BILBAO. "Mansae". Cantó victoria Miss Oh (Namwon, Corea del Sur,1-3-1966) entre la ventolera que difumina las imágenes y el cansanciotras más de 13 horas de ascensión casi sobrehumana en el Annapurna(8.091 metros), la montaña sin piedad. Eran jadeos. "¡Hurra!",exclamaba mientras ondeaba la bandera de su país en la cima.Eran lágrimas: "Papá, mamá, ahora lo que quiero es volver a casa",decía abatida. Saludaba así a la historia la primera mujer enhollar los 14 ochomiles del planeta. 24 años después de que ReinholdMessner ingresara en el libro de oro del montañismo tras serel primer hombre en tocar los techos del mundo, una coreana enjuta,férrea y tozuda le acompaña desde ayer en el Olimpo. Es la primeramujer que allí ingresa. A día de hoy, sí. Por mucho que las dudassobre su cima en el Kangchenjunga emborronen toda esta gesta.Eso sí, Miss Hawley tendrá la última palabra.
"Quiero compartir la alegría con el pueblo coreano. Muchas gracias".El sonido de su respiración áspera y dolorosa, en busca del oxígenoque escasea a más de 8.000 metros, entre el viento huracado yla nieve que se acumulaba descarada en lo más alto, traspasabala pequeña pantalla de millones de surcoreanos que desde suscasas vivían en directo la ascensión de su compatriota. Una cuestiónde estado. La cadena KBS retransmitió la hazaña, una gesta enmayúsculas debido a las complicadas condiciones meteorológicas."Estoy orgulloso de ser coreano", gritó un vecino que estabaobservando la escena histórica en la estación de Seúl. El presidentesurcoreano, Lee Myung Bak, enseguida envió un mensaje a MissOh: "Ha sido una victoria humana". Algo más: "Tu logro ha reanimadoel espíritu de reto en la gente".
La asiática tiene a todo su país detrás. Se ha convertido enuna estrella. En el cartel de lujo de Corea del Sur, donde tambiénbrillan la patinadora Kim Yu Na, oro olímpico en Vancouver. Laimplicación del Gobierno en la carrera femenina impulsó a OhEun Sun, que ha contado para su última aventura con un presupuestode cinco millones de euros y un equipo de 26 personas de la televisiónpública. Que ella ganara esta carrera era una obsesión. Ademásdel potente patrocinador, Black Yack, con el que lleva desde2002. Su portavoz, Park Eun Joo, celebró el último ochomil deMiss Oh. "Ha hecho historia", se felicitó.
sin noticias Miss Oh emprendió su ataque a la cima un poco antesde las dos de la madrugada, hora nepalí. Habían pasado 13 horasy 16 minutos desde que ella, sus tres sherpas y dos cámaras detelevisión, Ha Young Jung y Kwan Joo Nha, salieran desde el campo4 cuando alcanzaron el pico. Ascendieron en busca del cielo,a más de 30 grados bajo cero, con un fuerte viento -de hasta14 metros por segundo- y con la nieve fresca cubriendoles laspiernas, lo que obligaba a abrir huella con mucho trabajo. Lascondiciones fueron realmente duras y, de hecho, el descenso fuecrítico, ya que al hacer cumbre tan tarde la noche empezó a caeren las curvas del Annapurna mientras los alpinistas descendíanal campo 4. Se apagó el día por completo en la blanca nieve ylos montañeros tuvieron que bajar hasta el campo 4 de noche,a oscuras, sólo la luna llena les iluminaba el camino. De hecho,a última hora de ayer se desconocía el paradero de algunos delos miembros de la expedición de la surcoreana, aunque es probableque ya hubieran rebasado el campo 4.
Llevaba consigo Oh Eun Sun la foto de Go Eun Sun, su compañera,su amiga, su compatriota, su rival en la carrera, que fallecióel año pasado cuando descendía del Nanga Parbat. Se había prometidoa sí misma que la llevaría hasta el pico del Annapurna, esa montañaque ya se le resistió el pasado año, cuando en octubre de 2009ya podía haberse convertido en la primera mujer con 14 ochomiles.El récord, las medallas, la gloria tuvieron que esperar. El destinoquiso poner emoción a las páginas de la historia. El oráculoquiso que la pelea por ver quién era la primera fuese visceral.La primavera de 2010 iba a dictar sentencia. Miss Oh encarabael nuevo año con una sola cima pendiente; Edurne Pasaban y GerlindeKaltenbrunner acechaban con dos picos por conquistar. La austriaca,probablemente la alpinista con el estilo más puro de las tres,se desmarcó. Le apartaron de la carrera las propias montañasque le quedaban por coronar, el Everest (donde se encuentra ahora)y el K2, las dos moles de los ochomiles, los dos colosos; y suspropias intenciones, siempre ajenas a esta disputa. No obstante,la tolosarra iba a dar guerra. Planteó una doble expedición alShisha Pangma -su pesadilla- y al Annapurna para intentar lucharcontra el tiempo. Comprimir el reloj. Pero no pudo encoger losminutos la guipuzcoana y Miss Oh le arrebató el primer puesto.Y eso que el tiempo en los últimos días parecía que le estabaechando un cable, puesto que el día en el que la coreana pretendíahacer cima era el domingo, pero el cielo estaba muy inestabley la idea de llegar a la cima se tornó en imposible. Pero ayersí pudo ser.