda la vida. Mi hermano, que también es cinturón negro primer DAN, practicaba este deporte. Empezamos además un grupo de pioneras, ya que cuando se creó la escuela de judo no había mujeres. Competí hasta el año 2003 o así y luego ya me pasé a la docencia.

¿Y ese pasó cómo lo dio?

Muy bien. Al final todo es evolutivo. Mientras competía, daba clases y tenía claro que quería seguir enseñando y aprendiendo del alumnado. Yo a ellos tengo que escucharlos y verlos para ver cómo sienten la técnica y cómo se puede hacer.

Es un aprendizaje mutuo, ¿no?

Totalmente. A mí ellos me aportan la alegría con la que vienen a entrenar. Ese compromiso, porque no se falla. Esa cooperación entre todos, porque yo tengo alumnado que ha sido cinturón negro, primer DAN, y ahora son referentes para sus compañeros y compañeras. Al final el judo es eso: cooperación, cohesión y beneficio de un progreso. El mejor refuerzo que puedo ver es cómo se materializa la esencia del judo en ellos y en ellas.

¿Hay muchas personas que se dediquen al judo adaptado o es usted la mayor especialista?

Como tal, trabajando en el ámbito de la educación especial, me dedico de alguna manera yo. Pero es verdad que muchos entrenadores y muchas entrenadoras de Navarra tienen en sus clases también personas con discapacidad. Ahí hemos puesto en marcha unos entrenamientos que hacemos conjuntamente. Cada vez hay más personas enseñando.

"Todos tenemos que velar por el derecho de estas personas a practicar actividad física y deporte"

Lo que está claro es que el deporte, en este caso el judo, no tiene límites.

No, para nada. Tenemos un deporte maravilloso que da respuesta y tiene unos valores y unos fundamentos que debemos cumplir. Todos tenemos que velar por el derecho de estas personas a practicar actividad física y deporte.

Y ahora, tras esta distinción, a seguir trabajando. Una motivación extra.

Así es. Hay que ponerse el judogi, ir al tatami y trabajar día a día, que es al final como se obtienen los resultados.