Ya lo anticipó Renault con motivo del anuncio del lanzamiento de este nuevo Mega E-Tech. Se trata de toda una revolución en el devenir de la marca francesa, de un golpe de autoridad sobre la mesa para demostrar de lo que son capaces, para convertirse y transformarse en una marca de nivel superior. En definitiva, de una revolución que hará historia.

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Este nuevo modelo, totalmente eléctrico, encabeza una avanzadilla de nuevas incorporaciones y destaca sobre todo por su diseño, funcionalidad, dinamismo, calidad de acabados, completísimo equipamiento y elevada sofisticación. Con una estética a medio camino entre un SUV asfáltico, lo que hoy en día se denomina crossover, y un compacto tradicional por dimensiones (4,21 metos de largura), sorprende por su notable habitabilidad y amplio maletero (hasta 440 litros de capacidad).

La primera impresión al verlo en directo resulta clarificadora. Renault ha creado una estética exterior impactante. Las enormes llantas de aleación de 20 pulgadas de diámetro comparten protagonismo con un frontal refinado, robusto y elegante al mismo tiempo. Las cuidadas formas de todos los elementos de la iluminación, la presencia de líneas cromadas sobre la superficie lateral acristalada, los pasorruedas sobresaliendo al estilo SUV y la amplia proporción de metal respecto al cristal que se percibe visto de lado aportan una sensación de aplomo y solidez incuestionables, acrecentada también por una zaga con aires de cupé deportivo. Con estas credenciales y sabedores de que nos esperaba a los mandos el nivel de potencia más elevado (220 CV frente a los 130 de la versión de acceso y 470 km de autonomía frente a los 300 de la estándar, junto con el acabado tope de gama, Iconic, frente a los Equilibre y Techno), la tentación de tirar de la manilla que se nos acerca automáticamente y pulsar dentro el botón de arranque se antoja irresistible.

En el interior las sensaciones confirman la excelente impresión causada por el exterior. Formas, tamaños, funcionalidad, exquisito diseño, cuidados materiales y un agrado de utilización y precisión en el manejo sencillamente irreprochables hacen que más de uno pueda pensar sin el menor atisbo de duda que se encuentra en el habitáculo del típico coche alemán de alto nivel y marca de lujo. En este sentido, la bajísima sonoridad de la que ya nos anticipaba Renault en la presentación se convierte en otro de los responsables de un placer de conducción más que elevado. La presencia de una amplia dotación digital y de una conectividad a la última completa un panorama que hará las delicias de los amantes de las nuevas tecnologías.

Y llega el momento de la verdad, la hora de conducirlo. Como me decía hace años un comercial de una agencia inmobiliaria: “Los coches son como las casas, a todos nos conquistan por su diseño exterior, pero lo verdaderamente importante es lo que pasa dentro, cómo te sientes en su interior, porque allí es donde vas a pasar la mayor parte del tiempo”. Y en el nuevo Megane E-Tech estamos seguros de que todo el mundo va a disfrutar. Además de espacioso en relación a su tamaño exterior, confortable y tremendamente silencioso, posee unas cualidades de primera. No es un coche deportivo ni lo pretende, pero ofrece una conducción tremendamente dinámica. Sus consistentes y cómodas suspensiones se tragan las irregularidades y aportan una estabilidad y aplomo excelentes, lo mismo en tramos revirados de montaña que en amplias curvas de trazado abierto y alta velocidad. Por autopista lo borda y en ciudad todavía brilla más, ayudado también por un tamaño, agilidad y respuesta de dirección admirables.

El manejo de la mecánica, además de sencillo y fácil, resulta placentero y convincente. Lo único que precisa de nuestra atención en los primeros kilómetros es aprender a aprovechar la capacidad de retención, para recargar baterías durante las deceleraciones, de las levas situadas justo al volante. Así recuperamos electricidad y alargamos la vida de los frenos, por cierto, muy buenos. Todo lo demás se reduce a acelerar y frenar. Sus elevadas prestaciones, con 160 km/h de velocidad punta, cautivan sobre todo por una capacidad de aceleración y recuperación sobresaliente. Adelantar en carretera, especialmente en el modo sport (también dispone de eco y comfort), en un abrir y cerrar de ojos nos aporta un nivel de seguridad verdaderamente valioso, y al que complementa una dotación de asistencias a la conducción también ejemplar.

Al final de la prueba, la sensación de que Renault ha cumplido con lo prometido es más que evidente. Como muchos eléctricos, no es un coche barato (de 35.000 a 46.200 euros o 320 euros de cuota mensual, a los que restar los 7.000 euros de ayudas gubernamentales y la subvención para el poste de carga, del 70 al 80%), pero también está al nivel de los modelos más sibaritas y logrados del mercado, todo un anticipo de una nueva revolución francesa que hará historia.

El nuevo compacto eléctrico de Renault destaca por sus prestaciones y dinamismo y seduce con un confort y silencio de marcha notables

El Megane E-Tech cautiva por su espectacular diseño estético y convence con su funcionalidad y exquisita calidad de realización